1. Cafetería

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Casi todos los días iniciaban de la misma forma, acudía a la cafetería que se encontraba a diez calles de mi departamento, porque el aroma del lugar me recordaba a la casa de mi abuelita: café, piloncillo, vainilla y un poco de lilas. Iniciar mis días con estos recuerdos era como un ritual, así que Gracy's era especial y valía la pena cada uno de los pasos que tenía que dar para llegar a este pequeño tesoro.

Al atravesar las puertas de cristal, el cálido aroma que amaba me golpeó con fuerza y casi, solo casi, pude sonreír, fue cuando supe que tristemente mi ritual no funcionaría el día de hoy, mi mal humor y ansiedad no iban a ceder tan fácilmente, un efecto común al verme obligada a ver a mi familia, y por lo tanto era algo que siempre buscaba evitar a cualquier costo, pero mi hermano se iba a casar y justo en menos de dos horas tendría que acudir a su almuerzo de compromiso, al cual me habían hecho prometer, más veces de las que podría contar, que acudirá en forma presentable y a tiempo.

El lugar se encontraba lleno de personas solitarias, metidas en sus asuntos de trabajo, escuela o de ocio, laptops sobre las mesas, música sonando en las bocinas de los techos, volumen bajo y todo como de costumbre, hasta que una risa escandalosa rompió el equilibrio, todos, incluyéndome buscamos el origen. Dos mujeres hermosas, se encontraban mirando con mucho interés a un hombre del otro lado de la cafetería, pegado a las ventanas de vidrio, este se encontraba con la vista fija en la pantalla de su computadora sin inmutarse, las mujeres no disimulaban, todo lo contrario, querían ser notadas pero el hombre no brindó ninguna señal de reconocimiento.

- Hola Lizzie, ¿Lo de siempre? – había llegado al frente de la fila rápidamente, recibida por un amable y familiar rostro.

- Hola Josh, si, por favor – nunca le había preguntado su edad, pero podía apostar que era menor que yo o tal vez, solo era su forma tan relajada en la que se comportaba.

- Enseguida - asintió y sonrió dulcemente, trabajando con rapidez en mi sencilla orden de capuchino.

En lo que esperaba, me puse a estudiar con más detenimiento al hombre en las ventanas, podía comprender al alboroto de las chicas, la luz que entraba por él cristal le daba incluso un toque fotogénico, casi como si estuviera posando, definitivamente era muy atractivo, mandíbula fuerte, barba de 2 días, cabello oscuro aun húmedo, con camiseta negra sencilla pegada a su...

- Aquí tienes Lizzie, además de un muffin cortesía de la casa – un guiño acompaño su sonrisa casual. Hacía de vez en cuando aquello, me coqueteaba sin llegar a más, solo como si fuera parte de nuestra rutina.

- No tenías que hacerlo Josh, gracias – era un chico lindo, su cabello castaño con destellos dorados en la luz correcta, una personalidad fácil de encajar y definitivamente guapo, trabajaba aquí desde que encontré la cafetería hace 1 año, un sábado después de correr decidí pasear sin rumbo por la ciudad ya que ese día tenía mucho en lo que pensar y él aroma fue lo que me hizo detenerme y entrar, como una invitación demasiado personal.

- Sabes, tal vez un día podríamos...-

- ¿QUE? ¿Por qué no? – el grito interrumpió todas las conversaciones de la cafetería, la mía incluida. Una de las mujeres se encontraba a la orilla de la mesa del hombre, claramente ofendida y apenada - ¿sabes que soy el mejor partido que podrías tener? Muchos quieren salir conmigo, es más, qué tal si me das tu número y podríamos salir más al rato a divertirnos juntos.

- No estoy interesado – el sujeto no había levantado su vista de la pantalla. Pero aquello parecía solo motivar a la chica que ahora lo veía como un reto.

UN POCO MÁS QUE ORDINARIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora