Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño.
Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste secreto, ahora tenía dos inquilinos en su casa.
Namjoon observaba a su amigo, hace exactamente diez minutos que tenía a Yoongi delante de él, mirándole muy molesto sin decir o hacer nada y se sentía muy nervioso, sabía que no debió ocultar al mayor la información acerca de los juegos.
— ¿Por qué no me lo dijiste?— Hablo por fin Yoongi, estaba realmente fastidiado con su amigo.
—Oh…es que lo había olvidado — responde con risas nerviosas, evitando su mirada.
—Namjoon — gruñe con el ceño fruncido.
El moreno suelta un suspiro — Es la primera vez que decides asistir a un lugar, sin necesidad de que Jin te amenace — comienza a explicar — Sí te decía acerca de los juegos, te arrepentirías y no quería que eso sucediera, lo siento — agrega al final arrepentido.
Yoongi lo observa anonadado, estaba agradecido por la preocupación de su amigo, pero ya estaba cansado de ser una carga, durante años ha visto la manera en que lo ha cuidado y ayudado en todo momentos.
—Son solo juegos — comenta, cruzando los brazos.
—Yoongi —
Con una sonrisa leve se acercó a él —Nam, decidí tomar tu consejo, estoy dispuesto a superar mi pasado, a tratar de sanar — declara firme — Necesito que confíes en mí — pide. La sonrisa del moreno se extiende mucho más grande y asiente comprensibo.
—Ya mejor dime de qué tratan los absurdos juegos — comenta, cambiando el tema.
No iba a negar que la idea de jugar lo ponía muy ansioso, pero ya había tomado una decisión y seguiría firme hasta el final.
El moreno entonces comienza a contarle acerca de los cinco juegos que realizarán, tres juegos se realizan hoy y los dos últimos mañana, cada juego ganado es un punto, el equipo o familia que tenga más puntos gana el premio, que era una semana de plena libertad sin asistir al trabajo, lo cual era lo que más atención le había llamado al mayor, ya que lo que Yoongi más necesitaba ahora mismo eran días libres, para disfrutar con sus flores, vaya que Namjoon sí que sabía como motivar a sus trabajadores para qué participarán.
El primer juego consistía en el recorrido del bosque, había tres banderas de diferentes colores escondidas y el primer equipo que encuentre todas o la mayoría, se lleva el punto ganador.
Yoongi estaba tranquilo, el primer juego no era nada preocupante, era solo como una búsqueda del tesoro, sonríe en grande a su pulguita le encantará el recorrido.
Ambos deciden regresar al lugar donde se encontraban las tiendas de campañas, se habían alejado para poder conversar a gusto.
— ¿Todo bien? — consulta el doncel, acercándose junto al mayor con su bebé en brazos.
Yoongi sonríe — Todo perfecto — contesta, cargando ahora él a la pequeña, que tenía varias flores en su mano
— Minki tiene un regalo para ambos — informa con una sonrisa, pues su bebé le había mostrado las flores que les trajo del paseo.
— Flo de papá — comenta su pequeña Pulguita extendiéndole las flores que tenía en su manito.
Yoongi sonríe encantado y conmovido, las flores son algo muy importante y valiosas en su vida y que la costumbre de su pequeña sea darle flores lo hacía sentir muy feliz, asiente agradecido envolviéndola más con un abrazo lleno de amor.
El moreno quien observa la escena tan tierna, sonríe agradecido, ahora entendía la razón tan fuerte que tenía Yoongi,ñ por querer avanzar, tenía una nueva personita que ahora dependía emocionalmente de él.
—¿Dónde está? — Namjoon escucha un grito escandaloso de una mujer que venía rápidamente hacia él, reconocía perfectamente esa voz.
—Jieun — Saluda el moreno confundido por verla llegar.
—¿Dónde está? — vuelve a consultar mucho más emocionada.
—Creí que no vendrías — comenta el moreno ignorando la pregunta que hizo.
—Sé cancelo mi entrevista y vine lo más rápido que pude — informa eufórica la pelirroja. Namjoon seguía sin entender por qué razón estaba tan emocionada.
— ¿Ya me dirás donde está? — consulta nuevamente ansiosa.
Namjoon frunce su ceño — ¿Dónde está quién? ¿De qué mierda hablas?— pregunta harto de la exasperante pelirroja.
—La pequeña Min — responde incrédula, pero muy emocionada, quería comprobar las fotos que le mandaron.
El moreno entonces entiende y con una sonrisa triunfante le señala la tienda de Yoongi, dejaría que él se encargara de su loca amiga.
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