◇ Oscar Piastri ◇
El sol de la tarde comenzaba a teñir el horizonte con tonos cálidos cuando finalmente el auto atravesó las rejas del viñedo de Manuele. Las largas horas de vuelo desde Europa hasta Argentina se sintieron aún más extensas durante el recorrido de dos horas en auto hacia el norte. Pero ahora, al observar la imponente propiedad que se alzaba entre colinas verdes y viñedos interminables, sentí que la travesía había valido la pena.
Desde el asiento trasero, mi atención se centraba en Evie, quien había caído en un profundo sueño apenas iniciamos el viaje en auto. Su respiración era suave y regular, su pequeño cuerpo arropado con una manta, y su cabeza descansaba en la silla de seguridad. Sonreí, preguntándome qué sueños podrían estar poblando la mente de mi hija en ese momento. Era curioso cómo, incluso después de todo el ajetreo y la excitación de viajar, Evie siempre encontraba la manera de dormir tranquila.
A su lado, Callie se había acomodado en mi hombro, buscando un poco de consuelo tras el largo vuelo. Su cabello rozaba mi cuello, y cada tanto, podía sentir el leve peso de su respiración contra mi piel. Había algo profundamente reconfortante en su proximidad, como si en ese pequeño gesto de apoyo mutuo se resumiera toda la conexión que compartíamos. No dejé de abrazarla, preguntándome cómo había soportado llevar el peso de un embarazo sola la primera vez, sin un hombro en el que apoyarse, sin una mano que sostuviera la suya.
El auto se detuvo frente a la casa principal, y suspiré, desperezándome un poco antes de salir. El aire era fresco y puro, diferente al de las grandes ciudades a las que estaba acostumbrado, y en ese instante, la calma del lugar lo envolvió por completo.
-Voy a bajar las maletas.-susurré para Callie, quien apenas asintió mientras intentaba no despertar a Evie al levantarla en brazos.
Callie, con Evie aún dormida en sus brazos, se deslizó fuera del auto, apoyándose contra la puerta para ajustar a su hija contra su pecho. La miré un instante, sintiendo una mezcla de admiración y ternura al verla tan natural en ese rol de madre.
Las puertas de la casa se abrieron, y Thaís apareció, sonriendo ampliamente mientras se acercaba a nosotros. Su abrazo fue cálido, envolvente, el tipo de bienvenida que hacía que uno se sintiera en casa de inmediato.
-¡Bienvenidos!-exclamó Thaís, con un entusiasmo que contrastaba con la calma del entorno.-¿Cómo estuvo el viaje?
-Fue largo, pero finalmente estamos aquí.-respondí, devolviéndole el abrazo.-El lugar es increíble.
-Sí, lo es.-Thaís sonrió, desviando la mirada hacia Callie, quien se acercaba con Evie en brazos.-Y tú, ¿cómo estás? Pareces exhausta.
-Estoy bien, solo necesito descansar un poco.-dijo con una sonrisa cansada, mientras ajustaba mejor a Evie en sus brazos.
Thaís observó a la pequeña, quien apenas se movía en el sueño profundo que la envolvía.
-Es un placer tenerlos aquí. Vamos, entren, descansen. Yo me encargo de todo lo demás.
Asentí, agradecido. Mientras bajaba las maletas del auto, no pudo evitar sentir una profunda paz al saber que estábamos en un lugar donde no solo estaríamod bien cuidados, sino también rodeados de familia. Mientras observaba cómo Thaís guiaba a Callie hacia el interior de la casa, con Evie aún en brazos, sonreí. Estaba listo para disfrutar de unos días de tranquilidad en el viñedo, rodeado de aquellos que más amaba.
.-Voy a descansar un poco.-dijo suavemente, sus palabras casi un susurro.
Asentí, consciente del agotamiento que se reflejaba en su rostro.
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◇ About You ◇ Oscar Piastri ♡
Fanfiction𝓓𝓸 𝔂𝓸𝓾 𝓽𝓱𝓲𝓷𝓴 𝓘 𝓱𝓪𝓿𝓮 𝓯𝓸𝓰𝓸𝓽𝓽𝓮𝓷 𝓪𝓫𝓸𝓾𝓽 𝔂𝓸𝓾? Secuela de The Great War.