Sus palabras se deslizan lentamente de su boca a mis oídos. Al principio no entiendo a qué se refiere cuando habla de matrimonio, luego como un balde de agua sobre alguien que duerme, me despierto de mi letargo comprendiendo todas las implicaciones y definiciones del matrimonio, no porque no las entendiera, sino porque no puedo hacerme a la idea de estar casada con un hombre así.
―No, jamás... ―Niego con la cabeza al mismo tiempo que niego con mis palabras.
El hombre de la máscara se pone de pie dispuesto a marcharse, y antes de salir por la puerta se detiene un momento junto a nosotros:
―Ahí tiene su respuesta, conde.
―¡No, por favor, majestad, deme un momento a solas con la princesa, permítame que le explica con tranquilidad, por favor, se lo pido, un momento solamente!
El rey se lo piensa un instante y en una frase seca responde:
―Tiene cinco minutos, y... conde, estoy siendo demasiado indulgente.
Los soldados se marchan tras de él y por un breve instante puedo respirar aliviada cuando nos quedamos solos.
―Mi Lord, yo jamás... no puedo casarme con alguien así... ¿Cómo pudo pensar que yo lo aceptaría? Además, sigo comprometida con el príncipe Edmund.
El conde me toma de las manos y me lleva al sillón más cercano donde ambos tomamos asiento.
―No estas entiendo la situación. Escucha, querida... No sé cómo explicarlo... ―Se toma un respiro y luego prosigue―. En mis días en ese agujero junto a otros nobles, escuche de ellos los horrores que este hombre ha cometido, y peor, los que cometerá...Asteria solo es el inicio de sus planes de conquista, seguirá expandiéndose, desea convertir todo en un imperio...
―¿Qué quiere decir?
―Pronto se expandirá hacia otros reinos, anexándolos poco a poco por la vía que encuentre más sencilla y me temo que también puede ser la más mortífera... Eloise ―pronuncia mi nombre con gravedad―, ¿Cómo crees que conquistara Elea si nuestro ejército no tiene punto de comparación al suyo en fuerza y proporción? Mira lo que hizo con Asteria... Estos días ha mandado a la guillotina a casi toda la corte del príncipe, súbditos y sirvientes, ninguno escapó... Por eso yo, me tome la libertad de...
Me suelta de las manos y se pone de pie.
―Después de meditarlo mucho, pedí una audiencia con él, y ofrecí el mismo trato que teníamos con el príncipe Edmund ―confiesa avergonzado―. Un acuerdo comercial a cambio de matrimonio, claro que cederemos muchos más beneficios al rey en cuanto a bajos precios y la mejor calidad de nuestros productos, además de garantizarle que nuestro pequeño ejército se unirá a él... a cambio de que tu aceptes el compromiso.
―Pero Lord Baltus...
―Creí que ese hombre no aceptaría mi petición, pero para mi sorpresa lo hizo... Querida Eloise, sé que te pido demasiado a sabiendas de que este matrimonio será difícil, pero comprende que, si no aceptas, no va a perdonarnos la vida de ninguna manera y el pueblo sufrirá las consecuencias.
Sus palabras ahora me suplican a mí y moldean un hueco en mi interior.
Los cinco minutos se convierten en un efímero golpe sobre una puerta para pedir que se abra o bien que permanezca cerrada para siempre.
El hombre ingresa a la sala dispuesto a escuchar su respuesta. Me pongo en pie y le miro de frente.
―Acepto el compromiso ―exclamo antes de que pueda arrepentirme.
Los ojos de mi lord brillan de esperanza y alivio.
―Pero tengo mis condiciones, majestad ―solicito con temor―. Le pido que mi pueblo nunca sufra el filo de la espada de su ejército. Que libere a las mujeres que estaban conmigo en la celda, víctimas también de esta situación. Que sea Lord Baltus, quien continue a cargo de los negocios de mi padre, le conviene a su majestad contar con un hombre aliado que conozca la región y los tratos comerciales que se hacen ahí.
El rey de hierro se acerca a mí inclinándose levemente. No puedo apartar la vista de su rostro inexistente cubierto por esa cota de malla que también oculta su cabeza.
―No debió aceptar el compromiso ―sentencia.
El negro de sus ojos centellea de astucia y frivolidad. En tanto que en mi interior el hueco se vuelve más profundo y amenazador.
―Le pido que conceda mi petición, majestad.
―Exige demasiado para ofrecer tan poco.
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El rey de hierro
RomanceEloise está por casarse con el príncipe de Asteria, pero su boda se ve interrumpida cuando el cruel rey Kirian ataca al reino. Por amor a su pueblo Eloise se verá obligada a casarse con el nuevo monarca, descubrir los secretos que oculta y conocer e...