Capítulo 37

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VERONICA

El restaurante ha cerrado después de un largo día de trabajo, con todo lo que ha pasado me costó demasiado trabajo el concentrarme en el negocio. Pero con el mensaje que recibí está tarde de Silas diciendo que había sacado a Blakgelus del calabozo del castillo y lo ha llevado a dar una vuelta para ayudarlo un poco de tranquilidad llegó a mi.

Silas me pidió que dejara todo esté asunto en sus manos, así que debo de confiar en él.

—Oye...—Sebastián se me acerca.

—¿Si? —cierro la caja y observo la vampiro.

—¿No notas a Percvial un poco raro?

—¿Un poco raro? —no sé a que se refiere.

—Ahora que lo mencionas...—mi hermana llega y se coloca a mi izquierda —. Es verdad. Percvial ha estado demasiado raro desdé que abrimos el restaurante está mañana, se la ha pasado sonriendo y suspirando. También puedo ver un brillo demasiado especial en sus ojos.

Llevo la mirada hacia el hada y lo veo cerrando acomodando las sillas del restaurante.

No veo absolutamente nada raro en él, es el mismo Percvial de siempre.

—No veo nada raro —comento.

—Entonces estás completamente ciega —dice Lizbeth —. Percvial está mega raro.

—No.

El hada termina de acomodar las sillas y después viene hacia nosotros tres.

—Ya he terminado de acomodar todas las sillas del restaurante —dice el sobrenatural una vez llega a nosotros —.¿Hay algo más?

—Si, ahora que lo mencionas hay algo más —le responde el marido de Alaric al hada.

—¿Y qué es? —cuestiona el hada de fuego.

—Necesitamos que nos digas el por que de tu comportamiento tan extraño.

—¿Comportamiento extraño? —el hada se muestra confundido.

—Si, has estado sonriendo todo el día y suspirando —le dice mi hermana mayor —.¿Qué es lo qué te pasa? —ella cruza sus brazos —Pareciera que estuvieras completamente enamorado Percival.

Él muestra una sonrisa.

—Oh por Dios...—mi hermana se sorprende —.¿Estás enamorado? ¿No es verdad hada?

—Bueno...—él se pone un poco nervioso.

—Esto se va a poner bueno, con lo que adoro el chisme —comenta Sebastián.

—¿Quién es el afortunado o afortunada? —le pregunta Lizbeth al hada algo emocionada.

—Yo...

—Ya hasta Lizbeth, déjalo en paz —le digo a la cazadora —. Si Percival tiene a alguien especial en su vida está en todo su derecho de mantenerlo en secreto. No sean unos pesados con él.

—No, no, no. Está bien Veronica, se los voy a decir, ustedes son lo más cercano que tengo ahora de una familia así que creo tienen que saberlo, además creo que tarde o temprano se van a enterar.

—¿Si hay alguien? —pregunto.

—Si —el hada asiente con la cabeza —. Me enamoré.

—Ay...—me acerco al hada y tomo sus manos —. Me alegro mucho por ti Percival, el amor es algo realmente mágico.

—Lo es —vuelve a sonreír.

—Ya dinos quién es, necesito chisme —le dice Sebastián.

Definitivamente siempre un infantil.

Príncipe Vampiro: Resurrección Donde viven las historias. Descúbrelo ahora