Capitulo treinta y dos

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Faye acarició la cintura de Yoko bajo las sábanas una vez más. Yoko sonrió y repartió besos pequeños, tiernos desde su hombro hasta subir a su boca. Faye entreabrió los labios y dejó que la menor la besara.

—Mmh... — suspiró Faye —Que traviesa.

—Tú me pones así.

Faye la acercó más a sí misma. Yoko se acurrucó a su lado y escondió su cara en su cuello. Faye acarició su cabello, apartándolo de su rostro. Aquel cabello, en el que había enterrado su rostro mientras hacía el amor minutos antes.

—Sabes lo que pasará hoy, ¿Verdad? — preguntó suavemente Malisorn.

Faye sintió a Yoko tensarse bajo sus brazos.

—Sí, sí. — dijo Yoko, casi en un susurro.

—Nonte notó muy segura. — le sonrió Faye.

—Es solo que estoy nerviosa. — admitió. Con el dedo índice Yoko empezó a traxar cada unos de los abdominales de Faye haciendo que fayesito se pusiera más duro de inmediato.

—No lo estés... Ya... Ya vas a ver qué todo... — tragó saliva. ¿Es que acaso Yoko no sabía lo que provocaba sus caricias? —Saldrá bien.

—¿Y si Becky no está se acuerdo con nuestra relación? — preguntó y sus caricias cesaron. Faye suspiró agradecida. Un segundo más y terminaría follándosela —Nonquiero que me separen de ti.

Faye la tomó de las mejillas y le levantó el rostro. Yoko se relajó al instante en el que la mayor la besó. De pronto se olvidó de todo. De su mamá Freen, de Becky y de la puta idea de que Faye era su tía. Jamás lo fue para ella. Siempre la había mirado con otros ojos y ahora que la tenía no dejaría que nadie la alejara de ella. Aunque significara perder todo el amor que le tenía su madre hacia ella. Si es que lo tenía.

—Escúchame bien. — dijo Faye sobre sus labios. —Nadie, absolutamente nadie nos va a separar.

—¿Me lo prometes?

—Te lo prometo. — sonrió y Yoko rozó su nariz con la suya —Te amo.

—Y yo a ti. — sonrió y se fijó en el reloj de la mesita de noche. Doce y media de la tarde —Tenemos que levantarnos antes de que mamá y Becky lleguen del supermercado.

Faye bufó, Yoko rió.

—Está bien.

Faye se bañó primero. Cuando Yoko salió del baño y bajó más escaleras, se encontró con el almuerzo servido. Se sentó al lado de Faye y cuando terminó de comer, se levantó se fue hacia su habitación para terminar su trabajo de biología. Eran pasadas las cinco de la tarde cuando Faye entró en su habitación y se sentó a su lado. Empezó a besarle el cuello, haciendo que se le hiciese imposible concentrarse en terminar el trabajo.

—Ya, Faye. — rió Yoko —No me puedo concentrar y necesito sacarme una buena nota para impresionar a mi mamá.

—Te esfuerzas mucho por ganar su atención, ¿Eh? — apartó el pelo de su cuello y se lo besó —Ella ya te quiere.

Yoko negó con la cabeza.

—No me lo demuestra. Ni siquiera le importo. — suspiró y terminó de pegar los recortes en su cuaderno —Bueno, ya terminé. — dijo satisfecha y miró a Faye a los ojos —Bueno, ¿A qué se debe tu visita a mi cuarto?

—No te hagas la tonta... Ya sabes a lo que vine.

—¿A qué? — dijo haciéndose la desentendida

—Ya sabes, Becky está abajo... Y tenemos que hablar con ella..— dijo, ahora mirándola seria. En verdad Faye quería terminar con todo este secreto.

Yoko cerró y abrió los ojos lentamente, como si es el simple hecho de hablar con Becky doliese.

—Sí, tienes. — suspiró y Faye la besó en la mejilla —Bajemos.

Bajaron las escaleras y tomadas de las manos. Al cruzar por sala principal se encontraron con Becky sentada en el sillón leyendo un libro. Yoko de repente quiso huir, retrocedió unos cuantos pasos pero Faye apretó su mano más fuerza. Faye se aclaró la garganta para llamar la atención de Becky. Ella levantó la cabeza para verlas. Una sonrisa se asomó por sus labios.

—¿Pasa algo? — preguntó y bajó la mirada hasta sus manos unidas. Frunció el ceño y su sonrisa se borró —¿Por qué están tomadas de las manos?

Una Tía Sucia [FayeYoko G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora