✧Episodio 15✧

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En la tarde del día siguiente, Ángel sentía su cuerpo tenso e incómodo debido a la cercana hora del baile. Félix había ido a terminar un trabajo importante dejándolo aún más preocupado. El doncel suspira tratando de aliviar su estado de ánimo.

—Anna quiero que entregues algo por mi a la chica elegida.—Solicita abriendo una gaveta sacando de ahí un sobre algo abultado.

—Iré personalmente a entregarlo.—Responde la chica viendo como el tritón abría el sobre y metía una llave reluciente.

—De ser posible entrégalo directamente ala chica o a su madre.—Con seriedad en su tono le entrega el sobre.

Anna asiente aceptando la orden extendiendo la mano para tomar el importante objeto antes de marcharse apresurada. Ángel sonrió levemente al estar solo, en la mañana había escrito la carta detallando donde estaba encerrada Penélope y el objetivo de la carta. La llave enviada era una copia de la original que habría la puerta de hierro en el sótano.

Las indicaciones específicas y esa copia sería su único aporte en la venganza de Elizabeth Montero. Si no lograba entrar a la mansión por su cuenta y era atrapada sería por su propia incompetencia. Ahora su único trabajo era ser un espectador que movía sus hilos en silencio.

La hora prometida se acercaba lentamente, el tritón disfrutaba de un relajante baño viendo la pantalla translúcida flotante frente suyo, que proyectaba un cronómetro que casi llegaba al cero. Dentro de unos minutos su vestido estaría listo y poco después estaría terminado su regalo para Félix.

Cuando faltaban cinco minutos en el contador estiró su mano para tomar la toalla con el objetivo de cercar su cola, una vez que se vaciara la bañera. Como ya le era una rutina, secar su cuerpo era algo que se demoraba cierto tiempo. Pero una vez finalizado era algo satisfactorio, mientras se colocaba la ropa interior acarició algunas azules escamas translúcidas en sus piernas que permanecían después de su transformación señalando su linaje.

Salió del baño cubriendo su cuerpo con una bata blanca de baño con encajes dotados en la parte inferior de la tela. Un suave tintineo llegó a sus oídos poco después de asegurar que la puerta tuviera seguro colocado. Ese tintineo era el esperado aviso que su vestuario estaba listo para ser utilizado.

Activando su habilidad sonrió encantado viendo cómo de manera lenta se hilaba el vestido frente suyo. Había diseñando un kimono tradicional chino de manga grande, de color azul celeste que se desvanece a verdoso, con detalles en las mangas hasta toda la parte superior y en la parte inferior del vestido, siendo detalles de ramificaciones con delicadas flores de cerezo. El doncel reviso con cuidado los detalles buscando algún posible error y visualizando las hermosas líneas doradas al borde de las mangas sonríe quitándose la bata de baño con el objetivo de vestirse.

Teniendo su cabello levemente verdoso recogido con algunos broches para evitar que estorbaran termina de ajustar el cinturón en su cintura. Cuando es interrumpido por unos toques en la puerta seguido de la voz de Anna solicitando permiso para entrar.

—Puedes pasar.—Quitando el seguro abre la puerta, quedando detrás de ella evitando que los sirvientes que pasaban lo vieran.

—Jóven maestro…—Impresionada por su acepto la chica no puede evitar jadear.—¡El vestido queda maravilloso y al estar usted luciéndolo es aún mejor!.

—Gracias Anna.—Cerrando bien la puerta regresa a sentarse frente al espejo quitándose los broche.

—Un ligero maquillaje dará los toques finales pero…¿Qué clase de peinado desea?.—Pregunta la sirvienta tomando la caja de polvos.

—Es lo único que no pensé…—Responde cerrando los ojos dejándose maquillar.

Manteniéndose inmóvil siente la brocha rozar superficialmente sobre sus mejillas para resaltar un pequeño e delicado sonrojo. No le gustaba el maquillaje pesado y Anna tenía noción de ello, por lo que a parte de unos toques de polvo en sus mejillas, peinar sus pestañas, y un brillo para los labios ningún otro material sobre la mesa fue utilizado. Pestañeo viéndose al espejo satisfecho con su imagen dejando que Anna rociara un poco de perfume aroma lavanda en su cuello.

𝖀𝖓𝖎𝖉𝖔𝖘 𝖕𝖔𝖗 𝖊𝖑 𝖉𝖊𝖘𝖙𝖎𝖓𝖔.  [𝕿𝖔𝖒𝖔 𝖀𝖓𝖔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora