Capítulo 15

18 5 8
                                    

Jan.

Astrid me besó el otro día y no consigo sacármela de la cabeza desde entonces. Es un momento que llevaba meses esperando, pero pareció arrepentirse al instante de haberlo hecho. ¿Sigue pensando que Klara y yo tenemos algo...? No, es imposible, llevo tiempo sin hablar con Klara. Sea como sea, no es el momento de sacar el tema. No sé mucho sobre los sentimientos, pero sé que la muerte de su madre le ha dolido y no quiero hacerle más daño, por lo que esperaré para sacar el tema.

Hoy Astrid ha vuelto al trabajo después de varios días sin ir por el luto de su madre. Yo la cubrí los turnos de mañana y tarde, así que acabé trabajando todo el día y ahora estoy agotado, por esa razón me he tomado el día libre —aunque luego tendré que trabajar tres meses (para compensar las vacaciones también) sin parar— y estoy en casa, tumbado en el sofá viendo una película mientras como unas palomitas.

He pensado que después de descansar unas horas, puedo limpiar la casa un poco. Hace ya varios meses que Astrid me enseñó las tareas básicas de la casa, así que ya sé barrer y fregar sin meter la escoba en lejía.

Llaman al timbre, pero lo ignoro, Astrid me sigue diciendo cada día que no abra a nadie.

La identidad del asesino está a punto de desvelarse cuando en mi móvil suena una melodía.

—Hola, Axel. ¿Qué tal? —contesto al teléfono al ver el nombre de mi amigo en la pantalla.

—Abre.

Pauso la película, un poco frustrado porque estaba deseando ver si mi teoría sobre quién es el asesino era correcta, y voy a abrir la puerta donde me encuentro a Axel.

—Astrid no está —le digo, porque parece que ha venido a buscarla.

—Lo sé. Vengo a hablar contigo.

—Ah... Si es por el tema de que estoy viviendo en casa de Astrid, puedo explicártelo.

Niega con la cabeza.

—No te preocupes, ya me hago una idea.

¿Se hace una idea? ¿A qué se refiere con eso?

—Qué película más guay. —Se deja caer en el sofá y señala la televisión—. El asesino siempre es quien menos te lo esperas. Esa es la gracia de las películas, ¿no crees?

Me encojo de hombros y también me siento en el sofá. Axel está muy raro...

—Supongo que sí —respondo.

—Pero a veces te hacen creer que el asesino no es quien más lo parece porque sería muy obvio y aburrido, y resulta que lo es. ¿Me explico?

Asiento, básicamente se refiere a que a veces descartamos al que actúa más raro solo porque resulta muy obvio para una película de asesinos.

—Eso también pasa en la vida real. —Coge el cuenco de palomitas y se mete una en la boca—. Decimos: nah, el chico alemán de intercambio que es súper extraño no puede ser un psicópata y ¡sorpresa! No es un chico normal de intercambio.

Mi cuerpo entero se tensa.

—¿Qué quieres decir?

—Desde el principio sospeché que era algo raro porque los chicos de intercambio se quedan con una host family, y aquí de eso no hay; pero dije, bueno, habrá encontrado alguna... Hasta que descubrí que vivías con Astrid, entonces todo cobró sentido. Sigue sin haber host families en Visby y tú no vienes de intercambio.

—Vine aquí por mi cuenta...

—Ya me he dado cuenta. Viniste aquí sin avisar a tus padres, te escapaste de casa, ¿no? —No respondo, pero él continúa planteando su teoría—. Viniste con apenas ropa y la cual, claramente, no estaba hecha para un invierno sueco y, lo siento pero he de decirlo, olías a mierda hasta que te ganaste la confianza de Astrid y conseguiste un hogar en el que había baño. La verdad es que no sé dónde viviste hasta ese entonces, pero tampoco es que me importe. Además, no es por ofender, Jan, pero te comportabas como si acabaras de salir del área 51. Solo eras un chico raro, pero cometiste un error: buscar Kalle Wecker y no borrar el historial. —Suelta una risa sarcástica mientras yo siento que el mundo se me paraliza—. Y encima eres tan tonto que no te cambias el apellido. —Sigue riéndose, dándole palmaditas al sofá—. Aquí empieza lo bueno, me encantan las películas de misterio, así que a ver si acierto. Tu padre es Kalle Wecker, fue secuestrado por la mafia Die Blutigen Raben, específicamente por la sicaria Sombra Letal, tu madre. —Parece estar a punto de morirse de la risa y eso hace que la sangre me hierva. Tengo que apretar los puños para contener la ira que se libera dentro de mí—. Y, como si fuera una película, la secuestradora y el secuestrado se enamoraron, y la mafiosa decidió dejar todos sus asuntos turbios y huir para empezar una nueva vida con el amor de su vida... Pero claro, siendo dos personas tan famosas, no podían hacer eso tan fácilmente, así que tuvieron que vivir a la sombra de todo, y por eso su hijo no tiene ni puñetera idea de nada acerca de la puta vida.

Amar tiene un precio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora