Capítulo 3 (parte 2)

35 8 11
                                    

Me dirijo al aula de informática donde tomo asiento en la última fila. Las mesas son de dos personas y comparto ordenador con Axel.

Gracias a esta optativa he descubierto algo que, a mi parecer, es una obra maestra. Se llama Internet y puedes hacer absolutamente de todo con él.

Aunque todavía estoy un poco perdido con estas tecnologías, me las apaño para encenderlo recordando como lo hizo Axel ayer y, a sabiendas de que me voy a arrepentir, me meto en el buscador y presiono las teclas con mis dedos índices hasta que Kalle Wecker aparecer escrito en la barra de búsquedas.

Antes de echarme para atrás pulso la lupa. Y entonces se me corta la respiración. Hay una noticia de hace dos días...

«Mierda. Es mi culpa. Le han encontrado...», es lo primero que pienso.

No le doy más vueltas y hago click en el enlace mientras rezo para mis adentros.

"Se cumplen 17 años del secuestro de Kalle Wecker, el hermano heredero del imperio Wecker".

Siento que vuelvo a respirar. «Bien. Todo está bien, Jan. Ellos también lo están».

Intento borrar el historial. He visto a Axel hacerlo cientos de veces estos dos últimos días tras buscar "Astrid Nilsson" y meterse en fotografías, pero no consigo acordarme.

Decido no tocar más para no cagarla y cierro la pestaña. Axel va a lo suyo, no se dará cuenta.

Paso el resto de mi tiempo libre, hasta que llegan todos, maravillado por la cantidad de cosas que este aparato es capaz de hacer.

—Hoy haremos una prueba de mecanografía para ver cuántas pulsaciones sois capaces de hacer en un minuto —anuncia el profesor.

¿Mecanografía? ¿Eso qué es? Estoy por preguntarle a Axel cuando me percato de que su silla permanece vacía. Seguramente llegue tarde, he descubierto que le fascina la impuntualidad.

Miro a ambos lados, buscando otra solución. A mi izquierda se sientan otros dos chicos con los que solo comparto esta clase y a mi derecha se encuentra Astrid.

—Oye —la llamo, susurrando. Sus ojos se encuentran con los míos y siento que mi corazón se detiene —. ¿Qué es mecanografía?

Astrid abre la boca para responder, pero luego la cierra y, sin despegar la mirada de la mía, coloca las manos sobre el teclado de una manera peculiar y empieza a teclear a una velocidad impresionante.

—Ah, vale. Qué fácil. —Empiezo a aporrear el teclado, pulsando las teclas sin control. Cuando miro la pantalla para ver qué he escrito, me sorprendo: "afjdkasfjewenfnefeihadjghreigewmaenjfewkjakjfe". ¡Son más palabras de las que esperaba escribir!

Astrid ríe, procurando no hacer ruido. Enarco una ceja, ¿qué le hace tanta gracia?

—La mecanografía no consiste en destrozar un teclado, Jan. Se trata de escribir el mayor número de palabras en el menor tiempo posible y así ahorras tiempo —me explica con una sonrisa amable.

Sigo extrañado.

—Eso es lo que he hecho —balbuceo. He escrito "afjdkasfjewenfnefeihadjghreigewmaenjfewkjakjfe" en apenas dos segundos y nadie me va a quitar ese mérito.

—Pero tiene que tener sentido. Eso ni siquiera se puede leer.

—Pues vaya... ¿Entonces esto no vale? ¿Segura? —insisto.

—Sí, segurísima —responde, divertida.

Miro el teclado desafiante. La revancha será pronto.

—Jan, ponte con Astrid —me pide el profesor.

Amar tiene un precio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora