◇ XXXV ◇

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◇ Oscar Piastri ◇

Llevaba ya cinco minutos intentando encender el auto, pero definitivamente algo estaba mal. Giré la llave una y otra vez, pero solo recibía el sonido desalentador de un motor que se negaba a arrancar. Empecé a sentir la frustración acumulándose. No podía llegar tarde a la fiesta de cumpleaños de Evie, no hoy. No cuando ella había estado tan emocionada por este día.

Finalmente, suspiré y saqué el teléfono del bolsillo. Marqué el número de Callie, esperando que ella pudiera ayudarme a encontrar una solución rápida.

-¿Oscar?-la voz de Callie sonó por el altavoz, llena de la típica energía ocupada de alguien que está organizando una fiesta infantil.

-Hey, Callie.-comencé, tratando de mantener la calma.-Estoy teniendo problemas con el auto. Llevo cinco minutos intentando arrancarlo y nada. Voy a tomar un taxi, pero quería avisarte que llegaré unos minutos tarde.

Hubo un breve silencio antes de que Callie respondiera.

-No te preocupes, Oscar. Thaís irá a recogerte. Ella llegará en unos minutos a tu casa.

-Gracias, Callie. Te veo pronto.

Me bajé del auto y esperé en el garage. Tal como Callie lo prometió, Thaís llegó quince minutos después. La saludé y me subí al auto, que solo tardó un par de segundos en ponerse en marcha.

-Gracias por venir a recogerme.-le dije, apreciando su ayuda.

-No es nada.-respondió Thaís con una sonrisa tranquila.

-¿Ya llegaron todos?-pregunté, queriendo saber si me estaba perdiendo de algo importante.

-La mayoría de los amigos de Evie ya están ahí, y los amigos de Callie que invitó también. Incluso algunos pilotos como tú.-respondió Thaís.

-¿Y cómo está Callie?-pregunté, curioso sobre cómo se las estaba arreglando con todo.

La morena rió ligeramente.

-Ya sabes cómo es ella. Está tratando de que todo esté impecable.

Reí ligeramente, imaginándola asegurándose de que cada detalle fuera perfecto. El resto del camino transcurrió en silencio, con la expectativa de la fiesta llenando el auto.

Finalmente, llegamos a la casa. Al salir del auto, me quedé impresionado por la decoración. La temática de Enredados estaba en todas partes, tal como Evie había pedido. Había banderines morados y dorados colgando del techo, con imágenes de Rapunzel y sus largos cabellos dorados. Globos de los mismos colores flotaban en cada esquina, y había una gran pancarta que decía "¡Feliz Cumpleaños, Evie!" en letras brillantes.

El jardín estaba lleno de mesas decoradas con manteles morados y centros de mesa con flores amarillas, emulando los famosos girasoles de la película. En una esquina, había una torre de pasteles en forma de la torre de Rapunzel, con detalles increíblemente elaborados que capturaban la esencia de la película.

Los niños corrían alrededor, algunos con disfraces de personajes de Enredados, y otros simplemente disfrutando del ambiente festivo. Me acerqué a Callie, que estaba en el medio del ajetreo, organizando algo con una precisión que solo ella podía lograr.

-¡Hey, llegaste justo a tiempo!-me dijo con una sonrisa de alivio.

-Sí, gracias a Thaís.-respondí, mirando a mi alrededor con asombro.-Esto es increíble, Callie. Realmente lo has hecho perfecto.

Ella sonrió, claramente complacida.

-Gracias, Oscar. Quería que Evie tuviera el mejor cumpleaños.

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