Trabajar con Lucca resultó ser el trabajo más agotador que he tenido. Es como si estuviera usando esteroides laborales o algo así. Siempre se trataba de negocios en su oficina, a menos que, por supuesto, su atención se desviara hacia mí.
El día comenzaba temprano y brillante, me despertaba, me vestía con ropa de negocios que resaltaba mi cuerpo más que cualquier cosa que tuviera en mi armario regular, dado que mi ropa tiende a ser muy suelta y cómoda. Tenia que usar lápiz labial, mascara de pestañas y sombra de ojos, supongo que el brío no era lo suficientemente profesional y mi cabello siempre tenía que estar recogido en un moño o una coleta lisa, lo cual era una batalla constante dado que mis rizos ajustados, coquetos y ásperos no siempre eran cooperativos.
Después de mi segundo día en la casa de Lucca, su estilista me llevó de compras, de las cuales no tuve absolutamente nada que decir, simplemente estaba allí para que Otto se asegurara de que todo lo que eligiera para mí se viera igual de genial en mi piel chocolateada.
Después de alistarme por las mañanas, Lucca, quien siempre se veía impecable en sus trajes de diseñador para negocios, y yo, junto con el águila calva y Evert, desayunábamos servidos por Nathaly, luego subíamos a la limosina y nos íbamos a la empresa de Lucca.
La compañía IrLuc Oil Corp. estaba bien resguardada en un rascacielos fascinante pero intimidante. Todos los que trabajaban para Lucca lo respetaban y le temían. En el momento en que entraba al vestíbulo, todos se ponían de pie en señal de respeto y una vez que pasaba por ahí, se apresuraban hacer su trabajo.
Trabajar como su secretaria era intenso y exigente. El día siempre era impredecible. Podía comenzar con buscarle su café y terminar conmigo recogiendo su ropa en la tintorería. Mi día entero consistía en ir y venir de reuniones, tomar notas, programar reuniones, organizar archivos y todo lo demás que se intercalaba, como reservar citas de cena entre él y potenciales socios y clientes, hacer reservaciones y programar horarios de viaje. Sin mencionar el transferir contantemente llamadas de solteras sedientas del soltero más deseado de Limerick.
Lo que lo empeoraba era que mi escritorio estaba ubicado en la gran oficina de Lucca, así que en días tranquilos, cuando no tenia muchas reuniones, sería bastante sofocante estar allí sola con él. Dado que era una hombre de negocios serio, había momentos en los que se concentraba muchos en su trabajo y algo tan simple como dejar caer un bolígrafo podía alterarlo. Sin embargo, también había otros días en los que estaba de buen humor y su principal objetivo era sacarme de mis casillas.
Lucca no parecía llevar bien mi rechazo y siempre intentaba encontrar una manera de irritarme. Me hacía burla, me hacia sentir cosas y luego fingía que no significaba nada. Oh, y debería mencionar que siempre dejaba claro que no era su tipo.
Por eso intento mantenerme alejada de él tanto como sea posible.
Bueno, más fácil decirlo que hacerlo.
-Bésame. -me dijo de repente cuando se acercaba a mí.
-No. -dije mientras me levantaba y él se acercaba más.
-¿Por qué no? -preguntó mientras rápidamente me rodeaba la cintura con su brazo, pegándome a su pecho y reduciendo mis posibilidades de escapar.
-Porque eres mi jefe en este momento y eres un idiota. -afirme mientras luchaba por zafarme de su agarre, aunque no sirve de mucho considerando que tengo fuerza de un ratón en comparación con su fuerza de oso.
-Aww, pero me estás matando aquí. Vamos, solo un beso. Eso es todo lo que pido. -susurró en vo sensual, debilitando mi resistencia.
-Lucca, no. -dije girando mi rostro. Simplemente no se rendía.
-Ves, no soporto que me digan que no. -y así me pegó a la pared por la cintura y aplastó sus labios contra los míos.
Trate de apartarlo, luche y le di una bofetada en el pecho. Pero no sirvió de nada. Cuanto más luchaba, mas parecía disfrutar de su pequeña aventura. Su lengua se sumergió en mi boca cuando jadeé. Le mordí la lengua y él gruño mordiéndome más fuerte. Su agarre posesivo de repente se volvió mas poderoso y me di cuenta de que pelear contra el solo empeoraría las cosas. Ralentice mis débiles golpes, hasta que puse mis palmas planas contra su pecho.
Los labios de Lucca se suavizaron sobre los míos y lentamente me encontré besándolo de vuelta, no es que supiera exactamente que estaba haciendo. Su agarre se relajo en un abrazo más romántico, su palma derecha aterrizo en mi cuello y mejilla y envolví mis brazos alrededor de su cuellos acercándolo más, mientras él me apretaba entre su cuerpo en forma y la dura pared.
De repente, su pierna encontró su camino entre mis pierna encontró su camino entre mis piernas y la pelea comenzó de nuevo. Le envié puñetazos cerrados en el pecho, pero el se río y el estruendo de su cuerpo causó que una descarga repentina me recorriera. Con un suspiro, intente alejarme.
Palabra clave: intenté.
Una vez que pareció haber tenido suficiente de mi insignificante agresión, agarro mis brazos y los sujeto sobre mi cabeza, mientras empujaba su cadera contra mí. En un punto todo su cuerpo estaba presionado contra el mío, mientras su lengua y labios trabajaban maravillas en mi boca inexperta.
Finalmente se separó, colando su frente contra la mía, sus ojos oscuros penetrando en los míos, sus labios a centímetros de los míos jadeantes. Cerré los ojos, beso mis labios suavemente con los suyos, luego se aparto de mí.
Retrocedió con un sonrisa y dijo: -La próxima vez, podrías simplemente decir que sí.
Después se apartó y se río de mi expresión desconcertada mientras su rostro se transformaba en su serio y preguntó desde detrás de su escritorio: -¿Escuchaste lo que dije?
-¿Eh? -parpadeé, mientras mi mente se aclaraba y encontré a Lucca mirándome con una expresión extraña mientras estaba sentado detrás de su escritorio, donde había estado todo el tiempo.
-Dije que necesitaré las notas que tomaste de la reunión con Marcel antes de irnos por el día. -explicó casi exasperado con mi comportamiento.
-Oh, uh sí, lo tendré listo para ti. -dije, mis mejillas ardiendo de vergüenza. Oh, señor mátame ahora. Estaba fantaseando con él, otra vez.
-¿Estás bien? -preguntó viendo mi rostro rojo.
-Sí, sí, estoy bien. -dije y rápidamente intente enfocarme en mi trabajo.
Por temor a todas las cosas terribles que Lucca podría hacerme mientras trabajaba para él, mi cerebro comenzó a generar todos los eventos locos y complicados qu podrían ocurrir entre Lucca y yo. Ninguno de los cuales realmente quería que se convirtieran en realidad. Lucca ya me asustaba lo suficiente, lo último que quería era que me causara cicatricez también.
Dios, realmente necesitaba sacar mi cabeza de la alcantarilla.
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Hola, mis querides lectores💙🌌Espero que les esté gustando lo que va y les agradecería que dejaron sus comentarios, los cuales son incentivos para todo escritor.
¡Gracias de antemano!
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La Mujer de la Bestia
RomantizmTrabajar como camarera en Limerick no era precisamente el sueño dorado de Elowin; siempre anhelaba una nueva oportunidad, una aventura que cambiara su vida. Y como bien dicen, ten cuidado con lo que deseas. Todo cambió en un instante cuando Elowin...