Dos años antes.
Astrid.
Conozco a Axel desde que tengo uso de razón. Todos los buenos recuerdos que tengo están relacionados con él. Es mi alma gemela.
Aprendí a quererle antes que a multiplicar y aún no sabía cómo se resolvían las ecuaciones de segundo grado cuando supe que quería un futuro a su lado.
Tenemos una relación sana que estoy segura que durará hasta el fin de nuestros días. Lo amo más que a nada en el mundo.
—Cuando me case contigo no quiero llevar un vestido blanco. Quiero que sea especial, que sea único. —Estoy recostada en su pecho, mirando el techo y hablando como todos los días.
Me acaricia la cabeza mientras ríe antes mis ocurrencias, lo que me hace fruncir el ceño.
—Será una boda única como tú. —Sonríe, clavando sus ojos en los míos y regalándome un suave y delicado beso.
Siempre he sido la rara, ya sabéis, no es muy normal ver a una chica con el pelo rizado, morena y de ojos verdes en Visby; pero me alegro de ser así, como dice Axel, soy única y a él le encanta que sea tal y como soy. Él también es un poco bicho raro, es un genio en, prácticamente, todo lo que hace y tiene una extraña obsesión con sacar notas perfectas para ir al MIT; es perfecto, perfecto para mí.
Estamos varias horas hablando, cuando miro la hora me doy cuenta de que ya es tarde.
—¡Me tengo que ir! —grito, cogiendo mi mochila. Siempre vengo aquí después de clases y su madre nos recibe con un gran plato de comida caliente, es la mejor.
—¡Espera, te acompaño!
Busca los zapatos debajo de su cama.
—No hace falta, Ax. Es tarde.
—Por eso mismo, te acompañaré.
—No me va a pasar nada, de verdad. —Le doy un beso en la frente para tranquilizarlo—. He hecho este recorrido mil veces sola.
—Bueno... Pero escríbeme cuando llegues, ¿vale?
—Sí, ¡te lo prometo! —Poso mis labios sobre los suyos y sonrío—. Adiós, Axy.
—No me llames así, Star.
—¡Deja tú de llamarme Star, sabes que lo odio!
—Vete acostumbrándote, te llamaré siempre así, porque brillas como ellas.
Uf. Suspiro, este niño es agotador.
Cuando salgo de su casa, saco el móvil de mi bolsillo. Siete mensajes sin leer.
Sven: Venga preciosa, Axel no se va a enterar.
Sven: Te lo haré como nadie te lo va a hacer jamás.
Sven: Preciosa, conmigo dejarás de ser la rarita, ¿no te gustaría?
Sven: ¡Joder, responde!
Sven: Te juro que como no respondas te voy a matar.
Sven: Lo siento, no lo decía en serio. No te voy a matar, solo tengo unas ganas increíbles de besarte.
Sven: Recuerda, tú te lo has buscado.
Qué pesado. Le doy a bloquear.
Sven es un pesado, es un gilipollas popular y abusón que se cree que se puede liar con quien le dé la gana, ¿pues adivinad? Conmigo no puede. Lleva días escribiéndome y amenazándome, pero si algo sé de esta clase de tipos es que hablan más que hacen, nunca va a llevar a cabo sus amenazas.
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Amar tiene un precio.
RomanceEn un pequeño pueblo de Suecia, donde los estereotipos definen a las personas, Astrid se ha perdido a sí misma. Tras romper con su novio, conoce a Jan, un chico alemán de intercambio que despierta en ella sentimientos inesperados. Sin embargo, Jan n...