◇ Oscar Piastri ◇
Un día de medios para un piloto es una auténtica tortura. Desde que pones un pie en el paddock hasta que finalmente te liberas de las cámaras y los micrófonos, no hay un solo segundo de paz. Te asedian con preguntas repetitivas, formuladas por periodistas que solo buscan un titular llamativo, sin importarles realmente lo que pienses o sientas. Para mí, perder el tiempo respondiendo preguntas tontas era una de las mayores frustraciones de este trabajo.
Mi día comenzaba temprano, con una conferencia de prensa a la que asistían todos los pilotos. Nos sentaban en una fila, como si fuéramos productos en una estantería, y nos disparaban preguntas sobre cualquier cosa, desde la estrategia de la carrera hasta qué desayuné esa mañana. Y siempre, sin falta, alguien intentaba provocarme, buscando una reacción que pudieran explotar en los titulares.
Después de la conferencia, había más entrevistas. Esta vez, individuales. Un enjambre de reporteros se apiñaba a mi alrededor, cada uno tratando de obtener su pedazo de mi atención. ¿Cómo me sentía respecto al último Gran Premio? ¿Qué opinaba de mis rivales? ¿Qué pensaba sobre el nuevo director de comunicaciones? Preguntas vacías, diseñadas para rellenar espacio en sus artículos, sin ninguna profundidad ni interés genuino.
Lo peor de todo era la falta de autenticidad en todo el proceso. Sabía que la mayoría de ellos no se preocupaba realmente por mis respuestas. Solo querían algo jugoso que pudieran convertir en un escándalo. Pero yo no estaba allí para alimentar sus narrativas sensacionalistas. Yo hablaba en la pista, cuando me subía a mi monoplaza y dejaba que mis habilidades al volante dijeran todo lo que necesitaba decir.
Sentado en esas sillas incómodas, mirando a través de los flashes y escuchando el zumbido constante de los grabadores, me daba cuenta de lo lejos que estaba de lo que realmente amaba: la velocidad, la adrenalina, la competencia pura. No había nada que me gustara más que estar en la pista, sentir el rugido del motor bajo mí y la emoción de luchar por cada centímetro de asfalto. Era allí donde verdaderamente me sentía vivo, donde podía dejar atrás todas las trivialidades y concentrarme en lo único que realmente importaba: ganar.
Los flashes de las cámaras y el zumbido de los grabadores me trajeron de vuelta a la realidad. Estaba rodeado de periodistas, todos hambrientos por una respuesta. Decidí darles lo que querían, pero a mi manera, con la dosis justa de sarcasmo.
-Oscar, ¿cómo te sientes respecto a tus posibilidades en la próxima carrera en Monza, considerando tu historial no tan favorable allí?
-Oh, estoy absolutamente emocionado de volver a Monza.-sonreí.-Nada como una buena dosis de nostalgia de los DNF para motivarte, ¿verdad? Tal vez esta vez consiga completar la carrera. Uno nunca pierde la esperanza.
-¿Cómo te sientes con la llegada de Caliope Giuliani como nueva directora de comunicaciones? ¿Crees que afectará tu desempeño?
-Qué nombre tan interesante.-solté irónico.-No estoy seguro de quién es, pero estoy seguro de que traerá una brisa de aire fresco al departamento. Siempre es emocionante tener a alguien nuevo que nos diga cómo hablar con ustedes, chicos.
-¿Qué opinas de tus rivales de Ferrari, Charles y Oliver? ¿Crees que podrán darte una buena competencia en su casa?
-Definitivamente, Charles y Oliver son como gladiadores en el coliseo cuando están en Monza. ¿Quién no disfruta de un buen espectáculo? Aunque, claro, tendré que recordarles que esta no es una carrera de carritos de golf.-guiñé un ojo.
-Oscar, se ha hablado mucho de tu relación con Harper. ¿Cómo afecta tu vida personal tu desempeño en la pista?
-Mi relación es una inspiración constante. Cada vez que estoy en la pista y las cosas se ponen difíciles, solo pienso en cómo sobreviví a una cena con sus estilistas, y todo se vuelve mucho más sencillo.-solté una risa.
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◇ About You ◇ Oscar Piastri ♡
Fanfiction𝓓𝓸 𝔂𝓸𝓾 𝓽𝓱𝓲𝓷𝓴 𝓘 𝓱𝓪𝓿𝓮 𝓯𝓸𝓰𝓸𝓽𝓽𝓮𝓷 𝓪𝓫𝓸𝓾𝓽 𝔂𝓸𝓾? Secuela de The Great War.