PERCIVAL
Ha pasado un día desde el incidente en el festival del pueblo, Blakgelus ha estado encerrado en su habitación desdé entonces y sus padres han intentado de todo para hacerlo salir, hasta ahora no han logrado hacerlo.
El pobre se encuentra demasiado asustado, los hermanos Tepes me dijeron que Blakgelus nunca antes había probado sangre, sus padres no querían que Blakgelus se viera atraído hacia ella.
Está demasiado alterado y yo también, ahora que la Orden del Dragón se encuentra en Bran todo esta terriblemente mal.
El hecho de tan solo pensar que Morgana está cerca de aquí me provoca miedo. Anoche no pude dormir nada pensando en ello, no quiero volver a ser un prisionero de esa maldita organización.
Es un verdadero infierno.
Estoy tratando de no perder la cabeza, he pensado que tal vez el aire fresco me podría ayudar. Es por eso que estoy en el jardín del palacio de los Tepes. La Gran Anciana me ha dicho que el jardín es su lugar favorito para tranquilizarse cuándo las cosas están mal.
Todas las rosas que se encuentran dispersas por el jardín son demasiado hermosas, le dan mucha vida al lugar. Me recuerda un poco a mi hogar en Valaquia.
Recuerdo que cerca de la aldea había un campo de rosas hermoso al que mi abuela solía llevarme de niño. Ese lugar se convirtió en mi zona de juego de pequeño, tengo muy buenos recuerdos de ese lugar.
—¿Te sientes mal cariño? —una voz femenina me saca de mis pensamientos.
Dejo de mirar las lindas rosas, llevo la mirada hacia la Izquierda del lugar y me encuentro con la señora Katrina a mi lado.
—Señora Tepes, hola. No la escuché llegar.
—Los vampiros solemos ser demasiado sigilosos de vez en cuándo —me responde.
—Vaya que lo son.
—¿Te sientes mal? —me pregunta —. Has estado demasiado pensativo y serio últimamente.
—No es nada, por favor no se preocupe.
—Es por la Orden del Dragón ¿No es así?
Suelto un suspiro y solamente asiento con la cabeza.
—Ellos están cerca de aquí, señora Tepes... ya vienen y no se van a detener ante nada.
—Tú... ¿Tienes miedo de volver a ese lugar?
—Bastante, ese castillo... es un verdadero infierno sobre la tierra —le digo a la ex reina —. Ahí solo vi muerte y demasiada crueldad.
—No me puedo imaginar todo el sufrimiento por el cuál pasaste pequeño —comenta la vampira —. Todo lo que tuviste que soportar siendo tan joven.
—Yo... no quiero volver a ese lugar señora Tepes —digo sinceramente —. No lo deseo...
La vampiro se coloca delante de mi y me mira con demasiada tristeza.
—Ay cariño...—ella toma mis dos manos —. Te comprendo perfectamente, de verdad. Pero no te debes de preocupar por absolutamente nada. Tú no volverás jamás a ese lugar.
—Usted no conoce a la Orden del Dragón, especialmente a Morgana. Ella es una bruja que no se detiene ante nada para conseguir lo que desea —digo —. Ella es capaz de prender el mundo en llamas con tal de llegar a lo que quiere.
—Y tú no nos conoces a nosotros Percival, nosotros tampoco nos detenemos ante nada con tal de proteger a los que nos importan. Con tal de cuidar de los nuestros.
—Pero yo...
—Eres de los nuestros ahora pequeño.
—¿De los suyos?
—En el momento en el que cuidaste de mi nieto te volviste parte de nosotros, no vamos a dejar que ninguna bruja malvada te ponga una sola mano encima Percival. No debes de tener miedo mientras estés con nosotros —dice la ex reina de los vampiros de Transilvania —. Te vamos a proteger, no te preocupes.
—Señora...
—Además cuentas con otra persona que te protegerá sin dudar de Morgana —comenta para después sonreír —. Vladimir.
—Vladimir...
—Él te va a proteger sin dudar de ella.
—Él... es un buen hombre, ha sido demasiado bueno conmigo desdé que lo conocí.
—Tú también eres un buen hombre Percival.
—Le agradezco demasiado señora Tepes.
—No es necesario —dice amablemente.
Escuchamos unos pasos, volteamos y en gemelo del actual rey de los vampiros aparece frente a nosotros dos.
—Lamento interrumpir, la Gran Anciana me dijo que Percvial estaba aquí así que...
—No te preocupes hijo, ya me iba —le responde Katrina a su hijo inmortal para luego soltar mis manos —. Los dejaré solos.
La ex reina se retira del jardín y el vampiro se me acerca.
—¿Estás bien? —me pregunta el castaño.
—Ahora si —le respondo al inmortal —. La pequeña charla con tu madre me ha ayudado.
—Ella siempre ha tenido un don para tranquilizar a los demás cuándo todo es un desastre —comenta el vampiro de ojos azules.
—Tu madre es una buena mujer.
—Lo es —responde Vladimir —. Oye... me estaba preguntando si... ¿Quisieras ir a pasear conmigo?
—¿Pasear contigo?
—Todo esto de Morgana y la Orden seguramente te tiene demasiado mal, quiero que te sientas bien completamente —me dice él —. Silas me ha dicho de un lugar en dónde podemos estar tranquilos, es un lugar especial al que él llevaba a Veronica cuándo ella estaba mal.
—Claro, me encantaría —sonrío.
—Genial —el vampiro también sonríe —. Vamos entonces, la motocicleta está fuera.
Asiento con la cabeza y sigo al inmortal hacia la parte delante del castillo de Bran en dónde se encuentra una motocicleta estacionada justo en la entrada al hogar de la familia.
—¿De dónde la sacaste?
—Es de Alaric, me la prestó.
—¿Y si sabes cómo conducir?
—Pequeño...—me mira —. Me he adaptado al nuevo siglo.
—No lo creo del todo ya que te sigues perdiendo.
—Que gracioso eres hadita —dice sarcásticamente el inmortal —. Mi hermano me ha enseñado a conducirla, así que no debes de preocuparte por nada Percvial.
El vampiro sube a la moto.
—Vamos Estrella de Fuego.
Camino hacia la moto y también subo.
El vampiro toma mis manos y las coloca alrededor de su cintura haciendo que mi corazón se intranquilse demasiado.
—Tienes que sujetarme con fuerza —dice.
Me aferro más al vampiro.
—Así está bien.
Él enciende la moto.
—¿Seguro si si sabes?
—No te dejare caer, no te preocupes.
Vladimir arranca la motocicleta y comenzamos nuestro camino hacia aquel lugar.
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Príncipe Vampiro: Resurrección
FantasyTodo ha sido paz y tranquilidad desdé la derrota del legendario cazador de vampiros Abram Van Helsing. La vida de algunos ha cambiado para mejor y una era prospera se ve en el horizonte, sin embargo la oscuridad vuelve una vez más para intentar arr...