Capítulo 6 (parte 1)

29 6 19
                                    

Jan.

Han pasado dos semanas desde que llegué aquí y, aunque suene ilógico, me siento más perdido que el primer día. 

No tengo la misma esperanza que cuando llegué. Encontrar lo que quiero hacer con mi vida es mucho más difícil de lo que creía. Tal vez debería renunciar y volver a casa... Debo admitir que el segundo día, cuando descubrí que esto no era Rusia, estuve a punto de rendirme; pero decidí darme un poco más de tiempo y acabé conociendo a Astrid, gracias a ella ahora tengo un hogar en condiciones y, aunque ella no lo sabe, me motivó a quedarme haciendo esa lista de cosas que hacer, me pareció una buena idea... Pero lleva más de una semana entera evitándome y no sé porqué, no he hecho nada mal.

Todo empezó el día que quedamos para hacer el trabajo en casa de Axel. En el comedor apenas me miró e ignoró todos mis intentos de mantener una conversación con ella. Luego, cuando llegamos a casa de Axel, me dejó a solas con Klara y se fue con Axel; no me malinterpretéis, la compañía de Klara fue medianamente buena, pero yo hubiese preferido la suya. Al menos, ella y Axel parecen haber arreglado las cosas y ahora pasan más tiempo juntos... Pero quiero ser yo el que esté con ella más tiempo. 

Por la noche, después de irnos de casa de Axel sin haber hecho nada del trabajo, me dejo poner una serie; pero estuvo pendiente al móvil hasta que se hizo tarde. No intercambiamos ni una palabra, parecía concentrada y no quería molestarla. Tal vez eso fue lo que hice mal, a lo mejor le puse una serie que le pareció una basura. A mí me gustó, iba sobre la vida de un grupo de adolescentes en el apocalipsis. 

Al día siguiente lo único que me dijo es que había encontrado un trabajo, en una librería cercana, así que no volvería hasta tarde y que, como no tenía una llave de sobra, tenía que esperar a que volviera de trabajar para poder entrar a casa. Decidí ir a un parque que había a unos pocos minutos andando, la nieve empezó a cuajar cuando me encontré con Klara, fue como un milagro, y me permitió quedarme en su casa hasta que llegara Astrid para que no pasara frío. Desde entonces cada día, después del comedor que me paga Astrid porque mis ahorros se han acabado y no consigo trabajo, voy a su casa y, de hecho, ya he conocido a sus padres.

Considero a Klara una buena amiga o, al menos, conmigo lo ha sido; pero hay algo que me huele mal..., y no es ella, Klara huele a fresas; oler mal es una expresión que he descubierto y me encanta usar expresiones, ¡parezco más culto!

Desde entonces, lo único para lo que le he hablado ha sido para pedirle que me encuentre trabajo. No quiero que solo trabaje ella y tenga que pagar mis cosas, no me gusta hacerle ese feo, ¡otra expresión! ¿Habéis visto? ¡Qué guay!

En clases tampoco hablamos, no puedo decir mirarnos porque yo sí la miro, un montón, pero ella a mí no. Ahora paso más tiempo con Lars y Axel, ¡mis mejores amigos del alma!

—He hecho todas las actualizaciones que he podido para que no fuese tan anticuado. También lo he formateado para borrar mis fotos y juegos, y que tengas más espacio disponible para descargar lo que quieras. Me he permitido instalarte algunas aplicaciones esenciales y otras que creo que te gustarán. Oh... y tiene la tarjeta de mi antiguo número de teléfono, así que puedes hacer las llamadas que quieras y te he metido en el grupo de clases. También he puesto tu correo electrónico del instituto y te he metido en las clases virtuales que dieron los profesores el primer día. —¡Con que para eso eran esas combinaciones tan extrañas de letras y números!—. Eso no me lo agradecerás tanto... —Ríe tímidamente—. Tienes tres tareas pendientes para este viernes. —Me tiende el móvil. Tiene la pantalla un poco arañada, pero funciona y eso es lo que importa. 

—¡Muchas gracias, Lars! —No podría estar más agradecido. Es el amigo más bueno que podría tener. 

—Este fin de semana no podemos pasarnos por tu casa para configurarte el Internet, así que lo haremos la semana que viene. ¿Podrás aguantar una semana? —Esta vez es Axel. Al parecer, él también me va a ayudar con el asunto del móvil.

Amar tiene un precio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora