༺ CAPÍTULO 48. ¡TRÁGAME TIERRA! ༻

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A Nina la conocí a través de Johanna como la víctima de una traición entre Claudio y Olivia —su propia hermana—, y ahora Bernardo le hacía lo mismo con Felipe

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A Nina la conocí a través de Johanna como la víctima de una traición entre Claudio y Olivia —su propia hermana—, y ahora Bernardo le hacía lo mismo con Felipe. Extrañas son las vueltas de la vida, y pese a que la chica, en un principio, me hizo varios desaires, con el tiempo se convirtió en alguien a quien aprendí a conocer a través de los ojos de Emma.

Nina constantemente tenía una pareja sentimental, resultado de su desesperada necesidad de validación, y mientras algunos huéspedes llenaban sus vacíos con droga o comida, la chica lo hacía con la presencia de un vínculo romántico. Al final, solo la veía como una abeja reina que perdió sus alas, pero que se mostraba decidida a recuperar su esencia, o al menos eso era lo que nos daba a entender.

Nunca comprendí bien por qué la chica tenía sentimientos hacia Felipe si ya estaba en una relación sentimental con otro chico, hasta que finalmente lo descifré: la menor de las hermanas Darrigrande solo estaba buscando un motivo para quedarse en la hospedería. Cada vez sentía más la soledad, pues su círculo de amigos cercanos se reducía a pasos agigantados y, a esas alturas, ni siquiera la magia de su dinero tenía el mismo efecto que antes.

Por esos días, Nina se había quedado varias noches con su novio y, apenas se enteró de lo que había sucedido con Josefa, habló con Emma, quien le explicó con lujo de detalle el altercado.

El ambiente en la residencia nos resultaba extraño, porque parecía un desfile de gente tratando de evitarse constantemente y conflictos que eran absolutamente innecesarios. Nadie buscaba un enfrentamiento directo con sus respectivos adversarios.

En mi caso, cada vez que me cruzaba con Josefa, ella bajaba la cabeza mientras yo la esquivaba con la mirada y actuaba como si no estuviera allí. Quizás habría sido mejor tener una conversación civilizada, pero a esas alturas, me desconcertaba la actitud que algunas personas adoptan cuando pierden un poco de atención.

Las relaciones sociales estaban cambiando nuevamente y, mientras algunas manadas se fortalecían cerrando sus filas —no aceptando a nuevos integrantes—, otras comenzaban a ganar adeptos: los Frikis no solo estaban aumentando en número, sino que también seguían ganando espacio. Ya no solo ocupaban la salita de los computadores, sino que además los encontrábamos en la sala de televisión y hasta en el comedor —ambas adyacentes a la salita de estudio—. Esto nos trajo serias complicaciones a la hora de juntarnos con los chicos debido al ruido que producían y porque Marta, en sus turnos en la recepción, guardaba un absoluto silencio.

—¡Nos siguen sacando sillas, boludo! —solía decir Isabella, frunciendo el entrecejo.

—Ahora son más, hasta Josefa y Santino se les unieron —respondió Emma, cruzándose de brazos.

Asimismo, al observar las circunstancias, algunas tramas comenzaban a concluir. La cuenta regresiva había iniciado para nosotros.

Después de salir voluntariamente de mi encierro autoimpuesto, a todos nos pareció una buena idea visitar la Plaza Dorrego, pues necesitábamos animarnos después de conocer los resultados de los parciales.

#UglyHeart. Las Reglas del MonstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora