16. Dulce familia

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- Lizzie, dime que no es cierto, dime que no estás saliendo con ese hombre

- ¿De qué estás hablando mamá? – apenas acababa de atravesar la puerta principal cuando las falsas lágrimas de mi madre me recibieron.

- Hilary me dijo que estas saliendo con el jefe de su papá, ¿Cómo es posible? ¿Después de todo lo que nos ha hecho?

- Aunque así fuera, técnicamente me enteré hoy de todo lo que sucedió.

- ¿Entonces es cierto?

- Claro que es cierto suegra, han salido juntos en muchas ocasiones hasta a su empresa.

- ¿Y tu como estás tan segura?

- Porqué te estamos siguiendo obviamente – levanté una ceja con incredulidad,

- ¿Qué tú qué? – di un paso hacia ella enojada, pero Hilary huyó detrás de su esposo.

- Suficiente Lizzie, contrólate – Diego intervino, sus palabras sólo aumentando mi coraje.

- ¿Acabas de escuchar lo que dijo tu esposa? ¿Cómo se atreve a seguirme?

- ¿Cómo te atreves tu a salir con el enemigo? – gritó Hilary aún detrás de mi hermano

- ¿Enemigo? ¿Quién te crees que eres como para tener un enemigo? Estoy segura de que ni tu nombre sabe – aquello no le gustó, el color en su rostro fue evidencia suficiente de que estaba ofendida, bien. – Además, según lo que entendí son ustedes los que perdieron dinero, no tiene nada que ver conmigo.

- Es nuestro dinero Lizzie, también eres parte de la familia – Diego estaba nervioso, se limpiaba en su pantalón de mezclilla el sudor de las manos.

- ¿Desde cuándo?

- ¿Desde cuándo qué? – preguntó confundido

- ¿Desde cuándo soy parte de la familia? porque no recuerdo que me hayan incluido en eso antes, desde que murió papá he tenido que vérmelas por mí misma – aún mantenía mi voz seria, pero el frío en ella crecía.

- Ay, cariño, no es momento de recordar cosas que no importan, no seas tan rencorosa lo importante es que hoy estamos juntos y debemos mantenernos unidos – dijo mi madre sin poderme ver a los ojos, sus lagrimas mágicamente desapareciendo. Al parecer los dobleces inexistentes en su falda eran más importantes.

- ¿Por qué me llamaron? – mi cansancio y aburrimiento eran obvios – tengo planes así que no puedo quedarme mucho tiempo.

- ¿Seguirás saliendo con él? – agregó Hilary con su cara de petulancia. La ignoré por completo.

- ¿Entonces? ¿Por qué me hicieron venir? – reformulé la pregunta.

- Ayudaremos al Sr. Merckel con su demanda, meteremos a los abogados de la familia así que posiblemente por el tamaño de la situación estaremos involucrados en los medios, en caso de que estés saliendo con el Sr. Cabrera te aconsejo que lo termines – muy pocas veces había visto a Diego tan serio, hablándome como uno de sus empleados, pero claro que ya sabía manejar la situación sin que me afectara en lo más mínimo – No es conveniente con la situación tan delicada y no quiero que te utilicé para obtener ventaja - ¿Utilizarme? Esa fue la palabra que dolió, pero me negué a mostrar el daño.

- Amor tengo una mejor idea y si dejamos que continúen – estaba a nada de perder la paciencia con esa mujer, solo su voz era suficiente para afectar mis nervios.

- ¿Qué quieres decir? – Era divertido ver como hablaban como si yo no estuviera presente.

- Lizzie puede ayudarnos a conseguir la ventaja, teniendo una relación cercana, estoy segura de que puede encontrar alguna debilidad o algún mal negocio, que podamos usar para hundirlo y desacreditarlo, de esa manera mi papá puede librarse de la cárcel.

- No es una mala idea – se sobó la barbilla considerando la idea. Era hora de irme. Seguirían con su conversación que, aunque hablaran de mí no me incluía. Bufé llamando su atención.

- Y tú que estabas preocupado porque me utilizara, cuando obviamente de los que me tengo que cuidar es de ustedes – tomé mi abrigo del sofá para retirarme o mejor dicho huir – No puedo... no quiero formar parte de esto, sea lo que sea.

- Es que no entiendes – mi madre tomó mis hombros con ambas manos – es él quién nos quiere quitar todo ¿Cómo es posible que seas tan egoísta?

- ¿Egoísta? ¿Yo? – era impresionante como seguían tomándome por sorpresa.

- Si, porque no te importa que hayamos perdido absolutamente todo Lizzie – me sacudió ligeramente – deberías de estar del lado de tu sangre y no de alguien que acabas de conocer y que ni le importas, seguramente solo esta jugando contigo como jugó con todos nosotros. Todo esto es ajedrez para él.

- Está situación no me concierne, es un problema legal entre dos personas.

- Por su culpa mi papá irá a prisión – por fin mi cuñada gritó.

- Si tu papá no robó nada entonces no pasará – el rostro de Hilary se llenó de rabia, sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas, pero también vi una peligrosa desesperación.

- Debería darte vergüenza – mi mamá me soltó para ir a consolar a Hilary – nunca fuiste la hija que quise, eres igual a tu padre de ingenua – me congelé, mi garganta empezó a arder, debía irme ya antes de que me vieran romperme. Me había prometido desde el funeral de mi papá que nunca mas me verían llorar, nunca mas me verían vulnerable era una promesa que planeaba cumplir.

Di media vuelta buscando la salida, estaba en el umbral de la puerta cuando Diego dijo una última frase.

- Espero que sepas que tomaremos las cosas en nuestras manos – me advirtió.



Apenas me encontraba dentro de mi carro busqué mi celular encontrando con rapidez el número que quería

- Hola – pude volver a respirar al escucharlo, llenándome de certeza.

- Confío en ti, has lo que tengas que hacer. – no pude ocultar el nudo en mi voz.

- ¿Estas bien? – su preocupación hizo que mis lágrimas iniciarán a bajar por mis mejillas.

- Lo estaré – asentí, aunque no pudiera verme.

- Voy a buscarte, ¿Dónde estás? – escuché como se levantaba de su silla lo que me hizo sonreír.

- No, no, estoy bien, te veo más tarde – no esperéa que respondiera para colgar. Me limpié con el dorso de la mano las lágrimas prófugasantes de encender el carro. Esté no era el lugar ni el momento para dejar quemis emociones tomen control, así que pisé el acelerador.

UN POCO MÁS QUE ORDINARIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora