Capitulo veintiséis

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—¿En efectivo o con tarjeta? — le preguntó la chica, al mismo tiempo que mordía su carnoso labio inferior.

—Con tarjeta — contestó Faye.

La vendedora cogió y dobló la falda junto con las camisetas de Yoko que a duras penas se las entregó. Yoko miró mal a la mujer por enésima vez cuando se giró y se agachó, buscando unas bolsas, o tal vez... Para colocarle todo su culo en la cara de Faye. Yoko frunció el ceño volteándose enojada. Faye por su lado carcajeó.

—Gracias por su compra. — dijo la vendedora, inclinándose en el mostrador, haciendo que la abertura del cuello de su camisa se abriera dejando a la vista unos grandes y voluptuosos pechos blancos. Faye bajó la mirada, pero al instante la quitó.

—Gracias a ti. — dijo sonriendo y agarrando las bolsas.

—¡Me llamo Amanda, por si acaso! — gritó para que la escuchara, en cuanto Faye y Yoko se alejaron.

Faye solo se rió por lo bajo. Yoko rechinó los dientes, roja de la rabia y golpeó a Faye en el hombro. Aunque leve, logró captar la atención de la mayor.

—¿Qué?

—Con que soy la única muñequita de tus ojos, ¿Eh? — dijo irónica.

—Vamos, no te enojes pequeña... Además ni siquiera hice nada.

—Eres una cerda que le mira las tetas a la primera mujer que se te cruza por delante. Estúpida, tonta. — masculló.

—Mmh... Te ves jodidamente sexy cuando me insultas.

Yoko se sonrojó. Era imposible tener una conversación seria con ella sin que le dijera algo que la hubiera sonrojado.

—Tú siempre mezclando las cosas, eres tan... tan...

—¿Tan qué? — preguntó Faye alzando una ceja divertida.

—¡Tan terca! Una idiota que piensa con la cabeza... ¡Pero la del pene!

Faye entrecerró los ojos.

Eso no es lo que decías el otro día mientras me montabas.

Yoko sintió sus arder, por enésima vez.

—Es toda tu culpa.

—¿Mi culpa? No que fuera la única calentona aquí.

—Tú me pones así.

—Me alegra oír eso. — dijo, sonriendo pícaramente. —Me encantas.

—¿Aún con mi celos y todo eso? — preguntó con una inocencia que Faye no se creyó ni por un segundo.

—Absolutamente todo. Me fascinas. — dijo y tomó su rostro con las manos, para luego acercarla hacia ella y devorarla con un beso hambriento.

Después de haber recorrido unas cuantas tiendas más del centro comercial, compraron útiles y zapatos para Yoko. Decidieron tomarse un descanso, al sentarse en una de las bancas mientras tomaban de sus bebidas antes de volver a casa.

—¿Sabes, Yoko? — habló Faye, con la mirada fija en su bebida —He estado pensando en algo...

—¿En qué? — dijo y bebió de su coca cola.

—Crel que es tiempo de dar el segundo paso. Quiero que nuestra relación sea más formal. — dijo tratando de que ella entendiera la indirecta. Pero Yoko no la captó.

—¿A qué te refieres? — preguntó, frunciendo el ceño.

—Me refiero a decirles a Freen y a Becky sobre nuestra relación.

Yoki casi escupió la bebida en su cara. ¿Había escuchado bien?

—¿Hablas en serio?

—Sí. — suspiró —Yo... Ya estoy cansada de más mentiras. Quiero que lo sepan... que sepan que a la mujer a quien amor eres tú.

—Yo... No lo sé. — agachó la mirada.

—Amor. — le levantó el mentón con un dedo —Mírame, sabes que tarde o temprano lo sabrán.

—Lo sé, pero es que... — suspiró —¿Y si se lo toman mal?

—Tendrán que tomárselo bien, le guste o no. No te preocupes, ¿Por qué tanto miedo? Ni soy tu tía de sangre. ¿O sí?

Ella solo negó con la cabeza.

—Vamos, no estés nerviosa, corazón.

—Está bien. — dijo insegura. Sabía que la decisión de decirle a su madre y su madrastra sobre su relación, era un gran paso. Estaba consciente de ello, pero al igual que Faye, ya estaba harta de las mentiras. Ya no quería ocultar lo que sentía por Faye, y menos con su propia familia. —Quiero hacerlo.

—Vale. — sonrió —Le diremos primero a Becky y después a Freen, ya que Becky es más tranquila en comparación a Freen.

—Perfecto, ¿Cuándo se lo diremos?

—Pronto.




Una Tía Sucia [FayeYoko G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora