—Si es un hombre o una mujer, ¡eso da lo mismo! —exclamó Emma.
—El sexo debe ser democrático —afirmó Iñigo durante nuestra conversación— y no voy a dejar de ser hombre por sentir placer con otro hombre.
—¿Por qué todo se resume a activo, pasivo y versátil? —preguntó Isabella, y luego añadió: —¿Y si no me interesa tener sexo con nadie? ¿Qué más da?
El tema lo puso sobre la mesa Gonzalo que tenía que elaborar un informe acerca de los roles de género e identidades para la construcción e interpretación de uno de sus personajes. Les preguntó a todos primero, y al final apuntó directo a mí, pues esperaba con ansias mi respuesta.
—Y vos, ¿qué pensás?
Desde que somos niños, aprendemos a usar máscaras emocionales obligados por los condicionamientos que impone la sociedad. Nos dicen que tenemos que esconder nuestros sentimientos. Nos enseñan a reprimir nuestras lágrimas, a no mostrar demasiado entusiasmo, a mantener una fachada de compostura para no mostrarnos a los demás tal cual somos. Así era como trataba de explicárselo a Gonzalo, quien seguía atento a lo que decía:
—¡Lloras como niña! ¡Pelea como hombre! Estoy cansado de tener que encajar en una sociedad que nos odia.
—La Cisheteronormatividad nos va a matar —añadió Gonzalo.
—... ya nos está matando... —finalicé.
En esas pausas elocuentes, los sentimientos se manifiestan sin necesidad de explicaciones. Y mientras el eco de mis últimas palabras perduraba en el aire, llegamos a una sola conclusión: todos vivíamos con miedo.
En la madrugada del 28 de junio de 1969, tuvo lugar un agresivo operativo policial en el bar clandestino Stonewall Inn, situado en el barrio de Greenwich Village en la ciudad de Nueva York. Esta redada apuntaba directamente a varios colectivos de la diversidad sexual que según la norma establecida violaban los estándares de decencia. Sin embargo, los leales parroquianos, conmocionados por la brutalidad del arresto de una mujer, decidieron tomar cartas en el asunto y desencadenaron una auténtica revolución.
El enfrentamiento contra la constante persecución de la policía se prolongó a lo largo de varios días. Pero nadie podría haber previsto que figuras emblemáticas como Storme DeLarverie, Silvia Rivera y Marcha P. Johnson encabezarían una rebelión en defensa de la igualdad y los derechos de la comunidad LGBTIQA+ durante la revuelta.
Un año después, en New York tuvo lugar la primera marcha del orgullo con motivo del primer aniversario de los disturbios de Stonewall. Un evento que con el tiempo se ha expandido a nivel global generando un impulso sin precedentes hacia la conciencia y la acción, inspirando a innumerables personas a luchar por su derecho a ser reconocidas, respetadas y aceptadas en la sociedad.
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#UglyHeart. Las Reglas del Monstruo
Teen FictionRaymundo acaba de llegar a una residencia bastante peculiar en donde enfrentará al monstruo que desea devorar su inmaculado corazón. Para ello, ha creado reglas que le ayudarán a no caer en las garras de esta enigmática criatura. ¿Logrará Ray domest...