VERONICA
Hemos venido a la aldea Colmillo para que Mirena intentara usar uno de sus hechizos para encontrar a mi hijo, la morena se encuentra frente a Silas y frente a mi con sus ojos cerrados pronunciando las palabras del encantamiento.
Las velas que se encuentran por toda la choza se apagan y la bruja abre los ojos.
—¿Lo encontraste? —le pregunta mi esposo.
—No —responde ella —. Lo siento, el bloqueo sigue. Quién sea está nueva bruja es alguien fuerte.
—Maldición —Silas suelta un suspiro de frustración —. No podemos seguir así.
—Mi pobre hijo debe de estar pasándola muy mal —digo —. Debe de estar asustado.
La angustia de no saber absolutamente nada de mi hijo me está matando, necesito una noticia sobre él. Necesito saber si se encuentra bien o no, no puedo estar más tiempo sin saber nada.
—Seguiré intentando —nos dice la líder de aldea —. No se preocupen.
—Yo necesito tomar aire —digo.
Abandono la choza de Mirena y después miro hacia el cielo nocturno.
—Mi niño...—siento un nudo en la garganta.
Mis ojos se llenan de lágrimas y después estás brotan de mis ojos y se deslizan por mis mejillas.
Caigo sobre mis rodillas y no puedo evitar comenzar a llorar, todo esto es demasiado pesado para mi, la angustia no saber nada de Blakgelus me está volviendo completamente loca. Necesito a mi pequeño aquí conmigo, necesito escuchar sus chistes y necesito sus abrazos.
El pobre la debe de estar pasando realmente mal con esa bruja, debe de estar demasiado asustado.
Cubro mi rostro con mis manos sin parar mi llanto.
Quiero a mi hijo.
Siento cómo toman mi hombro derecho, retiro mis manos de mi rostro, volteo hacia la izquierda y en mi campo de visión aparece mi primo Sebastián junto con su ahora esposo. Sebastián se encuentra arrodillado junto a mi con una mirada de lastima total.
—Sebastián...
Él lleva sus manos hacia mis mejillas y limpia mis lagrimas.
—No llores.
—Me estoy volviendo loca, no hay esperanza —le digo entre lagrimas.
—La hay.
—¿Qué? —miro al rubio sin entender sus palabras.
—¿No has visto el mensaje de Lizbeth? —me pregunta el hermano de Silas.
—No ¿Qué mensaje?
—Al parecer Alucard encontró a Blakgelus —dice Sebastián.
—¿Qué? ¿De verdad? ¿Dónde? —pregunto desesperada por mi hijo.
Silas y Mirena salen de la choza.
—¿Encontró a mi hijo? —pregunta el rey de los vampiros.
—Así es hermano —le responde el pelirrojo.
—¿Dónde?
—Valaquia —Sebastián se levanta y después me ayuda a mi —. Está en Valaquia.
—¿Cómo lo encontró? —pregunto.
—No lo sabemos, solo Liz envió el mensaje. Dijo que no respondías así que nos pidió venir a buscarlos.
—Valaquia —murmura Silas.
—Alucard y Lizbeth ya han partido, lo mejor será que vayan ustedes también —dice el vampiro Van Helsing.
—Hay que ir inmediatamente —volteo rápido hacia Silas —. Silas tenemos que irnos ya.
—Lo haremos amor, tranquila —me responde.
—Estaré tranquila cuándo me encuentre con mi hijo.
—Silas vayan ahora —le dice su hermano al vampiro —. Yo me haré cargo de todo por ti aquí.
El rey asiente con la cabeza, nos despedimos de todos y rápidamente volvemos al lugar en dónde Silas había dejado el coche.
En cuánto llegamos al coche subimos, Silas lo enciende, arranca y ponemos rumbo a la región de Valaquia.
—Así que esa bruja se lo llevo a Valaquia —comento mientras mi marido va conduciendo.
—Jamás pensé que volvería a pisar esas tierras, mis recuerdos no son los mejores.
—Valaquia era en dónde vivías cuándo eras Vlad ¿No es así?
—Si —me responde —. Además Valaquia era el hogar original de la familia real.
—Jamás pregunté esto... ¿Por qué dejaron Valaquia?
—Honestamente no lo sé, pero me alegra no haber nacido nuevamente allá. En mis tiempos cómo Vlad la región de Valaquia solamente era un recordatorio de la miseria que pase siguiendo al desgraciado de el Dragón. Un recordatorio de toda la sangre que se derramó.
—Gracias al árbol de la vida tienes eso recuerdos nuevamente... ¿Estarás bien? —lo miro —. No fueron tiempos sencillos.
—Ya no me afectarán no te preocupes —me responde —. Ya no soy Vlad.
Asiento con la cabeza levemente sin decir nada.
—Espero que Blakgelus esté bien —llevo la mirada hacia mi ventanilla.
—Yo también —dice el vampiro —. Espero que esa bruja no le haya tocado un solo cabello, por que si lo hizo... la empalare, es una promesa.
Saco mi celular.
—Le enviaré un mensaje a Libeth, le diré que nos manden su ubicación una vez estén allá para poder reunirnos con ellos.
—Bien
ESTÁS LEYENDO
Príncipe Vampiro: Resurrección
FantasyTodo ha sido paz y tranquilidad desdé la derrota del legendario cazador de vampiros Abram Van Helsing. La vida de algunos ha cambiado para mejor y una era prospera se ve en el horizonte, sin embargo la oscuridad vuelve una vez más para intentar arr...