Príncipe Vampiro: Resurrección

Capítulo 25

BLAKGELUS

Puedo ver las calles de Bran llenas de personas desdé el balcón de mi habitación, el festival ya ha dado comienzo y la música ha inundado también todo el lugar.

Jamás había visto así las calles antes, los Tepes son los invitados de honor del pueblo ya que mi familia cooperó demasiado para celebración de este año.

Me alejo de mi balcón y me acerco a la cama en dónde se encuentra mi chaqueta negra.

La tomo y después me la coloco.

Abandono mi habitación y camino directo hacia la salida principal del castillo de Bran. Ya en las grandes puertas me encuentro con mi madre. Ella se encuentra acompañada por mi hermano, por el tío Sebastián, por la tía Lizbeth, por Percival y por todos mis tíos paternos.

Absolutamente todos están listos para pasarla bien el festival.

—¿Dónde está mi papá, la Gran Anciana y la abuela? —pregunto.

—Ellos ya se encuentran en el pueblo, tenían algo que hablar con los organizadores pero nos alcanzan después —responde la tía Elizabetta.

Asiento con la cabeza sin responder.

—¿Ya estás listo? —pregunta mamá.

—Si —le digo a la reina de los vampiros —. Ya podemos irnos.

—Bien, entonces vámonos.

Todos dejamos atrás el castillo de los Tepes y comenzamos a caminar hacia el pueblo.

Nos adentramos en sus calles perfectamente decoradas para la ocasión y comenzamos a hacernos paso entre todas las personas que han asistido al festival.

—¿Emocionado? —me acerco al hada.

—Un poco —me dice —. Este es mi primer festival, quiero conocer absolutamente todo lo que haya.

—Te vas a divertir, yo también estoy demasiado emocionado por esto.

—¡Huy! —la tía Katherine se detiene y desvía la mirada hacia la izquierda —. Son manzanas acarameladas, yo quiero una.

La vampiro va emocionada hacia el señor de las manzanas.

—Katherine siempre actuando cómo una niña pequeña —el tío Alaric cruza sus brazos.

—Si dejará de actuar de esa manera hermano, no sería Katherine —le responde el tío Vladimir —. Honestamente no quiero que cambie esa personalidad tan llena de vida.

El vampiro voltea hacia el hada.

—¿Vamos a explorar el festival?

—Claro —Percival asiente con la cabeza.

—Bien, entonces los veremos luego.

—Nos veremos en la plaza para los fuegos artificiales —le dice mamá —. No lleguen tarde.

—No te preocupes cuñada, llegaremos a tiempo.

El hada y el vampiro se despiden de nosotros y después se alejan para disfrutar por su cuenta del festival.

—Nosotros también nos vamos por nuestra cuenta —Alucard llama la atención de todos.

—Tengan cuidado —les dice mi madre —. Y tampoco lleguen tarde a los fuegos artificiales.

—Hermana llegaremos a tiempo —responde la tía Lizbeth —. Nos vemos más tarde.

Ella y mi hermano también se van.