Capítulo 30

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PERCIVAL

Abro mis ojos de a poco en poco, cuándo mi vista se aclara por completo me deja ver al vampiro Tepes profundamente dormido a mi lado. Él se encuentra abrazándome de una manera muy protectora, me hace sentir nervioso.

Aún seguimos en el campo de rosas, pero no recuerdo a que hora me quedé dormido.

Observo al vampiro dormir tranquilamente, ahora que lo veo así no puedo evitar sonreír.

Cuándo duerme se ve tan tierno.

Intento quitar sus brazos de mi cintura, pero el vampiro despierta y me sujeta con más fuerza.

—Es grosero irte sin despedirte —dice.

—Y-yo lo siento —le digo —. No sé a que hora me quedé dormido.

—Lo hiciste después de ver el atardecer, caíste cómo un bebé.

—L-lo siento...

—Deja de disculparte, no hiciste nada malo. Estabas demasiado cansado, es entendible. Honestamente te veías tierno durmiendo.

Mis mejillas arden por su comentario.

Lo miro fijamente y él a mi, bajo mi mirada hacia sus labios y no puedo evitar morder mi labio inferior. No sé que demonios está pasándome en estos momentos, nunca antes había experimentado algo parecido.

El vampiro comienza a acercar su rostro lentamente mientras que yo me encuentro totalmente perdido en sus labios fríos. Su respiración choca contra la mía y cuándo estamos más cerca que nunca el tel vampiro comienza a sonar.

Vladimir rápidamente se aleja, saca su teléfono y lo observa.

—Carajo.

—¿Qué pasa? —pregunto.

—Es Silas, Blakgelus se ha escapado y está fuera de control —dice.

—¿Qué?

—Mordió a Lizbeth.

—¿A Lizbeth? ¿Ella está bien?

—No lo sé, Silas y Veronica han salido a buscarlo por todo Bran, hay que ayudar.

Asiento con la cabeza y rápidamente nos ponemos de pie.

Nos apresuramos a regresar al lugar en  dónde se encuentra la motocicleta, subimos y el vampiro arranca rumbo a Brasov ya que Vladimir quiere recorrer esa ciudad mientras que su hermano y su cuñada recorren el pueblo.

—Sabía que esto iba a pasar —comenta Vladimir mientras conduce la moto —. Mi sobrino realmente se veía afectado, era solo cuestión de tiempo para que su cuerpo le pidiera sangre. Cuándo eres novato te es completamente imposible parar, lo sé bien.

El vampiro se muestra muy preocupado por su sobrino, sé que no es para menos. Un dhampire descontrolado puede ser algo realmente peligroso. Además cuándo él se dé cuenta de lo que está haciendo se sentirá peor de lo que ya se sentía el pobre.

Vladimir sigue conduciendo unos minutos hasta que por fin llegamos a Brasov, el gemelo de Silas llega hasta la plaza de la ciudad, estaciona la moto y después bajamos de ella.

—¿Dónde comenzamos? —lo miro.

—Pues...

El grito de una mujer interrumpe las palabras del vampiro.

—Por ahí.

El inmortal corre hacia el callejón del cuál vino el grito, voy detrás de él, nos adentramos en el callejón y a lo lejos podemos ver a una mujer castaña tirada en el suelo en medio de un charco de sangre.

Príncipe Vampiro: Resurrección Donde viven las historias. Descúbrelo ahora