༺ CAPÍTULO 22. LO QUE NO ES ༻

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—¿De dónde sacaste ese nombre? —preguntó Emma muy intrigada

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—¿De dónde sacaste ese nombre? —preguntó Emma muy intrigada.

... Al momento de pensar en el término diversidad sexual, me era imposible no hacer analogías con la palabra sirena, o en su defecto, tritón.

Y es que, una definición, delimita conceptualmente una cosa. Para eso, se debe definir qué es, y no, lo que no es. Esto tiene un solo propósito: expresar precisión. A lo que me refiero, es que, si quisiéramos definir la palabra mesa, no podríamos expresarlo como «una mesa es todo aquello que no es una silla» —porque hasta una cama no es una mesa, pero tampoco es una silla—.

Sin embargo, pasa lo contrario con la palabra diversidad sexual porque esta siempre alude a todo lo demás, aquello que se excluye, lo mismo ocurre con el término sirena o tritón, sabemos más acerca de lo que no son —ni seres humanos, ni peces—, que de lo que son.

A lo que voy, es que somos sirenas —y tritones—, atrapados en etiquetas y aproximaciones, pero nadie nos puede definir con exactitud. Estamos fuera del binarismo y las normas sociales hegemónicas, existimos como criaturas monstruosas, doncellas, seres híbridos y ninfas de agua dulce o salada, de cualquier forma, nuestra terminología carece de precisión, tal vez por eso se habla de diversidad, pues es esa diferencia la que nos permite ser o suceder en este mundo...

Al final de cuentas, si todos fuésemos iguales, sería muy aburrido, ¿no?

—Perdón chicos, solo pensé en voz alta, ¿LGBTIQ+ friendly? —Y respondiendo a la pregunta de Facundo, agregué—: Yo llegué a una supuesta residencia universitaria...

—Me siento como en casa... —afirmó Emma con entusiasmo. Y es que, por razones obvias, el hostal le recordaba a su pasado en Chile.

—Me alegro por vos, al menos alguien se la pasa bien —dijo Facundo, mientras Iñigo guardaba silencio. Luego expuso—: Es extraño lo que pasó con tus excompañeros de habitación, esos que no hablan con nadie. Según Angélica se intoxicaron con algo que comieron.

—No sé. Ya me cambié de habitación y solo eso me importa —expresó Emma luciendo extrañamente feliz.

Por desgracia, nuestra conversación comenzó a tomar un rumbo incierto cuando el gordinflón volvió a abrir la boca, ya ni siquiera trataba de disimular una nueva tanda de preguntas de su improvisado interrogatorio.

—Me parece bien que vayan de joda al lugar donde curra Dante.

De solo escuchar su nombre, volví a sentir frío...

Por lo visto, a Facundo le intrigaba saber cómo Dante sobrevivía dentro del hostal, pues solo se le veía trabajar algunas noches al mes en el boliche y por una pequeña comisión. No estudiaba al igual que los demás, no tenía un segundo empleo, debía dinero a otros huéspedes, y en lo que respecta a la fotografía, nunca se le veía con una cámara en mano, a diferencia de Marina.

#UglyHeart. Las Reglas del MonstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora