VERONICA
El restaurante en el que me encuentro ahora mismo junto con Silas es muy elegante y tranquilo. La música clásica que están tocando en estos momentos me está relajando demasiado, hacia demasiado tiempo que no tenía algo cómo esto.
Me siento totalmente en paz.
—Hacia demasiado tiempo que no teníamos un momento cómo esté —comento mientras observo con una sonrisa en mi rostro al rey de los vampiros.
—Lo sé, demasiado meses —me responde —. No fue mala idea haber tomado estás vacaciones.
—Lo sé, eran sumamente necesitarías.
—¿Te la estás pasando bien amor?
—Completamente, aún que extraño a todos en casa ¿Crees qué estén bien?
—No te preocupes por absolutamente nada linda, mis hermanos se están haciendo cargo de todo y Lizbeth y Sebastián están manejando perfectamente el restaurante. No hay ningún problema, nosotros podemos relajarnos completamente.
—Es bueno escuchar eso.
Echo de menos a los hermanos Tepes y a mi familia, pero si Silas dice que ellos están manejando perfectamente las cosas en casa debo de confiar.
Ellos me animaron mucho para estás vacaciones, debo de disfrutar después de todo lo que hemos pasado.
—¿Crees qué los chicos se la estén pasando bien también? —le pregunto al vampiro.
—Si, seguramente.
—Me preocupa un poco Blakgelus.
—Alucard sabrá manejarlo, no te preocupes.
—Ese niño ha cambiado demasiado.
—Lo sé, aún recuerdo cuándo era ese niño de ocho años tan obediente. El Blakgelus de ahora es un poco rebelde.
—Era de esperarse que cambiaría, ya no es un niño Silas. Nuestro hijo ahora tiene quince años, es un adolescente.
—El tiempo realmente pasa volando.
—Ni que lo digas, aún recuerdo cada detalle del día que nos conocimos en el restaurante de mi tía Esther.
—¿Oh si?
—Si...—no puedo evitar reírme al recordar —. En ese entonces eras un... torpe, una persona muy pero muy molesta.
—Auch...
—Pero cambiaste, eres totalmente diferente ahora.
—Tú me cambiaste...—toma mi mano izquierda que se encuentra sobre le mesa —. Y con cada día que pasa me enamoras cada vez más mesera.
—Hacía demasiado tiempo que no me decías de esa forma —contesto —. Pensé que lo habías olvidado.
—¿Cómo podría? Amo decirte de esa manera.
—Silas... te amo demasiado.
—También te amo mi amor.
Escucho el teléfono de mi esposo vibrar.
Él suelta mi mano, saca su celular y lo revisa.
—Es Alucard.
—¿Qué pasa? —pregunto —.¿Se la están pasando bien?
—No —me mira.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Hay problemas.
—¿Problemas?
—Alucard quiere vernos, tenemos que irnos —me dice.
—¿Y Blakgelus?
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Príncipe Vampiro: Resurrección
FantasyTodo ha sido paz y tranquilidad desdé la derrota del legendario cazador de vampiros Abram Van Helsing. La vida de algunos ha cambiado para mejor y una era prospera se ve en el horizonte, sin embargo la oscuridad vuelve una vez más para intentar arr...