Capítulo 41

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BLAKGELUS

—Hola sobrino —la hermana de mi madre entra en la sala de estar acompañada por Alucard.

—Tía, hermano —los saludo sin apartar la mirada del libro que estoy leyendo.

—¿Tú estás leyendo un libro? —pregunta el rubio.

—Si hermano ¿Qué tiene?

—Es que... tú no eres de libros.

—Siempre hay una primera vez para todo, hay conocimientos que solo se pueden obtener mediante una lectura —cierro el libro y miro al dhampire.

—Vaya... sonaste muy maduro —dice él.

Suspiro.

—¿Qué podía esperar de un medio-vampiro cómo tú? —me pongo de pie.

Alucard toma mi brazo derecho y me detiene.

—¿Qué? —lo vuelvo a mirar.

—¿Qué dijiste hace un momento? —me pregunta.

—Que eres un ignorante —le digo al híbrido.

Él se me queda viendo fijo.

—¿Qué te pasa? ¿Tengo monos en la cara?

—Tú...

—Ya déjame —hago que me suelte.

Camino hacia la salida del gran salón, me dirijo directo hacia mi habitación, llego, abro la puerta, entro en la recamara, arrojo el libro sobre la cama y voy hacia la ventana.

La abro y dejo que el aire entre a la habitación.

—¿Sabes? Creo que deberías de anunciar que te vas a aparecer —digo al sentir una presencia a mis espaldas.

Doy la vuelta y Morgana aparece frente a mi.

—Lo lamento mi señor, no volverá a suceder —dice la bruja.

—Eso espero, ahora que mi alma ya no está en ese tonto collar tu inmortalidad se ha ido. Puedes morir cómo cualquier bruja tonta —comento —. Cualquier tontería que cometas puede salir caro.

—Entiendo mi señor.

—Más te vale.

—¿Ahora qué sigue señor? —me cuestiona —.¿Cuándo recuperará lo qué le quitaron? Ya es todo poderoso estando en el cuerpo del dhampire.

—Un buen plan requiere de pasos esenciales para que funcione, primero necesito de algo importante para comenzar con la restauración de mi reino.

—¿Algo importante?

—Mi espada.

—¿Su espada?

—Así es, la gran espada Colmillo de la Noche. Es una espada muy diferente al resto —le respondo a la mujer —. Esa espada fue creada por una de tus antepasados para mi. Esa espada tiene la increíble habilidad de tomar el poder de cualquier fuente sobrenatural. Ya sea de objetos, vampiros o seres cómo tú. La necesito con urgencia.

—¿Sabe en dónde está?

—No, la última vez que la vi fue antes de mi muerte. He estado investigando la biblioteca de esté tonto castillo pero no he encontrado nada de información. Esa espada es un objeto de gran poder, era más que obvio que no iba a estar aquí.

—¿Qué es entonces lo que hará?

—Necesito que envíes a alguien de la Orden a ese asqueroso consejo de Transilvania. Ese lugar debe de estar repleto de información. Quiero que busquen cualquier indicio sobre mi espada.

—Cómo desee mi señor.

—Puedes irte.

La bruja asiente y después desaparece con su magia de la habitación.

Una vez que consiga mi espada, toda esté intento de familia real desaparecerá por completo.

Primero comenzaré con Alucard, el inútil niño que hace siglos debí de haber matado en vez de encerrarlo por siglos. Después asesinaré de nueva cuenta a Vlad y todo el mundo vampiro se inclinará ante mi.

Tan solo tengo que ser paciente.

Recuperaré lo que me quitaron, gobernaré de nuevo.

Lo juro.

—Cariño —la voz de Veronica se oye del otro lado de mi puerta.

Me acerco, la abro y me encuentro con la rubia.

—Hola mamá —sonrío —.¿Qué pasa?

—Tu padre y yo vamos a salir un rato de paseo ¿Quieres venir? También vendrán Alucard y Lizbeth.

—Claro que si, no me perdería de convivir más con ustedes. En especial con mi adorado hermano.

Esto será divertido, muy divertido.

Alguien le tiene que recordar a híbrido su lugar, pues lo ha olvidado por completo.


Príncipe Vampiro: Resurrección Donde viven las historias. Descúbrelo ahora