✧Episodio 05✧

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Cuatro días después llegaron a la mansión los miembros faltantes de la familia, luciendo desde el primer momento la copa dorada ganadora. El jefe de la familia para festejar el premio ganado por su hija organizó una gran fiesta, donde invito a reconocidos nobles con sus familias.

—En la celebración de esta noche la señorita Mairen y la señora Penélope tienen planeado dejarlo en vergüenza.—Informo Anna mientras peinaba los largos cabellos del doncel.

—¿Dijeron como planeaban hacerlo?.—Pregunta Ángel mirando a la chica por el espejo frente suyo.

—Me ordenaron ponerle en sus perfumes una loción especial para que su cuerpo se hinchará y salieran ronchas, así arruinando aún más su aspecto.

—Ellas aún no me han visto en persona y piensan que los rumores sobre mi cambio son falsos, pero quieren asegurarse que me vea horrendo frente a todos.

Ángel sonrió ampliamente mientras se levantaba ya arreglado, contemplándose frente al espejo. Tenía una idea sobre cómo revertir la situación a su favor. Una gran idea que dañaría y dejaría en vergüenza a las dos víboras que trataban de dañarlo.

—¡Ese vestido le queda precioso mi señor!.—Anna contemplándolo con ojos brillantes.

—Gracias.

La verdad este vestido era uno de los que más le gustaba. El vestido era color azul oscuro sin mangas y casi nada de escote, tenía brillos y algunas joyas incrustadas por toda su cadera simulando un hermoso cielo nocturno estrellado. Su cabello suelto con hebillas del mismo color combinaba a la perfección. Su atuendo no era extravagante pero sin duda resaltaría entre todos los demás. Y para culminar el maquillaje era tan sencillo que dudaba ser reconocido, un claro brillo labial y muy poca sombra.

—Anna con la loción que tienes por hacer es lo siguiente…—Ángel con una pequeña sonrisa y un brillo peligroso en los ojos le susurró al oído de la chica sus órdenes.

—Entendido jóven maestro.—Con una amplia sonrisa la sirviente hizo una reverencia antes de retirarse.

El doncel una vez solo saco del cajón de la cómoda unas prendas dobladas junto a unos bellos abanicos blancos. Y con discreción salió de la habitación rumbo a el cuarto de Félix, teniendo cuidado de no ser visto por alguien.
Al caer la noche numerosos carruajes llegaron a la entrada de la mansión, y numerosos nobles luciendo sus joyas con arrogancia. Todos eran de destacables familias que tenían algún negocio o relación con el marqués y su esposa.

Cada uno de los invitados fue guiado por los sirvientes rumbo al salón principal, donde los esperaba la anfitriona de la fiesta. Mientras eso ocurría, Ángel se encontraba en la habitación de Félix esperando pacientemente que se cambiara con las prendas que trajo.

—¿Por qué me obligado a ir cuando soy un esclavo?.—Preguntó de mal humor el hombre bestia mientras se colocaba el saco azul oscuro.

—Porque eres mi acompañante y protector.—Responde viéndolo fijamente sin pestañear.

—Es una fiesta no una batalla.—Se burla terminando de arreglar los últimos detalles.

—Todos me odian y a penas vean una oportunidad causarán problemas.

El doncel admiro al apuesto hombre frente suyo, días atrás había mandado a Anna por una telas que combinarán con su vestido pero que no tuvieran brillos. Todo para confeccionar un elegante traje a juego con él. Félix sería su pareja en la fiesta y por obvias razones sus ropas deben ir con combinados.

—Esos abanicos…—Murmuro Félix mirando los abanicos sobre la cama.

—Los mandé a hacer días atrás.—Respondió tomándolos para abrirlos.

𝖀𝖓𝖎𝖉𝖔𝖘 𝖕𝖔𝖗 𝖊𝖑 𝖉𝖊𝖘𝖙𝖎𝖓𝖔.  [𝕿𝖔𝖒𝖔 𝖀𝖓𝖔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora