Capítulo 42

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BLAKGELUS

El bosque por el que estamos paseando me es muy familiar, esté es el bosque en dónde se encontraba aquella aldea de cuarta que destruí hace siglos atrás. La aldea Colmillo, hogar de esos aldeanos de cuarta que imploraron por sus patéticas vidas cuándo me tenían delante.

También era el hogar de Esther Tudor, la humana que tantos problemas me dio junto con Vlad, la amada madre de Alucard.

—Esté bosque es muy tranquilo —comenta la cazadora Lizbeth mientras viene tomada de la mano con Alucard —. Es hermoso.

—Es lindo si —comento —. Pero es una verdadera lástima que sus suelos estén manchados con sangre.

—¿Qué quieres decir? —me pregunta el rubio.

Dejo de caminar y doy la vuelta.

—Tú sabes bien lo que quiero decir.

—No, no lo sé —responde y deja de caminar junto con su novia.

—Esté bosque está llenos de fantasmas.

—¿Fantasmas? —Lizbeth me mira sin entender.

—Del pasado —digo —. Esté bosque era el lugar en dónde se encontraba la antigua aldea Colmillo. De hecho estamos demasiado cerca de sus ruinas en estos momentos. Me imagino que para mi hermano aquí presente debe de ser complicado tener que pisar esté bosque, los fantasmas deben de estar invadiendo tu mente ahora mismo ¿Oh no Alucard?

El rubio me mira sin entender.

—Blakgelus ¿Por qué dices eso?

—Nada más quiero que te sientas bien, que sueltes todo lo que no has podido. Después de todo somos familia, quiero que mi hermanito ya no sea atormentado más por su pasado.

—Mi pasado ya no me afecta hermano.

—Eso dices, pero... ambos sabemos que un evento tan traumático cómo el que viviste de pequeño no es para nada fácil de olvidar Alucard —le respondo.

—Pues yo lo he hecho.

—¿De verdad? —cruzo los brazos —.  Alucard, Alucard, honestamente... no te creo. Tal vez en el pasado si, pero ahora ya no. He crecido y me doy cuenta de muchas cosas. Cómo tu sufrimiento.

—Hermano...

—Dime Alucard ¿Has olvidado al Dragón? 

—¿El Dragón?

—Si, él estuvo apunto de volver de entre los muertos hace poco. Debió de haber sido complicado el saberlo, después de que te cazo cómo un maldito animal.

La mirada del dhampire se vuelve un poco seria.

—Él destruyó tu aldea, mató a tus amigos lenta y dolorosamente hermano. También asesino a tu madre cómo una simple pulga.

—Blakgelus no sé por que estás diciendo todo eso, pero basta.

—Hermano, yo solo quiero que estés bien.

—Entonces deja de hablar de ello por favor, cómo hermano mayor te lo estoy ordenando.

Me rio.

—¿Qué te causa risa?

—Nada... nada...—me doy la vuelta —. Solo que... tu intento de ocultar que todo está bien dentro de esa cabeza hibrida tuya es tan... chistosa.

Avanzo y dejo a los novios atrás.

Estoy comenzando a penetrar esa mente nuevamente, tal cómo lo hice hace años cuándo él era un niño. Tan solo un poco más y el dhampire recordará quién es en verdad.

El dhampire aparece frente a mi y me bloquea el paso.

—¿Ahora qué hermano? —le pregunto.

—¿Qué es lo qué te pasa? En el castillo te mostrabas demasiado serio, demasiado enojado de la nada y ahora dices esto ¿Qué te pasa?

—No lo sé, tal vez... estoy perdiendo la cabeza —respondo —. Por si lo haz olvidado ¨hermano¨me usaron en un ritual extremadamente doloroso para traer de vuelta a tu abuelo. Tal vez estoy comenzando a odiar todo lo relacionado con él —me le acerco —Cómo a su nieto —le susurro al oído derecho.

Me alejo y el dhampire me mira fijo.

—Blakgelus...

—Anda, quítate de mi camino... sangre impura.

Los ojos de Alucard se abren demasiado, he dado en el blanco.

De niño constantemente lo llamaba así.

—¿Qué pasa Alucard? —le pregunto —.¿Dije algo?

Él no responde.

Subo la mirada.

—Deberíamos de volver, está oscureciendo y podría ser malo para ti.

—¿Por qué?

—Por que podrías recordar cosas que no quieres recordar.

—¿Qué cosas?

—¿Recuerdas cómo corrías, pequeño Alucard? Tu aliento agitado, tus pasos desesperados en la oscuridad... ¿Dónde creías que podías esconderte?

—Hermano...

Me coloco detrás del rubio.

—El sonido de los pasos de los soldados detrás de ti... 

—¿Por qué lo estás haciendo? ¿Por qué?

—Por que odio todo lo que tenga que ver con Vlad el Dragón ahora... arruino mi vida.

—También la mía.

—Pero no te usaron en un ritual doloroso ¿Oh si?

—Blakgelus...

—Cazarte fue casi demasiado fácil.

El dhampire se da la vuelta, me golpea, me hace volar por los aires, choco contra un árbol y después caigo al suelo.

Justo lo que quería.

—¡Alucard! —grita Lizbeth a lo lejos.

Volteo y la veo correr hacia mi.

—¿Estás bien sobrino? —me pregunta ella.

—Si...—respondo —. No te preocupes tía.

Ella me ayuda a levantarme.

—¿Qué te sucede? —ella mira a su novio —.¿Por qué lo hiciste?

—Lo siento, yo no quería hacerlo —dice —. Lo que pasa es que yo...

Los reyes llegan al lugar corriendo.

—¿Qué fue lo qué pasó? —pregunta Silas.

—Alucard se volvió loco, me atacó.

Ambos miran al rubio.

—Yo... lo siento... de verdad, no sé que me pasó.

Él se transforma en un cuervo y se va volando.

Justo lo que quería, fue divertido.



Príncipe Vampiro: Resurrección Donde viven las historias. Descúbrelo ahora