Capítulo 21

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PERCIVAL

La ciudad de Brasov es demasiado tranquila y siendo sincero me gusta demasiado el ambiente- Me hace sentirme un poco mejor, aún que por dentro el deseo de acabar personalmente con Morgana sigue.

El hecho de recordar aquel día en que llegaron a mi aldea, el recordar cómo lentamente iban acabando con cada uno de mis conocidos sin piedad hacen que mi odio se vuelva más fuerte.

—¿Estás bien? —el vampiro me saca de mis pensamientos.

Volteo hacia él y cruzamos nuestras miradas.

—¿Qué? ¿Dijiste algo?

—Te pregunte si estabas bien.

—Ah si... estoy bien —respondo.

El vampiro deja salir un suspiro.

—Eres pésimo para mentir hadita —me dice —. Puedo notar claramente que no estás bien.

—Vladimir...

—Estás pensando en Morgana ¿No es así? Escuché todo lo que estabas hablando con Veronica en su restaurante.

—¿Qué dices? ¿Escuchaste todo?

—No me culpes, es la audición vampiríca. No puedo evitarlo —dice el vampiro —. Quieres venganza.

—Si...

—Percival, no puedes dejar que todos esos sentimientos nublen tu juicio.

—Vladimir trata de entenderme un poco, Morgana acabo con todo lo que tenía. Ella mato a las personas que mas me importaban sin piedad —le digo al inmortal —. Me quito a mi familia, me quito a mi abuela. Quiero que ella pague por eso con su asquerosa vida.

—Pero la venganza no es buena, te condena. Te vuelve peor que aquellos que te lastimaron.

Seguimos caminando por la calle hasta llegar a una banca y tomar asiento en ella.

—No quiero que te condenes —dice.

—Ni siquiera tengo un lugar dónde llorarle a mi abuela ¿Te das cuenta? Redujo mi aldea a cenizas. No tengo un lugar en dónde ir a visitarla —bajo la mirada —. Enserio me lo quito todo.

Daría absolutamente todo por tener la oportunidad de volver a ver a mi abuela aún que sea por unos minutos. Le pediría perdón por todo lo malo que le dije, le diría que no se preocupara por nada.

Pero eso es algo completamente imposible.

—Ey...—el vampiro toma mi barbilla con cuidado, hace que suba la mirada y después que voltee hacia él —. Te comprendo, cree mis palabras hadita pero no quiero que manches tus manos con sangre. 

—Vladimir yo...

—Déjame terminar por favor —pide —. Sé que lo que Morgana hizo con toda tu aldea y con tu abuela fue una monstruosidad, claro que merece un castigo por ello y lo obtendrá.

—Si estás hablando del castigo divino no creo que...

—¿Quién está hablando de ese castigo? Tarda demasiado en llegar —dice —. Percival...—toma mis manos y me mira fijo —Morgana pagará por todo lo que ha hecho, haré que sienta el verdadero sufrimiento en la tierra. La haré pagar por lo que hizo, pero... no quiero que tú manches tus manos con su sangre. No te mereces eso.

—Estás... ¿Dispuesto a matarla?

—¿Por ti? Claro, quiero que estés bien Percival —asiente con la cabeza —. Lo único que te pido es que tengas paciencia.

—Vladimir...

Realmente no me esperaba esas palabras de su parte, me ha dejado sin respuestas.

—¿Me puedes prometer eso? —pregunta el hermano del rey de los vampiros.

Siento un nudo en la garganta, no puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas, comienzan a brotar de mis ojos y a bajar lentamente por mis mejillas.

—Lo siento...—le digo mientras trato de calmarme —. Hacía demasiado tiempo que nadie... se preocupaba, después de haber sido un prisionero había olvidado lo que se sentía.

Vladimir muestra una sonrisa y después con sus dedos limpia las lagrimas que se encuentran en mi rostro.

—¿Puedes tener paciencia Estrella de fuego?

—¿Estrella de fuego?

—Tengo que comenzar a ponerte más apodos, no únicamente puedo estarte llamando hadita. Tengo que tener un largo repertorio.

Rio por su comentario.

—Así está mejor, luces mejor cuándo sonríes —comenta —. Te ves más adorable.

Mis mejillas comienzan a arder por una extraña razón.

¿Acaso me sonrojee?

—¿Qué pasa? —pregunta el vampiro —. Te has puesto rojo cómo un tómate ¿Estás bien?

—Ah si... me encuentro bien, no te preocupes —le respondo.

—¿Seguro?

—Si...—asiento con la cabeza —. Estoy bien.

—Bien, si tú lo dices confiaré —dice —.¿Si podrás esperar un poco?

Asiento nuevamente.

—Bien...—acaricia mi mejilla derecha —. Ya no pienses más en esa bruja... mejor piensa en ser feliz, es lo que tu abuela hubiera querido.

—Está bien —sonrío —. Gracias Vladimir.

—De nada Estrella de fuego.

Mi corazón está latiendo rápido, nunca antes me había pasado algo cómo esto.

¿Qué me está pasando?



Príncipe Vampiro: Resurrección Donde viven las historias. Descúbrelo ahora