Capítulo 8

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**Hoy me decidí por subirles dos capítulos seguidos, aunque no me comentan, muchas por leer y disculpen si soy mala escribiendo**

Elowin

Los tres meses pasaron como un borrón, con la ayuda de Evert y Nathaly.

Desde el día en que lo rechacé en mi habitación, Lucca ha mantenido su distancia. No intenta nada, ni invade mi espacio personal.  Ya no me molesta, y yo ya no era su principal objetivo, incluso si estábamos atrapados en su oficina durante horas.

Hoy era mi penúltimo día, y estaba feliz de irme de la mansión. No me malinterpreten, Evert y Nathaly son los mejores, pero siempre seré más feliz en casa. Ya que era sábado, no estábamos en la oficina, de hecho Evert y yo estábamos ocupados jugando en la cocina.

Horneando y haciendo un desastre.

-¡Dios mío, Evert, déjame bajar! -me reí mientras él me levantaba.

-Discúlpate. -dijo simplemente.

-No. -reí mientras pateaba mis piernas.

-Está bien. Entonces puedo hacer esto todo el día. -me dio vueltas, haciendo que soltara otra ráfaga de risitas. 

Le arrojé un poco de harina en la frente y él me levantó, sin dejarme bajar.

-¿Te estás divirtiendo? -llegó una voz peligrosamente tranquila desde la entrada de la cocina.

Lucca me miró y Evert me colocó en el suelo.

-Mi oficina. Ahora. -exigió simplemente, sus ojos pegados en mí y mis pies obedecieron rápidamente.

Mientras me dirigía hacía allá, escuché a Evert decir: -Lucca, amigo, no exageres, solo estábamos divirtiéndonos un poco.

-Una palabra más de ti y mostraré exactamente por qué soy el que manda. -escuché a Lucca amenazar, luego se fue.

En el momento en que estuvimos a solas en la oficina, Lucca dio un giro y agarro mi cabello, forzando mi cabeza hacia atrás, mis ojos se encontraron con los cuyos y sus labios estaban a centímetros de los míos.

-¿Te gusta meter cuernos en mi casa? ¿Eh? ¿Te gusta ser una zorra con mis hombres? -preguntó oscuramente y mi corazón comenzó a latir más rápido.

-N-no. Lo siento. -dije, temiendo por mi vida.

-Lamentarás todo esto si te encuentro con él de nuevo. -amenazó, rozando sus labios con los míos.

-¿Por qué siempre haces eso? ¿Por qué? no simplemente me besas? -pregunté suavemente, deseando tanto probarlo. 

Estaba realmente trastornada, él me estaba jalando el cabello y yo estaba preocupada por besarlo.

-No eres mi tipo. -me recordó y eso destrozó mi corazón.

De repente lo empujé y luego lo abofeteé -¿Cómo te atreves? Si no soy tu tipo, ¿por qué demonios te importa si coqueteo con Evert o no? ¡Eh! -dije empujándolo una vez más.

Sus ojos eran aterradores y oscuros mientras decía: -Oh, no me importa que coquetees con Evert, siempre y cuando no lo hagas en mi casa.

-Oh, entiendo. Bueno, menos mal que mañana es mi último día, así que dejaré este infierno y Evert y yo haremos lo que queramos. ¡Y tú no puedes decir nada al respecto! -grité, lo empujé, salí y cerré la puerta tras de mí.

Terminé sin ver a Lucca el resto del día.

Al día siguiente me desperté de buen humor. Empaqué mis cosas con una sonrisa en mi rostro, y cuando hubo un golpe en la puerta, caminé hacía allí con alegría, sabiendo que había pagado mi deuda y dejaría esta mansión y a Lucca atrás para siempre.

Abrí la puerta y automáticamente mi sonrisa desapareció. Allí de pie frente a mí estaba Evert, con una mirada tan fría como siempre.

-¿E-está todo bien? -pregunté cautelosamente, sintiendo su frialdad.

-El jefe quiere verte en la oficina. Ahora. -dijo Evert, con la voz vacía de emociones, era realmente aterrador.

-Evert, ¿estás bien? ¿Hice algo mal? -pregunté mientras puse mi mano en su hombro, pero él rápidamente se apartó.

Retirando mi mano hacia mi pecho, di un paso atrás y suspire tristemente. Cerré silenciosamente la puerta detrás de mi, seguí a Evert, mi corazón latiendo en mi garganta. Cuando llegué, Evert abrió la puerta, me dejó entrar, luego me encerró con el diablo de mirada fría.

-Siéntate. -fue como me saludó.

Me acerque a su escritorio con cuidado y me hundí en la silla. La forma en que me miraba me hacía sentir como una niña a punto de ser regañada.

-Así que los tres meses han terminado y tu deuda ha sido pagada. Me complace informarte que eres libre de irte y que tú y yo nunca tendremos que cruzarnos nuevamente. -dijo recostándose en su silla.

-Vale... gracias. -dije, luego me preparé para irme.

-A menos que... -añadió, haciendo que me detuviera en seco. -quieres quedarte y ser mi secretaria. Has sido de gran ayuda y una trabajadora eficiente, y puedes ir y venir como quieras. Ni siquiera tienes que dormir aquí. -dijo Lucca con una sonrisa.

¿Estaba hablando en serio?

Me encontré estallando en risa ante su oferta, -¿E-estas s-seguro, en serio? -pregunté, luego me doble de risa, mis ojos comenzaron a llenarse de lagrimas y mis costados comenzaron a doler.

-Lo siento, Lucca, pero prefiero cortarme el brazo y comérmelo antes de decidir volver a trabajar para ti. Gracias por la oferta, pero no gracias. -dije mientras me levantaba.

Sus ojos se pusieron duros por un segundo, luego sonrió, sonrió tan encantadoramente, que me puse nerviosa por la forma en que estaba sonriendo.

-Esperaba que dijeras eso. Mira, ahora no tiene opción. Ya no eres mi empleada, pero ahora eres mi prisionera y no irás a ningún lado. -declaró mientras se levantaba. 

-¿Esto es una broma? -me encontré preguntando.

-No. -dijo sin una pizca de diversión.

-¿De verdad esperas que me quede contigo? -cuestioné, levantando una ceja.

-Oh, sí. Si no, Evert muere. -explico simplemente con una mirada mortal.

-No puedes estar hablando en serio. -dije, mi boca de secó.

-Tráelo. -gritó y entro águila calva con Evert.

Forzó a Evert a arrodillarse y puso una pistola detrás de su cabeza.

-Ya sea que decidas quedarte conmigo o lo mato ahora mismo. Luego te mato a ti. -declaró Lucca con una mirada oscura.

-Lucca basta esto no es divertido. -dije, de repente sintiéndome envuelta en miedo.

-Nunca dije que esto fuera una comedia. Acepta quedarte conmigo, o enterraré dos cuerpos esta noche. -anunció y me derrumbe ante sus palabras.

**Narrador**

Elowin tenía miedo, no quería quedarse más tiempo, pero tampoco quería que mataran a alguien por su culpa y menos al chico que ha considerado su amigo durante su estadía en la mansión.

-No entiendo... Lucca, pagué el dinero que debía, ¿qué más quieres de mí? -dijo Elowin mientras miraba con incredulidad los eventos que se estaban desarrollando.

-Tienes razón, lo hiciste, pero el dinero ya no es lo que quiero. ¡Te quiero a Ti! Y siempre obtengo lo que quiero. -siseó Lucca mientras miraba a la hermosa y tímida mujer  frente a él. 

Su miedo, sus lágrimas y su incertidumbre despertaron a la bestia dentro de él, y esa bestia iba a conseguir a esa belleza, sin importar el costo.
 

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Hola, mis querides lectores💙🌌

Espero que les esté gustando, muy pronto abra un capítulo desde la perspectiva de Lucca.

¡Gracias de antemano!

La Mujer de la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora