𝖀𝖓𝖎𝖉𝖔𝖘 𝖕𝖔𝖗 𝖊𝖑 𝖉𝖊𝖘𝖙𝖎𝖓𝖔. [𝕿𝖔𝖒𝖔 𝖀𝖓𝖔]

✧Episodio 18✧

La educación es primordial cuando alguien deseaba causar una buena primera impresión. Minerva demostró ser educada, logrando subir varios puntos a su favor entre los nobles. Algo importante para su futuro reinado, ya que al ser de otro reino con diferentes costumbres, religiones y culturas podría ser rechazada e juzgada.

Una a una las nobles familias se animaron a presentarse, logrando darle un buen vistazo a la extranjera. Al no sentirse en condiciones de quedarse más tiempo el doncel convenció a su padre de presentarse ahora para ellos dos poder marcharse sin llamar mucho la atención. El marqués conocía a su hijo notando de inmediato la incomodidad de su cuerpo, aceptando su pedido.

—Un placer conocerla princesa Minerva.—Haciendo una reverencia hablo el marqués.—La familia Dynasty’s se presenta ante usted.

La sonrisa en el rostro de la princesa al escuchar el apellido se debilitó un poco, disimulándolo bien apenas lo noto. Cortes hizo una reverencia y continuo intercambiando algunas palabras con el marqués, viendo de vez en cuando a Mairen de reojo poniéndola nerviosa. Mairen suspiró desviando la mirada tratando de calmarse o por los nervios terminaría cometiendo otro error, que no podía permitirse.

—Encantado de conocerla princesa, toda la familia le desea un próspero matrimonio y reinado. —Uniéndose a la conversación sonrió el doncel.

—Muchas gracias Ángel, Benjamín me habló sobre usted.—Sonríe algo más animada Minerva.—Espero hacernos grandes amigos.

—Espero lo mismo.—Ríe ligeramente.

—¿Sucede algo con tú piel Ángel?.—Pregunta preocupada cuando en su mejilla comenzó a notarse una mancha roja, ya imposible de ocultar con el maquillaje.

—Señorita si nos disculpa debemos retirarnos, otro día puede ir de visita y beber té.—Félix tomando del antebrazo al doncel termina la conversación, alejándose de allí con prisas.

A lo lejos Benjamín noto la anormalidad y cauteloso los siguió, pensando que era una pelea entre los prometidos y debía intervenir si llegaban a ponerse muy fea la disputa. Detrás de ellos se mantuvo a una distancia adecuada presenciando como Félix tuvo que detenerse para atrapar al doncel que respiraba de manera acelerada y se rascaba demasiado.

—Félix…¿Qué sucede?.—Pregunta decidiendo acercarse, preocupado por su amigo.

—Majestad por favor permítanos quedarnos esta noche en una habitación con acceso a un baño.—Al encontrase sin tiempo decide hacer el pedido desesperado y arriesgado a su perseguidor.

—Después me explicarán que sucede, rápido por aquí.—Guiando al leopardo por los confusos pasillos del palacio los lleva a una habitación apartada donde estarían cómodos.

—Gracias Benjamín…—Dice el tritón siendo dejado en el suelo, ya que para llegar más rápido tuvo que ser cargado.

Antes de que pusiera responder Ángel corrió dentro del cuarto yendo directo al baño dejándolos en la puerta. Intrigado el príncipe regresa a la fiesta antes de que notarán su ausencia y formarán escándalo, principalmente su madre. Félix suspiró cerrando con seguro la puerta y quitándose el saco del traje dejándolo en el camino al baño sobre la cama.

La puerta del baño estaba entre abierta cuando él empujó suavemente escuchando el agua caer y chapotear. Toda lo ropa se encontraba esparcida por el suelo, demostrando con la desesperación que fue desvestida. Dentro de la bañera se remojada el tritón rascando su cola causando que las escamas más suertes se desprendieran y cayeran al fondo.

Arrodillándose a su costado debate en entrar al agua y ayudarlo, según había comprendido el tritón estaba mudando las escamas viejas por otras más resistentes. ¿El repentino cambio era natural o causado por las aguas del lago?. No podría decirlo con certeza pero estaba casi completamente convencido de que esa era la situación. Lo decidió, con movimientos ágiles las ropas abandonaron su cuerpo evitando empaparlas cuando entró a la bañera.