◇ About You ◇ Oscar Piastri ♡

◇ XLVII ◇

◇ Oscar Piastri ◇

Esa mañana había estado más ocupado de lo que esperaba, pero no me quejaba. Me había propuesto ayudar en todo lo que pudiera para asegurarme de que la fiesta fuese perfecta. Entre organizar las mesas, supervisar la iluminación, y asegurarme de que todo estuviera en su lugar, había sido un día frenético. Sin embargo, cada vez que pensaba en Callie y en la promesa que le había hecho de cuidar de Evie para que ella pudiera arreglarse con calma y relajada, me llenaba de una extraña mezcla de nervios y emoción. Esta noche iba a ser especial, pero también estaba lleno de incertidumbre.

A medida que el sol comenzaba a bajar, me dirigí a mi habitación para prepararme. Miré mi reflejo en el espejo y acomodé el nudo de mi corbata, tratando de controlar las sacudidas de mis manos. Estaba temblando. No por la fiesta, sino por lo que iba a hacer esta noche. Lentamente, metí la mano en el bolsillo de mi pantalón y toqué la pequeña caja de terciopelo que guardaba en su interior. El anillo. Había pensado en ese momento durante semanas, planeando cada detalle, y sin embargo, ahora que estaba a punto de suceder, los nervios me estaban ganando.

Respiré profundo y me dirigí hacia la habitación de Callie. Quería verla, sentir su tranquilidad y que me diera esa paz que siempre logra transmitirme. Mientras caminaba por el pasillo, me crucé con Manuele, que estaba de pie en la sala, elegantemente vestido para la ocasión.

-Te ves muy elegante.-dije, esbozando una sonrisa.

-Gracias, muchacho.-respondió Manuele, devolviéndome la sonrisa mientras estrechábamos las manos.-Tú también te ves muy bien.

Asentí agradecido, pero sentía el peso de lo que tenía que decirle. Sabía que no podía esperar más. Mi corazón estaba acelerado, y el momento era el adecuado. Si había alguien cuya bendición necesitaba antes de dar este gran paso, era Manuele. Tenía que hacerlo.

-¿Cómo te sientes?-pregunté, intentando disimular mi propio nerviosismo con una pregunta que parecía natural.

-Estoy muy emocionado.-respondió con una sonrisa genuina.-Son años de esfuerzo que finalmente están rindiendo sus frutos. Es una gran noche para nosotros.

Sentí un nudo en la garganta. Ver a Manuele tan orgulloso y satisfecho me recordó lo importante que esta noche era no solo para él, sino para toda la familia. Esta era su vida, su trabajo, su legado. Y aquí estaba yo, a punto de entrar de lleno en esa familia, de una manera que nunca imaginé.

-¿Y tú?-preguntó, con su mirada cálida pero inquisitiva.-¿Cómo estás?

Solté un suspiro que llevaba guardado desde hacía horas, bajando la mirada antes de volver a verlo. Sabía que era el momento de ser sincero.

-Estoy nervioso, en realidad.-reí, aunque la risa estaba cargada de una mezcla de temor y expectativa.-Necesito decirte algo.

-Por supuesto.-dijo él, acercándose un poco más.-¿En qué puedo ayudarte?

Tomé aire y, por un segundo, dudé. Pero lo solté todo de golpe.

-Voy a pedirle matrimonio a Callie esta noche.-las palabras salieron como una confesión que llevaba días, semanas, esperando hacer.-Quiero tu bendición porque es muy importante para mí. No puedo esperar más.

Manuele parpadeó un par de veces, sorprendido, pero no dijo nada. Yo seguí hablando, sin poder detenerme, tratando de explicarle lo que sentía, lo que quería.

-Yo...-titubeé, nervioso.-Yo la amo, Manuele. Quiero hacer las cosas bien. Quiero formar una familia con ella y con Evie. Sé que he cometido errores en el pasado, pero...-me reí nerviosamente mientras sentía cómo mis manos volvían a temblar.-Pero no me veo con nadie más que con ella. Quiero hacerlas felices. A ambas.