Cuando Vicente entró en la suite n.º 16, no causó tanta conmoción como esperábamos. Emma y Josefa no lo recibieron con los brazos abiertos, pero tampoco se opusieron a su llegada. La verdad es que el chico era amable con ellas y las respetaba, dándoles su espacio. Tal vez eran sus grandes ojos azules o su porte elegante, sin embargo todos notamos que Josefa no dejaba de contemplarlo. El muchacho siempre salía con nosotros y, aunque en una ocasión terminó durmiendo en el baño de un bar, no nos guardaba rencor.
Por su parte, Lautaro, el joven que llegó para ocupar el lugar de Campanita, era bastante reservado y siempre estaba ocupado trabajando. Sin embargo, durante su estancia en la residencia, logró cautivar a la mismísima Emma que cayó bajo sus encantos por ser integrante de una banda de rock alternativo. Eso definitivamente fascinaba a la chica, y sus jeans rotos, dejando entrever un poco de piel, la volvían loca. Desafortunadamente, tanto Vicente como Lautaro tenían novia, por lo que las esperanzas de Emma y Josefa se desvanecieron.
Entre los nuevos residentes, había dos especímenes —uno del tercer piso y otro del segundo— que compartían más similitudes con nosotros de lo que imaginábamos. Al principio, cuando João apareció, no lo reconocí, pues a veces tenía dificultades para enfocarme en ciertas cosas que ocurrían a mi alrededor. Hasta que un día, en un incipiente español, me dijo:
—Estamos na mesma carreira.
Lo que trataba de explicarme el garoto era que estudiábamos lo mismo y nos encontrábamos diariamente en clases. Por supuesto, le di mis excusas para que no pensara que lo estaba ignorando a propósito. João era un poco tímido y gustaba de los chicos, así que por razones más que obvias, también lo unimos al grupo para protegerlo. Su acento y belleza cautivaban a la mayoría, especialmente a Bernardo, quien ansiaba ponerle las garras encima. Sin embargo, nunca tuvo éxito, pues nos aseguramos de mantenerlo a raya. Tristemente, Iñigo fue la víctima de sus acciones, que terminaron por dejarlo con los ánimos por los suelos cada vez que veía al objeto de su deseo flirteando con otro hombre. Sobra mencionar que a todas horas tratábamos de ayudar a João con el idioma para que se desenvolviera con soltura y evitara cualquier tipo de bochorno.
Pero de los nuevos huéspedes, Santino fue quien realmente nos impactó con su llegada. Un día, mientras la Liga de la Maldad admiraba el ardiente espectáculo de Hugo saliendo del baño, nos percatamos de la presencia de un chico que nos observaba desde la suite individual N.º 19, justo enfrente de nuestra ubicación en el segundo piso. Era todo lo contrario a mí: hablaba con la mayoría de los residentes, tenía carisma y sonreía sin parar. Santino estudiaba Ingeniería y trabajaba medio tiempo en un call center al igual que Facundo, no obstante, cabe recalcar que, entre esos dos, no había nada de afinidad.
En un día lluvioso cuando la cocina del segundo piso se hallaba atiborrada de gente, Emma tenía un antojo irrefrenable de azúcar, de manera que nos pusimos a explorar el hostal en búsqueda de un lugar disponible. Por razones evidentes, el ingreso al tercer piso nos era denegado sin la compañía de Isabella, debido a la normativa que había establecido Magnolia de limitar el libre acceso a los habitantes de otros pisos. Ante esta situación, optamos por dirigirnos hacia el primer nivel.
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#UglyHeart. Las Reglas del Monstruo
Teen FictionRaymundo acaba de llegar a una residencia bastante peculiar en donde enfrentará al monstruo que desea devorar su inmaculado corazón. Para ello, ha creado reglas que le ayudarán a no caer en las garras de esta enigmática criatura. ¿Logrará Ray domest...