Capítulo catorce

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En medio de la madrugada, Yoko escuchó la puerta de su habitación crujir al abrir. Lo ignoró y se obligó a sí misma a cerrar los ojos tratando de conciliar el sueño. Sintió el colchón hundirse al borde de la cama, y como Faye empezó a repartir caricias con la yema de sus dedos por todo su cuerpo, pasando por todas y cada una de sus curvas. Se inclinó para hablarle en el oído.

—Sé que estás despierta — susurró —Date la vuelta por favor.

Yoko pudo sentir el sufrimiento en su voz. Lentamente, se giró entre las sábanas y abrió los ojos. Faye notó que ella había estado llorando por su culpa. El corazón se le encogió.

—¿Qué es lo que quieres? — fue ella quien se atrevió a hablar primero.

—Perdóname, princesa... No quise hacerte sentir mal.

Yoko solo asintió, desinteresada. Faye tomó su mano bajó la sábana la apretó levemente.

—Fui una idiota, no era la forma...

—Ya no importa — suspiró, sintiéndose muy, muy cansada —¿Llamaste a mi mamá? — preguntó nerviosamente.

—No — negó con la cabeza —Jamás haría algo así, no podría hacerte eso. Lo dije por un arrebato de estupidez.

—¿De verdad no la llamaste? — dijo, y su felicidad hizo sentir a Faye aún más culpable.

—Sí. No me gusta estar peleada contigo — le dijo con sinceridad.

—A mí tampoco.

—Entonces, ¿Me perdonas?

Yoko sonrió, mostrando parte de sus encías con esa linda sonrisa. Faye se sintió derretir.

—Claro que sí.

—Genial, y no te preocupes... No habrá regla tres y no seré estricta con la primera...

Yoko dió un grito de la emoción. Se tiró encima de Malisorn y empezó a repartir una lluvia de besos por toda su cara

—Pero prométeme que cumplirás la segunda y me dirás a dónde irás y con quién.

—Sí, sí. Te lo prometo. Oh, tía Faye, eres la mejor — dijo inmensamente feliz —¡Te quiero!

—Y yo a ti. — la cogió de la cintura y la levantó, logrando que cambiaran de posiciones, ahora Faye estaba quedando acostada y Yoko a horcajadas encima de ella —mmh... La noche aún es joven.

Yoko sonrió cómplice y se inclinó para besarla y embriagarse con ese característico sabor que a ella tanto me obsesionaba. Faye deslizó una de sus manos por su muslo desnudo y la subió hasta su culo, cubierto por un simple short de pijama. Le dió un leve apretón y Yoko jadeó.

—Dios, eres fantástica — dijo Faye mirándola a los ojos, en medio de una nube lujuria.

Yoko meció más caderas. Faye cerró los ojos, sintiendo como su pene palpitaba por la excitación, deseosa de poder follarla duro. Yoko volvió a moverse encima de Malisorn, ahora hacia delante y atrás, logrando que Faye no lo pudiera soportar más.

—Yoko... — gimió —¿No podrías hacer eso otra vez pero sin la ropa?

Apasra solo rió. Faye abrió los ojos y notó lo excitada que estaba Yoko, pues no traía sostén debajo de su polera y sus pezones se remarcaban bajo la tela. Faye se pasó la lengua por los labios, y posó una de sus manos sobre su seno derecho. Apretó.

—P'Faye... — gimió, mordiéndose su carnoso labio inferior.

—Juro que esta noche no la olvidarás jamás — dijo, entremedio de un gruñido, para luego capturar sus labios en un beso salvaje.


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ola, busquen de Dios, puercos.


Una Tía Sucia [FayeYoko G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora