✧Episodio 21✧

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La crisis empeoraba por minuto y a Félix no le quedó de otra que prometerle a Ángel que no se marcharía, no sin él acompañándolo. Logrando calmar lo suficiente a su amante que dejaba de llorar. Abrazándolo contra su pecho suspiró dándole palmadas en la espalda, tratando de que dejara de temblar y perforar su traje con sus garras.

—No sabía que los tritones tenían garras retráctiles.—Comenta con el objetivo de distraer a su pareja.

Con cuidado soltó una de las manos aferradas a su persona, admirando las garras retráctiles de unos tres centímetros que al reflejarse los bordes se notaba una luz plateada metálica a primera vista muy afiladas a pesar de ser finas. Besándolas ligeramente sonrió susurrándole algunas palabras tranquilizadoras.

—¿Lo prometes..?. Por favor prométeme que nunca me abandonaras por nada del mundo.—Suplica con los ojos cristalizados aún debido a sus inestables emociones.

—Lo prometo pececito, nunca te librarás de mi aunque huyas y cambies de nombre.—Sonríe pasando a besar suavemente sus ojos esmeralda, que brillaban más de lo normal por las lágrimas contenidas.

Ángel suspiró algo más aliviado al escuchar sus palabras. Había perdido por completo el control de sus emociones solo por una frase. A veces le asustaba lo dependiente que era del leopardo. Los dos eran dependientes del otro, asustando a quien los rodeaba por ello. Si algo le pasaba a uno de ellos era incierto que acciones tomaría el otro para lograr su bienestar.

Apoyando su cabeza en su pecho respiró hondo calmando de a poco su inquietó interior. Félix siempre cumplía sus juramentos así que no temía ser abandonado si aviso previo. Preocupado de que se molestara con él por haber restringido sus pendientes se estiró un poco para poder dejarle algunos besos en la mejilla y boca.

—No estoy molesto cariño, debía haberte explicado primero todo antes de decir que me iría temporalmente.—Aceptando los besos sonríe, no lograba aunque quisiera molestarse con su pareja por su comportamiento cuando le daba ternura sus acciones.

—Explícamelo por favor…—Susurra apenado separándose un poco.

Félix asiente comenzando a explicarle sus orígenes y el motivo que cuando se conocieron era tratado como un esclavo. El pertenecía a una noble familia de condes y condesas del Reino Bestia. La familia Vangeance siempre tuvo aliados y enemigos poderosos, que al ser tan grande la lista de personas que querían su ruina, se mantenían alertas ante cada pequeño detalle insignificante.

Aunque por su situación actual no fue suficiente estar alerta. Terminando siendo despojado de su reino y todos sus bienes fueron a parar en manos del pajarraco. Al ser un problema interno los gobernantes harían la vista gorda si no eran perjudicados. Haber asesinado a Eliot Scofield en otro reino fue su mejor jugada, los reyes recibirían la noticia y notarían al instante al causante por su magia.

—Ellos mismos preguntarán sobre mi asistencia al evento y me nombrarán su representante temporal.—Termina de explicarle el leopardo.

—Eso confirmaría tú regreso, así obteniendo de vuelta los bienes de la familia e título.—Deduce el doncel comprendiendo el por qué Félix deseaba marcharse tan pronto.

—Llevarte retrasaría un poco el proceso, ya que no solamente necesitamos el permiso del marqués sino también de los gobernantes.—Algo estresado debido por los múltiples documentos a llenar hace una mueca, estarían fuera máximo un mes pero los odiosos tramites eran largos.

—Puedo obtenerlos más rápido de lo pensado, solo déjame acompañarte.—Abrazándolo por el cuello se niega a soltarlo debido al aún pequeño temor de ser dejado.

—Esperaré unos días más, solo por ti pececito.—Le devuelve el abrazo con amor en cada movimiento.

Unas horas más tarde Anna les entrego un aviso del marqués, donde solicitaba la presencia de los dos en la habitación principal. Esto significaba que Penélope regreso del mundo de los sueños y las posibilidades de escándalo aumentaron.

𝖀𝖓𝖎𝖉𝖔𝖘 𝖕𝖔𝖗 𝖊𝖑 𝖉𝖊𝖘𝖙𝖎𝖓𝖔.  [𝕿𝖔𝖒𝖔 𝖀𝖓𝖔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora