༺ CAPÍTULO 46. ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! ༻

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La relación entre Felipe y Bernardo nunca fue oficializada, sólo los más cercanos sabíamos la verdad de los hechos, ya que frente a los demás, actuaban como dos buenos amigos

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La relación entre Felipe y Bernardo nunca fue oficializada, sólo los más cercanos sabíamos la verdad de los hechos, ya que frente a los demás, actuaban como dos buenos amigos. El insecto llegaba a mi habitación todos los días durante la mañana buscando a su nuevo objeto de deseo y por las noches se quedaban juntos en la sala de televisión. Laura era quien nos informaba y hasta ella se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo, pues siempre afirmó:

—¡Parecen dos enamorados!

Mientras tanto, Marta seguía causando estragos al aceptar nuevos inquilinos de forma indiscriminada. La insulsa mujer avanzaba con determinación hacia su último objetivo: un juego macabro donde el hostal se convertía en un tablero de ajedrez y cada uno de nosotros en una pieza que se movía a su antojo. Pero, lo que ella ignoraba era que cada gran cambio o movimiento trae consigo enormes repercusiones.

El chico que llegó al tercer piso se llamaba Francisco, un tipo alto y morocho que se identificaba abiertamente como gay, y estudiaba Turismo y Hotelería. Y como los polos iguales se atraen, en cuanto apareció en la residencia, saltaron todas las alarmas, ya que por afinidad, en el mismo día de su arribo, se unió instantáneamente a Josefa y Facundo.

Una vez que los hermanos Jaramillo llegaron, se dirigieron directamente al segundo piso, a la habitación n.º 15, que pasaría a ser el nuevo centro de la debacle en el hostal. Lo que sabíamos de ambos era que provenían de Colombia, no trabajaban y tampoco tenían ningún interés por estudiar. Personalmente, nunca intercambié palabras con ellos, ya que me daban mala espina. Sin embargo, no era el único, ya que mi sentimiento de rechazo era compartido por los demás.

Rolando Jaramillo era aficionado al skate al igual que Andrés y, se la pasaba con su patineta y unos auriculares colgando de su cuello. Sara en tanto, siempre se las ingeniaba para estar rodeada de hombres y todo el tiempo se veía exhausta debido a sus grandes ojeras. El primer choque que tuvimos con los nuevos inquilinos fue que constantemente se paraban en las afueras de mi cuarto, obstruyendo el paso, y con un porro en la mano. Pero eso no fue todo, sino que además se encerraban en el baño para fumar. Una situación que se volvía extremadamente incómoda, ya que los sanitarios eran compartidos por todos los residentes.

Debido a sus comportamientos cuestionables, nos dieron aún más razones para evitarlos. Emma, por su parte, eludía toparse con ellos por miedo a tener una recaída. La chica mantenía su adicción a raya centrándose en otras cosas, y no quería, bajo ninguna circunstancia, retroceder.

Otra que no estaba muy feliz con los hermanos Jaramillo era Magnolia que cada vez que podía, los regañaba, y con justa razón, ya que la administradora a toda costa trataba de mantener la hospedería como un sitio agradable para vivir. Lamentablemente para ella, Marta continuaba ganando terreno y seguía urdiendo planes para sacarle más provecho económico a la residencia, y mientras eso siguiera sucediendo, el propietario del hostal no tomaría ninguna acción para deshacerse de la metiche y sus nuevos inquilinos de mal vivir.

#UglyHeart. Las Reglas del MonstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora