Capítulo 35

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BLAKGELUS

Escucho unos pasos, abro mis ojos y mi papá y la abuela Katrina aparecen delante de mi celda.

La abuela trae en sus manos una taza.

—¿Qué están haciendo aquí? ¿Alucard no les dijo qué no quiero ver a nadie?

—Lo hizo —responde mi papá —. Pero no vamos a dejarte solo para que te hundas.

—Ya estoy hundido, no te preocupes papá.

El rey de los vampiros abre la celda y ambos inmortales entran en mi encierro.

—¿Qué están haciendo? Soy peligroso, aún tengo hambre, todo en mi en estos momentos está mal.

—Es por eso que hemos venido con esto cariño —responde la abuela Katrina refiriéndose a la taza en sus manos.

—¿Qué es eso? —le pregunto.

—Un té especial que te ayudará a contener los impulsos de beber sangre humana —dice papá —. Esté té tiene la rosa del vampiro.

—La rosa del vampiro... ¿Es la qué estás usando desdé hace años para contenerte?

—Es la que usaba, hasta hace poco tiempo. No me atrevía a dejarla por miedo de lastimarlos a ustedes en un descontrol, pero tu madre me dió el valor de hacerlo y ahora me sé controlar perfectamente sin ella —dice el rey de los vampiros de Transilvania —. Te ayudará cómo me ayudó por mucho tiempo Blakgelus.

—La rosa del vampiro solamente es para vampiros, yo no soy del todo vampiro ¿Lo has olvidado? Soy mitad humano y mitad inmortal. Soy completamente diferente a ustedes —le digo a mi padre —. No me ayudará, la rosa del vampiro no es para dhampire.

—No lo sabremos si no lo intentas hijo.

La abuela se me acerca, se arrodilla frente a mi y me extiende la taza de té especial.

Dudo demasiado que la rosa del vampiro pueda ayudarme, no soy cómo ellos.

Tomo la raza.

—Bebe todo cariño —me dice la pelirroja.

Obedezco a la ex reina de los vampiros y comienzo a beber lentamente el té hasta no dejar absolutamente nada de el en la taza.

Sabia demasiado amargo, no entiendo cómo papá podía beberla o mamá.

—Sabe horrible ¿No podían ponerle azúcar?

La abuela se ríe y le entrego la taza.

—Madre ¿Podrías dejarnos a solas? —le pide papá a la abuela.

—Claro —responde.

Ella se pone de pie y después abandona los calabozos del castillo de Bran.

Papá se me acerca y tranquilamente se sienta a mi lado izquierdo.

—¿Cómo está el tío Vladimir?

—Bien —responde —. No lo golpeaste tan fuerte, sigue siendo el mismo de siempre.

—Debes de estar demasiado molesto conmigo en estos momentos papá.

El rey voltea hacia mi, hago lo mismo y cruzamos nuestras miradas.

—¿Por qué piensas eso? —pregunta.

—¿Enserio me estás preguntando eso? Actúe mal papá, actúe cómo un monstruo —le respondo al rey de los inmortales —. Mate a una mujer, lastime a la tía Lizbeth, lastime al tío Vladimir, por poco los mato a ustedes y expuse a los vampiros en Brasov ¿No son suficientes razones por las cuáles deberías de estar demasiado enojado conmigo?

—Hijo...

—Soy una vergüenza para ti, lo lamento mucho papá. Lamento no ser el hijo que quieres.

—Ven —me pide.

Me le acerco más coloco mi cabeza sobre su hombro.

—No eras tú campeón, la sangre te había nublado completamente el juicio, no sabías lo que estabas haciendo —dice —. No eres ninguna vergüenza para mi, eres mi mayor orgullo Blakgelus. Siempre seré así hijo, nunca pienses lo contrario.

—¿De verdad puedo seguir siendo tu mayor orgullo después de todo esto?

—Si —responde con firmeza.

—Papá...

—Todo esto comenzó por que salvaste a tu madre, preferirse arriesgarte a algo completamente desconocido antes de que la lastimaran. Eso, fue noble hijo.

—Ustedes son lo más importante que tengo, nunca dejaría que los lastimaran.

—Y nosotros jamás dejaremos que te lastimen a ti.

Si perdiera a mis padres, para mi sería el fin del mundo. Ellos son lo único bueno de la vida cómo un dhampire.

—¿Cuánto tarda la rosa en hacer efecto?

—Es rápido, ya debió de haber comenzado.

—No siento nada.

—No pasa nada, que no lo sientas no quiere decir que la rosa no esté ayudando a combatir la ansia.

Papá rompe las cadenas de mis manos.

—¿Qué haces? —quito mi cabeza de su hombro y volteo hacia el rey vampiro.

—Vamos a salir —me responde.

—¿Salir? ¿A dónde?

—A un lado donde puedas estar tranquilo un rato.

Se pone de pie y me extiende su mano izquierda.

—¿Vienes?

—Papá...

—No planeo dejarte en esté lugar más tiempo, eres mi hijo.

—Pero puedo perder...

—La rosa está en tu sistema en estos momentos, te prometo que estarás bien. Confía en tu padre Blakgelus ¿Si?

Me le quedo viendo, suelto un suspiro y después tomo su mano.

Él me ayuda a levantarme, después ambos salimos de la celda y comenzamos a caminar hacia la salida de los calabozos.

Realmente espero que el sacarme no provoque más problemas, ya no podría con más.

Príncipe Vampiro: Resurrección Donde viven las historias. Descúbrelo ahora