✧Episodio 22✧

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Dentro del baño hacían eco los gemidos y jadeos del tritón. Que insatisfecho mordió el hombro de su pareja por solo jugar con su cuerpo sin llegar muy lejos. Algo que le molestaba de sobremanera debido a que su cuerpo deseaba más y solo le quedaba calmarlo con un baño de agua helada.

—A veces te odio tanto…—Susurra mirando la linda marca que dejaron sus dientes, lamiendo con delicadeza la sangre que salía por los orificios creados por sus colmillos.

—Más adelante entenderás el porqué de mis acciones.—Sonríe descaradamente el hombre bestia.

¿Por qué provocaba tanto al doncel y no llegaba al final?. Debido a que así el cuerpo de su amante desearía cada vez más y al llegar su luna de miel no tendría la fuerza de voluntad suficiente para detenerlo. Muchos pensarían que es una estrategia malvada pero, estarían de acuerdo con su eficiencia.

—Sácame de la bañera, tengo un poco de sueño.—Murmura con la voz cada vez menos dominante.

Otro efecto de esta táctica era la sumisión, su personalidad no cambiaría en nada. Solo que sin notarlo dejaría de tratar de dominarlo y ordenarle, claro que solo sería cuando estuvieran solos en algún momento íntimo. Entre algunas risas Félix salió de la bañera y ayudo a Ángel a secarse y vestirse, terminado llevándolo a la cama donde espero a que se quedará dormido.

Del otro lado de la mansión Noah observaba su espada de práctica perdido en sus pensamientos. Desde el baile comenzó a sentirse extraño por la princesa fantasma. Algo inapropiado por su compromiso con el heredero del reino que juro proteger al convertirse en un caballero bajo la tutela del marqués Ciel. Trato de alejar semejantes sentimientos llegando al límite de su resistencia entrenando, pero de poco sirvió y como el príncipe igual entrenaba con los caballeros para su futuro reinado próspero solían encontrarse en algunas de las pruebas generales de la academia.

Y por lo tanto se encontraba con la chica que siempre acompañaba a su prometido. Siempre que la observaba perdía la racionalidad que le indicaba apartar la vista. Hasta ahora no le ha causado problemas su comportamiento, pero si ha llamado la atención de ella. Mostrándose incómoda en cada ocasión, cosa que le provocaba un gran dolor en el pecho. Puede que hasta ahora problemas no le causó pero era cuestión de tiempo que Minerva le contara su incomodidad a Benjamín y los problemas tocarían su puerta, debía corregir su comportamiento lo más pronto posible.

—¿Piensas en ella?.—Sobresaltando al de magia de viento habla a sus espaldas el marqués.

—No sé de qué hablas maestro…—Murmura retomando los ejercicios.

—Claro que si, te conozco el tiempo suficiente como para reconocer que te molesta.—Asegura el mayor acercándose a las otras espadas de entrenamiento y acompañar a su alumno.

—Es imposible, nunca tendré oportunidad alguna.—Suspira posicionándose para comenzar a pelear, atacando primero.

—Según tengo entendido si tienes una, solo debes enamorarla.—Dice contratacando.—Los miembros de la familia real de ese reino tienen por tradición desposar máximo dos cónyuges.

Por su declaración Noah perdió el equilibrio al lanzar su ataque, terminado tendido en el polvoriento suelo. Observándolo sin cerrar la boca debido a la impresión de dichas palabras. ¿Era tan fácil de leer?. ¿Tenía oportunidad en verdad?. Aún no podía creerlo y dudaba hacerlo en los próximos días que pensara en ella.

—Hoy llegaron dos cartas del palacio, una para Félix y otra de la princesa Minerva solicitando permiso de una visita.—Extiende su mano con una sonrisa ayudando al chico a levantarse.—No pierdas la ocasión tan oportuna.

¡Era una maravillosa oportunidad!. Desde ahora debía pensar como aprovecharla y evitar cualquier error que lo dejara en vergüenza. Continuo entrenando con esmero llenando su mente de ideas.

𝖀𝖓𝖎𝖉𝖔𝖘 𝖕𝖔𝖗 𝖊𝖑 𝖉𝖊𝖘𝖙𝖎𝖓𝖔.  [𝕿𝖔𝖒𝖔 𝖀𝖓𝖔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora