24. Un aparente engaño

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POV Christopher


Los golpes en la puerta me alertaron de su llegada, no estaba listo para lo que venía, pero tampoco había opción al respecto, tenía que acabar con todo lo más rápido posible.

Elizabeth entró con su hermosa sonrisa, saludándome con tal alegría que deseé congelar el tiempo. Consideré por un momento olvidar todo, con el único objetivo de conservarla a mi lado eternamente.

- Felicia me dijo que estabas esperándome – se acercó a mí con la intención de abrazarme, como siempre me recibía, me alejé de su toque sabiendo que cedería con su cercanía e, incapaz de conservar su mirada, me senté detrás del escritorio. El movimiento casi me destruye y más cuando sus ojos reflejaron el dolor al rechazo. Estaba confundida y sabía que su mente estaba buscando alguna razón de mi actitud. - ¿Está todo bien?

La preocupación presente en su voz me hizo odiarme, pero podrían ser mis oídos engañándome, después de todo estos meses solo he visto y oído lo que he querido ignorando la verdad que estaba enfrente de mis propias narices.

El café en sus ojos era cauteloso con sentimientos tan revueltos como los míos. Quería tocarla con desesperación, pero me mantuve congelado en mi asiento usando el escritorio de escudo y barrera, no podía permitirme perder la concentración.

- Necesitamos hablar, toma asiento por favor – era mi voz de negocios, fría y distante. Elizabeth la conocía a la perfección por lo que enderezó su postura al escucharme y tomo asiento sin decir palabra. La preocupación en su rostro fue reemplazada por precaución. Era la mirada que le daba a su familia, lista para protegerse si fuera necesario. ¿Podría algo destruirme más qué esto? – Está mañana recibí información muy delicada – saqué el sobre manila del cajón, extendiendo mi brazo para que lo tomará.

Lo abrió con cuidado sacando lentamente las fotos. Me sabía de memoria las imágenes, las había estudiado por horas buscando alguna pista de su inocencia, algo que me dijera que ella seguía siendo la mujer de la que me enamoré. Primero vio la foto donde claramente hablaba con el abogado del estúpido de Arturo Merckel, justo enfrente de su departamento. Después era dos imágenes de uno de los ingenieros que despedí hace meses por usar información clasificada para beneficio de Merckel, en una foto se encontraba siendo recibido por la secretaria de Elizabeth y guiado hacia su oficina y la otra foto el ingeniero salía de su empresa con unos papeles bajo el brazo.

La última foto era la que más me dolió, ella salía claramente en el centro. Le entregaba personalmente a uno de los abogados contrarios el sobre que contenían los papeles de NOVA, los papeles con los cuales me estaban amenazando para dejar mi cargo, algo que obviamente no aceptaría. Ya manejaría a la junta directiva y a cualquiera que haya cedido a las demandas del idiota de Merckel, pero la mujer enfrente de mi era lo más importante por el momento. Tenía que eliminar mi punto débil.

- ¿Qué significa esto? – no ocultó la sorpresa y ... temor - ¿Éstas siguiéndome? –

No esperaba esa respuesta y aunque podría ser una actuación, la acusación de seguir a Elizabeth y mantenerla vigilada me ofendió de sobremanera.

- ¿Qué es esto Christopher? – repitió con mayor fuerza

- No es necesario que continúes con la farsa – las palabras quemaron en mi lengua, el hechizo de la felicidad estaba oficialmente roto. Nunca me hubiera atrevido a hablarle de esta manera después de todo era Elizabeth, mi Elizabeth.

- ¿Disculpa? – su confusión era tan natural, que casi me convencía de que fuera real.

- Son pruebas... de que fuiste tu quien le entregó al Sr. Merckel información confidencial de mi empresa, dándole posiblemente una vía fácil de escape. No muy eficiente lamento informarte, porque en ningún universo cedería ante sus cobardes demandas y mucho menos aceptar el trato que ofreció. Perdiste tu tiempo Elizabeth, tus esfuerzos no sirvieron para nada.

UN POCO MÁS QUE ORDINARIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora