Capítulo 28

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Lucca

Me despertó el sonido de mi teléfono sonando.

Cuando miré la pantalla, apareció el nombre de Elle, pero dudé en contestar.

Cuando siguió sonando, decidí contestarlo.

-¿Elle?

-Ayuda. -susurró, con la voz débil y entrecortada.

-¿Qué? Elle, no puedo oírte. -dije sentándome, ligeramente en alerta.

-Ayúdame. -sollozó.

-¿Qué está pasando, Elle? -pregunté preocupado, cuando de repente hubo una fuerte explosión acompañado por el grito de Elle.

-¿Elle? ¡Elle! -grité, sin estar muy seguro de lo que estaba sucediendo.

Un sonido que parecía una bofetada resonó a través del teléfono, seguido por la voz de Elle mientras gritada agudamente de dolor, mientras escuchaba sonidos de lucha.

-¡Elle! -grité poniéndome de pie, bajando las escaleras, pero lo siguiente que escuché me paralizó en medio del paso.

-Hola, Lucca. -su voz escalofriante sola me hizo ver rojo.

-Evert. -murmuré entre dientes.

-Un luchador bastante bueno, ¿no es así? -murmuré, mientras escuchaba a Elle jadear agudamente.

Le hicieron daño.

-Evert, te juro que si pones tus manos en...

-¿Qué? ¿Me dispararás? Ya hemos pasado por este camino antes, ¿no es así Elle? -dijo interrumpiéndome.

De repente, mi teléfono emitió un pitido y noté que era una videollamada de Elle.

Aunque mi corazón se desgarraba al ver a Elle en esa situación, tenía que ayudarla.

Acepté y lo que vi hizo que mi corazón se detuviera.

-Elle... -susurré, mientras observaba la sangre y las lágrimas que corrían por sus mejillas rojas y golpeadas.

Sus ojos hinchados miraron el destello de la cámara, podía decir que estaba sufriendo.

De repente, una mano agarró su cabello y su cabeza fue jaloneada hacia atrás bruscamente. Ella sollozó y cerró los ojos, mientras la figura parada detrás de ella finalmente mostraba su cara.

Era Diogo.

-Hey, idiota, ¿te acuerdas de mí? -me saludó, luego tomó a Elle y le plantó un beso en los labios.

Ella se apartó, como esperaba que hiciera, pero luego Diogo, angustiado, le dio una violenta bofetada en la cara.

Ella sollozó y mi sangre hervía.

-¿Lucca? ¿Qué está pasando? -dijo la voz de Nathaly detrás de mí, pero antes de que pudiera esconder el teléfono de ella, su sorprendido jadeo me dijo que ya había visto todo.

-Oh Dios mío, Elle. -dijo colocando su mano sobre su boca. 

-¿Lucca? -me miró, sus ojos ya brillando con lágrimas.

-Lo sé. -la tranquilicé, mientras ponía mi mano en su hombro, luego dije. -Cierra la puerta, despierta a Gill, no salgas de este lugar ni le abras la puerta a nadie. No hagas nada hasta que escuches de mí. -le expliqué, luego antes de cualquier otra cosa, salí de la mansión.

-¿Dónde estás y qué quieres? -cuestioné a Evert.

-Encuéntranos en el almacén. Ven solo, imbécil. Si siquiera siento que el águila calva está contigo, una bala y tu querida Elle ya no estará más. -dijo y ya estaba en camino.

La Mujer de la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora