(60)
Flor:
Acostada en la tumbona dejando que el sol me broncee, sintiendo el rico olor a playa y el sonido de las olas. Ni tengo idea de dónde se encuentran los dos, decidí en tomarme un tiempo para mí.
En éstos tres años no he parado ni mucho menos he dejado el papel de mamá luchona cómo dirían por ahí, ¿Y saben qué es lo más sorpresivo? Es que jamás en la vida se deja ese papel.
Trato de ignorar los pensamientos en dónde Taylor, él mismísimo hombre me pidió que posara para uno foto con él, al parecer me tengo que acostumbrar a la actitud que posee en éstos momentos.
Mí pecho salta de la impresión mientras grito exaltada al sentir el agua congelada, ya que mí cuerpo está caliente debido al sol. Me quito los lentes de sol el cuál es de Taylor para luego ver a los culpables.
—Papá, cómo que nos metimos en un problema —Eileen le habla en susurro en modo de yo no escucharla, pero está más que claro que sí la oí—.
—Y ahora es que te das cuenta —El muy bobo le sigue la corriente—. Empieza a correr.
—No sé diga más —Nuestra hija sale a la carrera mientras grita cómo sí un zombie la persiguiera—.
Me levanto alarmando un poco al hombre, lo noto en la forma de cómo me mira. Empiezo a sentir frío cuándo la brisa choca en mí cuerpo, el de arriba cómo que no quiere que yo esté en paz.
—Amor… —Carraspea su garganta cuándo le sale el habla en un hilo de voz—. Flor.
—¡Taylor Nobéli Jackson! —Imita la opción de Eileen, sale corriendo traspasando a su hija—.
Ya no sé sí reírme o qué, esas palabras son mí lema al parecer.
—¡Vengan acá me hacen el favor! —Les grito para que me escuchen—. Yo solo espero que cuándo muera mí alma no sea una en desgracia porque en vida sí he sabido pasar por cosas…
Parezco una loca hablando sola. Con un caminar tranquilo me voy acercando a ellos, Eileen se esconde detrás del gran hombre mientras el opta por su postura intimidante.
—No me das miedo —Dice—.
—Entonces deja de correr cómo un inmaduro —A la niña se le quiso salir una risa y es por eso que Taylor la llega a ver un poco mal—.
—Solo me comporto así para que Eileen no se aburra —Me río—.
—Sí, ajá —Me doy la vuelta con el pensar de volver a la tumbona—.
Aunque eso no parece posible cuándo ya estoy en el aire debido a que cierto hombre me tomó cómo un verdadero saco de papas. Pataleo encima de él, sinceramente no quiero sentir aún el agua fría.
—¡Él agua está fría!
—Claro que no.
—¡Tú no la sientes así porque tú cuerpo ya se acostumbró a ella! —Por más clases de defensa personal u otra práctica es imposible defenderse de éste hombre—.
—Corrección, mí cuerpo solo está acostumbrado a tí —Enarco una ceja—.
¿Qué onda con el comentario? Suelto una carcajada por ello. Por un momento detiene su caminar para tomar a nuestra hija en brazos también, nos lleva a las dos al agua.
Cuándo la siento me aferro a su cuerpo haciendo que me mire con esa intensidad, desde ahora que salí con el bikini me ha estado mirando así. Eileen chilla un poco para luego relajarse en el agua.
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Entre Mí Camino
Любовные романыEn un mundo donde el poder y los negocios se entrelazan, Taylor Nobéli, un joven empresario de 26 años, se enfrenta a la presión de ser el heredero de un imperio empresarial que abarca toda Europa. A pesar de su éxito, Taylor lleva consigo las cicat...