Capítulo 13

37 4 0
                                    

VLADIMIR

—Aún Blakgelus se ve mal —comenta el hada mientras observa al dhampire recostado en el suelo —. Esto ya no me está gustando nada.

Tiene la razón, desdé que esa bruja uso su magia en él Blakgelus no ha mejorado en nada.

Sigue estando débil.

—Lo sé —me acerco al niño, lo tomo con cuidado entre mis brazos y después lo cargo —. Tenemos que salir de esté bosque para llevarlo a Bran.

Percival no dice nada solamente asiente con la cabeza.

Seguimos nuestro camino entre la espesa naturaleza de los bosque de Valaquia, el tiempo pasa lentamente, el sol se está comenzando a ocultar lentamente en el horizonte y mi sobrino aún sigue estando en las mismas condiciones lo cual me causa demasiada preocupación.

Necesito sacarlo del bosque lo más rápido que pueda, no puedo permitir que su estado empeore más. 

Pasan unos minutos más y los árboles nos dejan ver a lo lejos unas pequeñas construcciones, caminamos lentamente hacia ellas y pronto nos vemos rodeados por muchas más. Son casas, casas demasiado viejas, todas están siendo consumidas por la naturaleza poco a poco.

—¿Qué es esto? —pregunta el hada de fuego mientras observa nuestro alrededor —. Es un pueblo ¿Qué hace un pueblo en medio del bosque?

—Un pueblo en medio del bosque..—comento y llamo la atención de Percival —. Esté... debe de ser el pueblo de Sângeroase.

—¿Sângeroase? —el hada suena confundido —. Vladimir ¿Conoces esté lugar?

Asiento con la cabeza.

—Es un antiguo pueblo que data de la época de Vlad el empalador... mi ancestro —digo —. Había escuchado historias sobre el antes de irme. Según mi padre... Vlad venía mucho a esté pueblo por que era demasiado tranquilo. Mi padre también dijo que mi ancestro incluso construyó un pequeño castillo aquí para pasar un tiempo- Antes era un pueblo lleno de personas amables.

—¿Qué le pasó a las personas?

—Se fueron.

—¿Por qué?

—No lo sé.

—Mamá...—dice un dormido Blakgelus —. Papá...

—No podemos seguir más —dice Percival —. Está por anochecer nuevamente, necesitamos un lugar para dormir.

—Entonces vamos —respondo.

Avanzamos entre las viejas y deterioradas casas. Con forme vamos caminando nos encontramos con una iglesia, una pequeña plaza con un pozo completamente seco y más casas destruidas. Esté pueblo si que es muy grande, no entiendo que fue lo que pasó para que todos sus habitantes tuvieran que dejarlo atrás.

Según las historias esté lugar tenía mucha vida y sus personas eran demasiado felices aquí.

Seguimos adentrándonos más en el viejo pueblo de Sângeroase hasta encontrar el viejo castillo de Vlad.

No es un castillo muy grande y su fachada es algo tétrica.  

—Esté lugar..—Percival observa la vieja morada de mi ancestro —. Da miedo.

—Pero se mantiene firme, cosa que no puedo decir de las casas del pueblo. Tenemos que pasar la noche aquí —le digo al sobrenatural.

Avanzo hacia la entrada del castillo, el hada me sigue, la puerta del palacio se encuentra entreabierta, la cruzamos y los viejos pasillos llenos de polvo y telarañas nos dan la bienvenida.

—Tiene una vibra... pesada —comenta el hada de fuego.

—Lo sé.

Caminamos entre sus desolados pasillos un poco hasta encontrar otra puerta, Percival la abre, la cruzamos y llegamos a un gran salón, el lugar cuenta con unas dos grandes ventanas góticas, con vidrieras de colores que aún brillan tenuemente cuando la poca luz del sol se filtra a través de ellas.

También hay varios sillones y sofás tapizados en terciopelo rojo oscuro, están dispuestos en el centro de la sala. El terciopelo está desgastado y descolorido, con algunas partes rasgadas y expuestas, mostrando la tela subyacente. Una enorme chimenea de piedra domina una de las paredes. Aunque la chimenea está vacía y fría, el hollín negro aún mancha su interior, y una viga de madera sobre el hogar sostiene antiguos retratos de Vlad enmarcados.

Bajo los muebles hay una alfombra de gran tamaño. Sus colores alguna vez vibrantes han desvanecido a tonos apagados, y muestra signos de uso extremo con bordes deshilachados y áreas desgastadas hasta la urdimbre.

 Del techo cuelga un candelabro de hierro forjado, sus velas largas y delgadas ya derretidas y caídas. Otros candelabros de pie se encuentran en las esquinas, todos ellos apagados pero aún en pie. Varias estanterías llenan las paredes, repletas de libros encuadernados en cuero que están polvorientos y en mal estado. Algunos libros están tan deteriorados que sus páginas se han fusionado con el paso del tiempo.

—Aquí podemos pasar la noche —digo mientras camino hacia uno de los sillones de lugar.

Dejo con cuidado a mi sobrino sobre el sillón y después uso mi abrigo para cubrirlo un poco.

—Se nota que a tu ancestro le gustaba mucho leer —comenta Percival.

Volteo hacia el lugar en dónde se encuentra él y veo al hada inspeccionando una de las estanterías.

—Vlad era alguien muy preparado por lo que sé —me acerco a él y me coloco a su derecha —. Tenía que tener mucho conocimiento si o si, era alguien importante.

El hada se dirige hacia una de las ventanas.

—¿Seguro qué estaremos bien aquí?

—Si —me le acerco —. Lo estoy.

—Eso espero... realmente eso espero

—¿Qué pasa? 

—Morgana no se va a detener hasta encontrarnos.

—Le tienes miedo.

—Si, mientras estuve prisionero, vi cómo ella mató a demasiados sobrenaturales que no le servían para su objetivo. Tiene un poder muy peligroso, lo viste Vladimir. Yo... no deseo volver a pasar por ese tormento nuevamente. No quiero ser testigo de más muertes inocentes —dice mientras mira el exterior por la ventana.

—Ey...—tomo el hombro derecho del chico, él da la vuelta y quedamos frente a frente —. No temas.

—Me pides imposibles.

—Morgana no te atrapará, ni a Blakgelus.

—¿Qué nos garantiza eso? —me cuestiona él.

—Yo —respondo —. Yo lo garantizo Percival, no dejaré que ella les ponga una sola mano encima. Saldremos de bosque juntos sanos y salvos, voy a proteger a mi sobrino y te voy a proteger a ti.

—Vladimir...

—Te doy mi palabra hada, mientras estés conmigo esa bruja no te a capturar. Te cuidaré así que no te preocupes por absolutamente nada —le digo —. Así que no temas ya, nada malo te va a pasar —muestro una sonrisa.

Realmente tiene miedo, lo veo en sus ojos. 

Me da pena, de verdad.

Tengo que cuidarlo, él ha pasado demasiado dolor. 

No puede hacerlo más.



Príncipe Vampiro: Resurrección Donde viven las historias. Descúbrelo ahora