Ese día, cuando los Argentos se marcharon, un silencio sepulcral parecía haber caído sobre todos los rincones de la residencia. El motivo que los llevó a abandonar aquel sitio fue la intromisión de Marta que, por aquellos días, quería poner a una mayor cantidad de personas en las habitaciones. El siniestro plan de la nueva recepcionista consistía en lucrar aún más por el precio de cada cuarto, para así congraciarse con el dueño del hostal. Por ello, adoptó las medidas necesarias para alcanzar su propósito, siendo la primera de ellas un aumento en todas las tarifas. En cuanto la vimos por primera vez, supimos que traería complicaciones y enredos, pero ninguno de nosotros esperaba un golpe tan duro como ese en nuestro bolsillo.
Otro de los reveses que recibimos fue cuando retiró la mesa de billar, donde los chicos se tumbaban, junto con otros muebles de la salita de estudio. En un principio, su idea era convertir nuestra guarida en una extensión del comedor, pero fue Magnolia quien abogó por nosotros, dejándole en claro a la odiosa mujer, que ella era la única encargada y mano derecha del dueño de la hospedería. La rivalidad crecía a pasos agigantados, sólo podía haber una administradora en un futuro cercano, y mientras la tremebunda luchaba por mantener su poder, Marta intentaba urdir intrigas para derrocar a su competidora.
En mi caso, solo tuve una breve conversación con la entrometida.
—Vos sos Ray, ¿no? ¿Me podés llamar a Facundo?
—Disculpa —respondí mientras me dirigía hacia la salida—, estoy apurado y no tengo tiempo.
—¡Sos un maleducado! —expresó, reprochándome mi supuesta falta de educación.
En ese instante, solo deseaba enfrentarla y decirle lo molesta que era, pero siempre he preferido mantener la paz con personas de su tipo. Honestamente, no valía la pena tratar de hacerle entender las normas básicas de cortesía. Al verme bajar por las escaleras, Emma, Iñigo e Isabella, notaron por mi expresión facial que algo me había sucedido, y a pesar de sus insistencias, no esbocé palabra alguna, restándole importancia al asunto.
Pero eso no fue todo. Lo más insólito era su círculo más íntimo. A fin de cuentas, los polos iguales se atraen, y de nuevo, los hechos me daban la razón, puesto que sus protegidos lo conformaban Josefa y Facundo.
—¡Marta debe dormir enroscada como las víboras! —ironizaba Emma a diario.
La chica hacía alusión a sus comentarios ácidos, ya que cada uno de nosotros, al menos en una ocasión, nos habíamos enfrentado a la insidiosa mujer.
Otro motivo para detestarla era que todo el tiempo excedía las atribuciones de su cargo. Se suponía que todos los recepcionistas tenían múltiples responsabilidades, como limpiar baños, mantener los pasillos ordenados, organizar el comedor, entre otras cosas. El problema era que Marta delegaba constantemente esas tareas a Laura, mientras ella se limitaba a contestar llamadas, dar órdenes e interrogar a cada huésped que se cruzaba en su camino, intentando escudriñar en cualquier detalle de sus vidas.
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#UglyHeart. Las Reglas del Monstruo
Teen FictionRaymundo acaba de llegar a una residencia bastante peculiar en donde enfrentará al monstruo que desea devorar su inmaculado corazón. Para ello, ha creado reglas que le ayudarán a no caer en las garras de esta enigmática criatura. ¿Logrará Ray domest...