La noche de Singapur brillaba con una opulencia inigualable. Las luces de la ciudad, reflejadas en las aguas de la Marina Bay, creaban un espectáculo hipnótico que hacía difícil apartar la mirada. El circuito, uno de mis favoritos por su trazado callejero y sus carreras nocturnas, se destacaba como una joya en medio de la bulliciosa metrópolis. El ambiente estaba cargado de expectación y energía, una mezcla de lujo y adrenalina que era palpable en el aire.
Desde la pole position, Marta se preparaba para una carrera intensa. Justo detrás de ella, en la primera línea, estaba Óscar. Algo había cambiado entre nosotros desde la noche anterior. Había una tensión palpable, una barrera que parecía haberse roto y que ahora nos mantenía en un incómodo equilibrio. Ni siquiera podíamos vernos a los ojos, evitando cualquier contacto visual que pudiera traer de vuelta los recuerdos recientes y las emociones desbordadas.
Los preparativos en los boxes estaban en pleno apogeo, los equipos ajustando los últimos detalles antes del inicio de la carrera. El rugido de los motores resonaba en el ambiente, amplificado por los estrechos pasillos y los altos edificios que bordeaban el circuito. Observé al australiano mientras se colocaba el casco, su rostro una máscara de concentración. Desde nuestra conversación, había notado un cambio en él. Estaba más reservado, más contenido, como si estuviera luchando internamente con algo que no podía expresar.
El comienzo de la carrera fue ensordecedor. Marta salió disparada desde la pole, con Óscar siguiéndola de cerca. Los primeros giros fueron intensos, con los pilotos peleando por cada milímetro de asfalto. El público vitoreaba con cada adelantamiento, cada maniobra arriesgada que mantenía a todos al borde de sus asientos.
En la vuelta veinte, todo cambió en un abrir y cerrar de ojos. Theo Pourchaire y Bianca Bustamante colisionaron aparatosamente en una de las curvas más estrechas del circuito. Los monoplazas chocaron con una violencia que hizo que todos contuviéramos la respiración. Óscar, que estaba justo detrás de ellos, logró esquivarlos por pura habilidad y un golpe de suerte. Fue un momento de pura tensión y alivio al mismo tiempo.
-Bandera roja, bandera roja.-anunciaron por los altavoces, mientras el safety car salía a la pista.
El circuito quedó en silencio, un contraste abrumador con el estruendo de hacía apenas unos segundos. Los equipos se apresuraron a verificar la seguridad de sus pilotos, y la carrera se detuvo momentáneamente mientras se comprobaba que Pourchaire y Bustamante estaban bien. Afortunadamente, ambos pilotos salieron ilesos, aunque visiblemente sacudidos por el impacto.
-Madre mía.-murmuró Aiden entre dientes.
-Pensé que iba a ser peor.-aseguré con la mirada perdida en la pantalla.
-Piastri se ha salvado por poco.-comentó uno de los comisarios.-Un poco más y se une al tren del choque.
La carrera se reanudó después de unos veinte minutos, una vez que los escombros fueron retirados y la pista quedó despejada. Óscar estaba ahora en una posición de ventaja, habiendo evitado la colisión por un pelo. Marta seguía liderando, pero era evidente que la interrupción había afectado a todos.
El resto de la carrera fue igual de intensa. Óscar presionó a Marta constantemente, buscando cualquier oportunidad para adelantarla. Pero Marta mantuvo su posición con una habilidad impresionante, demostrando por qué había conseguido la pole. Las luces brillaban intensamente, reflejándose en los coches a medida que avanzaban a velocidades vertiginosas por las estrechas calles de Singapur.
Mientras tanto, mi mente seguía volviendo a nuestra conversación en la terraza. Las palabras resonaban en mi cabeza, cada vez más claras. Me di cuenta de cuánto dolor había en él, cuánto rencor acumulado por mi partida. No podía dejar de pensar en cómo había cambiado, en la persona que había dejado atrás y en la sombra que había quedado en su lugar.
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◇ About You ◇ Oscar Piastri ♡
Fanfiction𝓓𝓸 𝔂𝓸𝓾 𝓽𝓱𝓲𝓷𝓴 𝓘 𝓱𝓪𝓿𝓮 𝓯𝓸𝓰𝓸𝓽𝓽𝓮𝓷 𝓪𝓫𝓸𝓾𝓽 𝔂𝓸𝓾? Secuela de The Great War.