Capítulo 1

133 4 0
                                    

BUCAREST, TRANSILVANIA

VERONICA

Abro mis ojos lentamente, mi campo de visión se aclara por completo y me permite ver a un Silas durmiendo profundamente a mi lado.

No puedo evitar sonreír al ver lo tierno que se ve durmiendo tan tranquilamente, siempre se ve así y me gusta.

A mi vista parece un tierno cachorrito.

Me levanto de la cama con cuidado para no despertar al vampiro, observo toda mi ropa tirada en el suelo junto con la de Silas, tomo la mía y me visto.

Anoche no fue una noche tranquila, pero no tengo queja alguna de lo que pasó.

Camino hacia la ventana de la habitación, abro las cortinas y dejo que el sol entre a la recámara.

Bucarest es demasiado hermosa en la mañana, mucho más que Brasov o Londres.

Acabamos de llegar a la ciudad hace un día, ya que queremos un poco de descanso ya que en estos últimos meses el número de vampiros rebeldes ha aumentado por ende el trabajo para la familia real de vampiros.

Nadie tuvo problemas en que tomáramos unas pequeñas vacaciones en Bucarest, todos dijeron que enserio lo necesitábamos entonces venimos y Silas dejó el mando de rey temporalmente a su hermano Alaric quién en estos últimos años ha demostrado no ser ya tan desastroso.

Me siento demasiado relajada, siento una paz que no puedo explicar fácilmente.

Todo ha mejorado en esté lapso de tiempo y también algunas cosas han cambiado.

Los seres sobrenaturales ya no se esconden, han salido de las sombras en las cuáles se encontraban durante mucho tiempo. Con eso se han descubierto muchas otras especies sobrenaturales, cómo lo son los zorros de nueve colas y unas cuántas especies más.

Ahora todos ellos ya no tienen que esconder de absolutamente nadie.

Todos vivimos en armonía cómo siempre debió de haber sido.

También mi pequeño Blakgelus ha dejado de ser ese lindo niño de ocho años, ahora se ha convertido en un adolescente con una personalidad demasiado fuerte. Mi suegra dice que Blakgelus está tomando la personalidad de su padre, espero que por lo menos logré controlar su temperamento ya que podría traerle problemas cómo le pasó a Silas cuándo nos conocimos en el restaurante de mi fallecida tía.

El cabello de castaño claro de mi pequeño se ha oscurecido con el paso del tiempo tomando el tono del cabello de Silas, también su piel se ha palidecido un poco debido a su condición dhampire y sus ojos azules se han vuelto más azules que los de su padre lo que hacen que sean más llamativos.

No tengo la duda que se seguirá convirtiendo en el hombre más guapo del mundo con forme vaya creciendo más.

—¿Nuevamente te vas sin despedirte? —la voz del rey de los vampiros se oye a mis espaldas y después me abraza por la espalda.

—Estabas durmiendo tranquilamente, así que no quise despertarte —le digo —. Te veías demasiado tierno durmiendo.

Me doy la vuelta y quedo frente a frente con el vampiro.

—¿Cómo le haces para estar más hermosa con cada día qué pasa?

—Es mi secreto.

—Que malvada.

Sonrío, acerca sus labios a los míos y nos unimos en un beso lento y cálido.

—Silas...—río al sentir cosquillas —. Tú barba me da cosquillas.

Se aleja.

—¿Te molesta?

Tomo su rostro entre mis manos.

Niego con la cabeza.

—Para nada —le respondo al inmortal —. Me gusta cómo te ves con ella, me enamoras más.

—Es bueno escuchar eso cariño.

Silas ha cambiado también, se ha dejado crecer el cabello y ahora tiene una barba que lo hace ver más maduro y sexy.

Eso se lo debemos a una rosa mística que Alucard creó hace tiempo, la rosa disfraz.

Aún que es un nombre muy poco original él así la bautizo.

La rosa hace el cambio que uno desee en el cuerpo de quién la consume, en el caso de mi marido escogió una barba. Lo hizo para que las personas notarán un cambio y no hubiera problemas que pudieran poner en riesgo a los vampiros.

—Papá... mamá —la voz de Alucard se oye afuera de la habitación —.¿Puedo pasar?

—Un momento cariño —le respondo.

—Bien.

—Rápido, vístete —le digo al oji-azul.

—¿Por qué? ¿No te gusta lo qué ves?

—Ya házlo.

Mi marido solo se ríe y después se coloca su ropa.

Camino hacia la puerta, la abro y me encuentro con el dhampire.

—¿Qué estaban haciendo? —pregunta —.¿Saben qué? No me digan, no quiero detalles no deseo ir a terapia.

—Exagerado —le dice su padre —. Ya no eres un niño Alucard, así que no te hagas el santo.

—Yo no... da igual —responde el dhampire —. Ya el desayuno está listo.

—¿Lo hicieron ustedes? —cuestiono.

—Claro, cuándo Blakgelus y yo nos unimos siempre hacemos cosas realmente buenas —me dice —. Los esperamos en el comedor.

El híbrido se retira.

—Ve el lado bueno —Silas se me acerca —. Somos inmortales así que no nos afectará en absolutamente nada comer lo que hicieron. Estaremos bien.

Ruedo los ojos.

—Aquí el único que no sabe absolutamente nada de cocina eres tú —le digo —.¿Oh has olvidado cuándo Blakgelus cumplió los diez años? Gracias al pastel que le hiciste fue a dar al hospital durante una semana.

—En mi defensa...

—No tienes defensa querido.

Le doy un beso en la mejilla.

—Ve a darte un baño, te espero con los chicos en el comedor.

Toma mi cintura.

—¿Y por qué no te bañas conmigo? Me sentiré un poco solo allá adentro.

—Buen intento galán, pero hay que tomar un pequeño descanso —le respondo.

—Amor...

—Adiós.

Cruzo la entrada de la habitación y dejo al vampiro solo.

Príncipe Vampiro: Resurrección Donde viven las historias. Descúbrelo ahora