Capítulo 11

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Elowin

Pasando tiempo con Nathaly, llegué a conocer mucho sobre ella. 

Ella ha estado cuidando de Lucca desde que era un niño, y cuando su padre falleció, ella se convirtió en su única familia. Evert entró en escena cuando Lucca estaba asistiendo a la universidad, y el águila calva se convirtió en parte del sequito de Lucca cuando su negocio comenzó a expandirse, lo que hizo que él número de enemigos de Lucca creciera.

Después de hablar con Nathaly, me sentí mejor en realidad.

Terminé pasando el resto de mi día con Nathaly, horneamos en la cocina y charlamos por todos lados.

Justo cuando sacábamos las galletas del horno, Lucca entró en la cocina sin camisa.

-Mmm, huele a dulces horneados. -exclamó. Luego se acercó a Nathaly y le dio un beso en la cabeza, mientras agarraba una servilleta y se llevaba cinco galletas solo para él.

Miré con la boca abierta mientras agarraba otras cinco con su otra mano, luego me guiñó un ojo mientras salía.

Nathaly, que notó el intercambio, no hizo comentarios, pero el brillo travieso que de repente iluminó sus ojos no pasó desapercibido. Después de ese interesante momento, decidí ir a mi habitación a descansar. 

Me desperté con los labios de Evert en los míos.

Sorprendida por su intrusión, jadeé y lo aparté.

-¿Qué estás haciendo? -dije mientras intentaba besarme de nuevo.

-Ir a segunda base antes de que lo haga Lucca. -declaró mientras me sujetaba con su codo en la base de mi cuello, mientras su mano comenzaba a bajar mis pantalones deportivos.

-¡Suéltame! ¡Apártate de mí! -grité y luché, pero solo sonrío, mientras continuaba con su tarea.

-¡Evert, detente! -rogué, mientras intentaba patear con mis piernas, pero fue en vano, me montó a horcajadas y, incluso con una rodilla lesionada, todavía era más fuerte que yo.

Traté de quitarle el brazo mientras gritaba -¡AYUDA! ¡ALGUIEN AYÚDEME!

Luego, mis gritos se convirtieron en un grito de dolor, cuando la parte posterior de su mano golpeó mi mejilla brutalmente, justo cuando uno de sus dedos entró en mi

El dolor era insoportable. Nunca me habían tocado ahí, a menos que fuera yo, experimentando conmigo misma, y eso no sucedía a menudo.

-¡No! ¡Oh Dios! ¡Alguien ayuda! -grité antes de que otra bofetada aterrizara en mi rostro, cortando mi labio.

-¡CÁLLATE! ¡NO ACTÚES COMO SI NO QUISIERAS QUE ESTO SUCEDA! No con lo amable y dulce que has sido conmigo. -rugío Evert, mientras forzaba su dedo más profundamente en mí, causando que mis gritos salieran de mi garganta y que mi visión se empeñara con lágrimas.

-¡Ayuda! Alguien... por favor. -intenté una última vez, mi fuerza desvaneciéndose, mientras me encontraba deslizándome hacia la inconsciencia.

-No creo que Elle aprecie que invadas su espacio personal. -dijo Lucca de repente, mientras el águila calva aparecía rápidamente detrás de Evert, colocándole un cuchillo en la garganta.

-Aleja el infierno de ella. -advirtió Lucca en tono mortal.

Evert levantó las manos en señal de rendición, pero yo estaba entumecida que ni siquiera podía moverme para cubrirme.

El águila calva no me miró, mientras escoltaba a Evert afuera, con el cuchillo aún en su cuello.

-Oh, Elle. -exclamó Nathaly mientras se abrió paso pasando a Lucca y me cubrió. Lucca se fue sin decir una palabra. -Oh, pobre niña. -susurró ella, mientras me abrazaba, luego, de repente, me derrumbé.

La Mujer de la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora