Nos veíamos como una juventud moderna, ligera y despreocupada, perdidos por las calles empedradas del barrio de San Telmo en donde decidimos rematar nuestra pequeña reunión vespertina. La no-celebración entre Johanna, Paloma y yo, se puso tan intensa, que ya estábamos totalmente noqueados y desparramados por la acera.
—Lo que vi el otro día... cuando tú... y... —le dije a Johanna mientras miraba cómo Paloma se levantaba de un salto por la necesidad urgente y repentina de ir al baño.
—¡No pasa nada! —interrumpió—, además tú y yo, ¿somos amigos o no? Me cuidaste cuando estaba completamente ebria, en mi peor momento, encima hiciste que Iñigo no se sintiera incómodo, y eso no lo hace cualquiera... —me dijo Johanna con una gran sonrisa en su cara.
—Hacerlo público o no, es algo que solo depende de ustedes dos —le confirmé al recordar las palabras de Lú.
—Igual y te agradezco por todo... —expresó guiñando el ojo en señal de complicidad.
Johanna tomaba hasta los asuntos más delicados de forma muy natural. Nuestra conversación pendiente acerca de su romance furtivo pasó sin pena ni gloria, porque para ella el asunto era irrelevante, aunque yo me haya partido la cabeza pensando en ello.
—Por lo que vi, estudiaste muchísimo para tus parciales..., no estás triste por eso, ¿verdad? —le dije un poco intranquilo.
—La razón es otra, pero aún no quiero hablar... —se sinceró con un tono de desamparo en su voz.
Johanna llegó a la hospedería en el mes de febrero, proveniente de Santiago para estudiar Agronomía. Al día siguiente de su arribo, se enteró de que dos chicas, afectadas por una crisis nerviosa, se habían querido lanzar de uno de los balcones de la residencia debido a la incertidumbre provocada por el bombardeo informativo con malas noticias provenientes desde Chile, epicentro por ese entonces, de un terremoto que alcanzó una magnitud 8.8 en la escala MW, aproximadamente a 150 km al noroeste de la ciudad de Concepción, donde vivían sus respectivas familias. Una semana más tarde, ante la completa falta de comunicación con sus seres queridos, las jóvenes suicidas terminaron abruptamente con su estancia en el hostal y abandonaron el país.
Y es que a veces, el destino es capaz de jugarnos una mala pasada, y el azar dictaminó que mientras las dos chicas le ponían un final a su historia, al otro lado de la cordillera, yo me decidía a comenzar otra, completamente nueva.
Avivada por el alcohol y absorta por la luz que emanaba de uno de los faroles, la chica de grandes ojos verdes comenzó a hablarme de la gran maraña de sucesos que se entretejían dentro de la hospedería previo a mi llegada.
—Entonces, ¿por dónde comenzar?... —se preguntaba Johanna antes de ponerme al corriente.
En medio de todos los posibles enredos, existía uno que quizá estaba a la misma altura del triángulo amoroso entre las hermanas Darrigrande y Claudio. Como era de esperarse, quedé boquiabierto, pues tal fue mi sorpresa al saber que uno de los protagonistas sería nada más y nada menos que el mismísimo Facundo.
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#UglyHeart. Las Reglas del Monstruo
Teen FictionRaymundo acaba de llegar a una residencia bastante peculiar en donde enfrentará al monstruo que desea devorar su inmaculado corazón. Para ello, ha creado reglas que le ayudarán a no caer en las garras de esta enigmática criatura. ¿Logrará Ray domest...