Capitulo treinta y cuatro

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—¿En qué crees que esté pensando? — preguntó la mayor.

—No lo sé.

Beck estaba afuera en el jardín, tratando de ordenar las ideas en su cabeza. Desde que Faye y Yoko terminaron de explicarle, ella había pedido un poco de tiempo para pensarlo y salió. Todo esto la había dejado impactada. Yoko y Faye la habían estado mirando desde hace rato, pero Becky no se movía de ahí y eso solamente aumentaba la preocupación de ambas.

—Ha estado afuera más de una hora, ¿Y si ya se arrepintió? — preguntó Yoko nerviosa.

—No pienses en eso, pequeña. Esperemos a que venga y nos dé su respuesta.

La puerta se abrió. Enderezándose, Faye se acomodó en el asiento y en silencio vió a Becky caminar hacia ellas. Yoko miró a Faye con algo de temor y Malisorn le apretó levemente la mano, tratando de tranquilizarla. Becky se sentó al frente de ellas y suspiró antes de comenzar a hablar.

—Bueno, lo he estado pensando... Y llegué a la conclusión.

—¿Cuál? — preguntó Faye

—No son familiares de sangre... — Beck miró a su hermana y a Yoko detenidamente —Y no soy nadie para prohibirles  estar juntas. Así que, por mí está bien que lo estén.

Sus palabras hicieron sentir a Faye aliviada y toda la paz volvió a ella al ver sonreír a Yoko, una sonrisa amplia, preciosa. Y a Faye le entraron ganas inmensas de comérsela a besos, pero se contuvo. Solo porque Becky estaba ahí.

—¿De verdad? — cuestionó Yoko, con un brillo especial en los ojos.

—Claro que sí, cariño. — sonrió y le pellizcó la mejilla delicadamente —Por más raro que suene todo esto, me alegra verte feliz. P'Faye es un buen partido para ti. — palmeó el hombro de su hermana suavemente —Me lo tenías bien escondido P'Faye, ¿Eh?

Malisorn se sonrojo, y levemente se encogió de hombros.

—Que te puedo decir. Jamás pensé que Yoko me traería tan loca. — pasó su brazo alrededor de los hombros de la mencionada y la acercó para besarla en la mejilla.

—Uy, creo que tanto amor me tiene agobiada. — dijo Becky, abanicándose con la mano. Faye y Yoko rieron —Vamos, vengan aquí. — abrió los brazos y las abrazó a ambas.

Las tres sonreían. Faye estaba feliz al saber que su hermano la apoyaba, y de Yoko, ni se diga. Todo había salido mucho mejor de lo que planearon. Becky sentía una gran alegría por ella. No le importaba que su hermana estuviera con su hijastra, si no que se amen. Y el amor entre ellas era notable.

—¿Por qué tan felices? — preguntó Freen, y al instante ellas se separaron. Las tres se repartieron miradas cómplices, para luego mirarla a ella. Freen sonrió —¿Y bien? ¿Alguien me va a decir que es lo que pasa?


Una Tía Sucia [FayeYoko G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora