Capítulo 18

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Después de la placentera plática con mi familia los días pasaron con lentitud. Mi mente reproduciendo una y otra vez la conversación como si se tratara de encontrar algo que no fuera horrible ¿Una luz de esperanza?

Nunca hubiera imaginado que aquella discusión me afectaría tanto el humor, pensé que para estas alturas sería inmune a sus palabras, actos y críticas, pero en estos momentos sólo me sentía como aquella chica de dieciocho años encerrada en su cuarto y rezándole al universo por algo mejor.

No podía recordar como llegué hasta mi escritorio cuando Diana entró con un café en mano colocándolo frente a mí.

- ¿Estás bien? Toda la semana has estado extraña – la preocupación en su voz era tan sincera que me dolió no poder responder con más que un asentimiento – Bueno... tenemos un problema

- ¿Ahora que pasó? – La invité a que se sentará frente a mi para continuar.

- ¿Recuerdas al ingeniero de nuestro piso? Tuvo un accidente de auto, está estable, pero tiene tres costillas rotas y un tubo en el pecho por un hemotórax. Lo darán de alta posiblemente en dos semanas. Está consciente y haciendo chistes con el personal del hospital pero se comunicó con nosotros ya que afirma que tuvo una epifanía y entregó su renuncia para mudarse a Canadá, lo cual, personalmente creo que es increíble y me hace dudar sobre lo que estoy haciendo con mi vida, como sea... – tomó aire, sus palabras tropezaban entre sí, parecía que perseguía sus pensamientos para que no se le escaparan de la mano y yo estaba agradecida con su forma de hablar ya que callaba mis inquietudes y me hacían sentir como antes. – El punto... es que dejó su trabajo y tenemos muchos proyectos pendientes que estaban a su cargo, necesitamos encontrar su reemplazo si no queremos que todo se derrumbe – extendió una lista impresa con nombres y una calificación del uno al diez – reduje los candidatos a once, quité los que sabía que no te iban a gustar, los que no tenían el currículum adecuado y lo más importante los califiqué según mi perfecta y nada sesgada opinión – me dio la sonrisa mas grande de orgullo – Como sabes soy excelente juzgando personas, aun así tendrás que entrevistarlos, las salas de juntas están todas separadas por el resto de la semana así que tendremos que usar tu oficina. Sólo dime cuando liberar tu agenda para llamarlos y tener todo listo.

- Diana ¿Cuántos cafés te has tomado hoy?

- Cuatro... ¿por qué?

- Por nada – contuve la risa lo más que pude – podemos iniciar las entrevistas lo más pronto posible, revisa quién podría acudir mañana. Diles que traigan sus cartas de recomendación y tráeme sus currículums para darles una leída.

- En seguida – regresó tan rápido como se fue con una carpeta azul en las manos – ¡Oh! y recuerda que la próxima semana tienes reunión con el Sr. De la Garza y el Sr. Cabrera.

Mientras leía los documentos uno de ellos llamó mi atención. Un ingeniero de unos cuarenta años que mencionaba como su trabajo previo una posición en Nova Tecnologies como jefe de área desde el inicio de la empresa, antes de eso un increíble historial de trabajo ¿Cómo es que terminó desempleado aplicando a una empresa de marketing?


....


Inicié con las entrevistas en la mañana siguiente, la mayoría pudo acudir con el corto tiempo de aviso por el cual me disculpé brevemente. Todos tenían grandes referencias y cartas de recomendaciones, personas desempleadas por cambio de jefes. Bancarrota de sus empresas, negación de aumentos o ascensos y uno porque tuvo que mudarse cerca de sus padres por la delicada salud de estos. Sólo uno, el exempleado de NOVA, no quiso compartir la razón de dejar su trabajo previo, solo dio a entender que no había sido una decisión justa, para nada su culpa y se negó a brindar los números de teléfono de sus jefes anteriores para pedir referencia de su trabajo. Pensé preguntarle a Christopher acerca de esto, ya que no me sentía del todo cómoda con los huecos de información, pero a final de cuentas decidí que no valía la pena gastar su tiempo ni el mío en aquel asunto, ya que, sin poder comprobar con su trabajo anterior, el puesto no era para él.

UN POCO MÁS QUE ORDINARIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora