Capitulo treinta y siete

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—¿M-mamá? — tartamudeó, separándose rápidamente de Faye y cubriéndose con la sábana. Aunque ya era tarde, pues Freen ya las había visto.

La cara de Freen enrojeció de ira. Tenía los dientes tan apretados que Yoko tenía que se hiciese daño. Con los rasgos de su rostro endurecidos, se acercó hacia la cama y cogiendo a Yoko del brazo con brusquedad, la jaló y la levantó. Yoko se tambaleó, gimiendo de dolor y trató de taparse con la sábana.

—¡¿Qué significa todo esto?!

—Mamá... — tragó saliva. Él corazón le latió verdaderamente, mientras luchaba por desatar el nudo que se le había formado en la garganta —Puedo explicártelo.

—Freen. — Faye se subió la ropa interior atrás. Trató de acercarse a Yoko, pero Freen la apartó de su alcance.

Freen la miró con una furia que Faye no había visto jamás.

—Tú no te metas. Hablaré contigo después.

—¿Freen? — Becky apareció en la habitación. La expresión de su rostro se transformó en una de terror cuando vió a su esposa tan enfadada —¿Qué pasó aquí?

—Lo que pasa es que cuando entré al cuarto en busca de mi celular, ¿Qué crees que me encontré? — dijo Freen con su voz grave por la cólera —¡A tu hermana follando con mi hija!

Freen esperó que Becky reaccionara de la misma forma que lo hizo ella, pero en vez de eso, ella caminó hacia Yoko y la apartó del agarre de su esposa. Yoko lloraba mientras Becky recogía su ropa del suelo y trataba de vestirla. Faye se le acercó y la abrazó, ella escondió su rostro en su cuello y sollozó. Freen se quedó helada. Su cara palideció.

—Tú sabías de esto? — preguntó Freen, apenas en un susurro.

—Lo supe apenas hace unos días. — habló Becky —Te lo íbamos a decir hoy después de la cena.

En el rostro de Freen apareció una expresión que parecía de dolor al ver a Faye mecer a su hija en sus brazos. Casi enseguida, el dolor desapareció sustituyéndose por rabia. Cogiendo a Yoko del brazo, empujó a Faye lejos de ella y la llevó fuera de la habitación. Faye fue tras ellas, pero Freen se encerró en el cuarto de Yoko y le puso seguro a la puerta antes de que Faye pudiera entrar. Miró a su hija enfadada, y el frágil cuerpo de Yoko tambaleó hacia atrás cuando la soltó.

—¿Cómo pudiste hacerme esto, Yoko? ¿Meterte con tu propia tía?

—Fay... Faye no es mi tía.

—Claro que lo es. Joder, Yoko. Yo jamás de crié así.

—Tú nunca te preocupaste por mí.

—¡Claro que lo hice! — rugió —Eres mi responsabilidad. Sangre de mi sangre...

—Mamá... — sollozó y desvió la mirada de ella, débil —Entiéndeme, por favor.

—¡Mírame a los ojos cuando te hablo! — la agarró de la barbilla con brusquedad y la giró obligándola a quedar frente de ella —No volverás a ver a Faye jamás, ¿Me escuchaste?

A Yoko se le encogió el corazón, pequeño, diminuto. Inservible.

—Yo la amo.

—No, tú no la amas. Lo que sientes por ella es solo una maldita obsesión que yo misma me encargaré de eliminar.

Y con esas últimas palabras, Freen desapareció del cuarto. Mientras Yoko se tiraba en su cama y hundía su rostro en la almohada para llorar, supo en ese instante que había perdido la última oportunidad para ganarse el amor de su madre. Y no solo eso, sino que el de Faye también.

Una Tía Sucia [FayeYoko G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora