Capítulo 31

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Elowin

-De acuerdo, tienes razón. Francamente, Elle, no sé en qué punto estamos, no me has dado respuesta, lo que hacías o imagino que hacías conmigo y actúas como si todo estuviera bien. Fue una propuesta de matrimonio, Elowin, te pedí que te cases conmigo, y tú lo estás tratando como una broma. -estalló enfrentándome.

-¡No es cierto! -negué.

-Oh, bueno. -resopló y se dio la vuelta para irse.

-Lucca, ¡para! Para, de acuerdo. -dije saliendo de la cama y colocándome entre él y la puerta.

Él me miró, su rostro tranquilo, esperando.

-Simplemente, acuéstate en la cama y abrázame, ¿de acuerdo? No tengo energías para discutir contigo, y estoy segura de que tú tampoco quieres discutir. Sé que estás esperando una respuesta, pero tienes que pensarlo, hay mucho que tengo que considerar aquí, así solo dame algo de tiempo para asegurarme de tomar la decisión correcta. ¿De acuerdo? -dije, jugando con mis dedos en su pecho.

Suspiró y jadeó, pero luego besó mi cabeza mientras murmuraba -Te amo, estoy tan enamorado de ti. Vamos. -agarró mi mano y me llevó a la cama, se acostó y me hizo acostarme entre sus piernas, con la cabeza y la espalda apoyadas en su pecho.

Cambiamos a Netflix y nos conformamos con algunos episodios de S.W.A.T. , y en algún momento, su mano paró en mi estómago.

No sentí la urgencia de apartar su mano, estábamos cómodos.

Pensé en el Lucca que conocí al principio y en el Lucca que conocía ahora, y no pude evitar sonreír.

Él ha demostrado que me ama, tanto que se esfuerza al máximo. 

Tal vez este hombre pueda hacerme feliz, aunque su forma de hacerlo sea un poco distinta.

No todos los chicos que conozco me tratarían así después de ensuciar sus sábanas esta mañana. Algunos chicos no tienen la paciencia que él tiene conmigo, y algunas mujeres en todo el mundo sufren a manos de un hombre, y aquí estaba yo, enamorándome de un hombre que no era perdecto, pero era mi hombre perfecto.

Sin pensarlo dos veces, me incorporé y me giré mirándolo, -¿qué? -dijo mirándome entre el TV y yo con curiosidad. 

Lo besé suavemente y luego me aparté diciendo -Sí.

Le llevó un minuto darse cuenta de lo que estaba hablando -¿Sí? -dijo sentándose, una sonrisa delineando sus labios y una expresión de incredulidad en su rostro.

-Sí. -reí mientras él me abrazaba y me besaba. 

De repente sentí algo húmedo en mis mejillas.

Los ojos de Lucca estaban cerrados mientras las lágrimas recorrían sus mejillas, -gracias. -susurró contra mis labios, y mi corazón latió fuerte.

-Gracias por romper la maldición.

La Mujer de la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora